Me parece alucinante lo rápido que pasan los días. Hace nada era verano y estábamos en Islandia y en 0 coma es Navidad. ¿Hola? Me pasan los días volando y las niñas crecen a una velocidad de vértigo.
Para contrarrestar la velocidad de todo, a ratos paro y las contemplo. Quiero retener cada segundo, porque tal y como son hoy, dejarán de serlo. A veces me desnudo y me miro en el espejo: quiero retener en la retina mi cuerpo de hoy, que también se desvanecerá. A ratos le digo a Mr.M, “abracémonos largo” y dedicamos unos minutos en silencio a sentirnos ahora.
En estos tiempos de inmediatez y de velocidad de la luz en todo, reivindiquemos y saboreemos la pausa. Para vernos de verdad. Para escucharnos de verdad. Para sentirnos de verdad. Pongamos en valor la contemplación del ahora. El sentir, en todo su esplendor, cada momento, cada respiración, cada sonrisa, cada lágrima, cada mirada.
La consciencia plena del momento es el único antídoto para la velocidad de los tiempos que corren . Ojalá resuene
Artículo publicado en Instagram y Facebook el 13 de noviembre de 2019