Lo que os voy a contar no me hace sentir orgullosa, es más, me da cierta vergüenza contarlo y me gustaría, sinceramente, no haberlo tenido que vivir nunca. Pero las cosas son como son y no, a veces, como una quisiera.
«El día que me hundí« me di cuenta de qué me estaba pasando. En ese momento me molestaba muchísimo la felicidad ajena.
La planta de maternidad, con una avalancha de parturientas y bebés por todas partes, me suponía un calvario.
Con el calor que hace dentro de los hospitales, cada habitación tenía la puerta bien abierta y desde el pasillo podías ver las madres recién paridas con sus bebés en brazos. Ramos de flores que llegaban, padres radiantes de felicidad, y familias enteras con abuelos, tíos y primos que estaban de celebración.
Para ir al baño tenía que pasar por ese pasillo y lo hacía con la cabeza baja porque no soportaba ver ninguna de estas escenas.
Celebré que me dieran el alta por no tener que vivir todo esto tan de cerca, a pesar de todo. Aquellos días sólo me sentía segura dentro de las paredes de neonatos.
Allí, con Lua y con aquellos bebés que, de alguna manera, también me había hecho míos, también amaba. Les reconocía el llanto, la circunstancia del nacimiento, la cara de sus padres, sabía si mejoraban las analíticas y si habían hecho caca.
Aquellos no me molestaban, no me molestaban en absoluto. Pero cuando salía de allí, oír llorar a los demás era demasiado duro. Escuchar llorar los que estaban con sus madres, mujeres que recogían sus cosas para irse a casa, mujeres que (algunas) irradiaban felicidad por todos los poros… era superior a mí.
Tenía envidia. Una envidia enorme de que estuvieran todos bien a punto de ir a casa, de que estuvieran juntos y nosotros no. Verlos cada vez que salía de neonatos era como un plantarme en la cara: «TU NO». Y dolía. Me dolía no poder ser yo una de ellas y me dolía, al mismo tiempo, sentir todo esto.
Cuando tomé conciencia de lo que sentía, envidia y rabia, decidí que no me culparía por ello.
Bastante tenía con todo lo que estábamos pasando como para, encima, tirarme más peso encima. Sentía eso y punto. Sentía eso tan feo y no lo podía evitar. Habría que aceptarlo.
Sabía que aquellas madres no tenían ninguna culpa, que sus bebés eran tan bonitos como los de neonatos pero no podía empatizar con ellos. No podía ni quería. Estar tan enfadada con el mundo me impedía la entrada, en mí, de ningún sentimiento de los que acostumbramos a considerar «buenos».
Recuerdo algún momento estar yo inmersa en mi desesperación y agotamiento, oír llorar un bebé en planta y pensar «que se calle ya, que se calle!!!», porque aquel llanto era lo que yo, por culpa de aquellas paredes, no podía oír; el de Lua si lo hacía.
Lo que sentí entonces no se lo he contado a nadie, creo. Lo viví en silencio, en el dolor más íntimo. Era un sentimiento duro, punzante, que se me clavaba dentro y del que no me siento nada orgullosa pero a la vez, entiendo.
Ahora, tiempo después, comprendo profundamente aquel sentimiento y a la vez pienso en todas las mujeres y hombres que en un momento u otro han tenido que pasar horas y horas en una planta de maternidad con infinidad de escenas que ellos no podían vivir.
En mujeres y hombres con bebés ingresados en neonatología con pronósticos graves, niños que quizás (quien sabe), no sobrevivirían y a pesar de todo, tenían que vivir su dolor viendo otros padres y madres con sus bebés sanos, con maletas que se cierran y familias que se van a casa.
Me pregunto en cuántos hospitales unas familias y otras tienen que convivir pared con pared. Cuántas madres con bebés prematuros, con bebés enfermos, tienen que pasar horas y horas en las plantas de maternidad.
Y peor aún, me pregunto cuántas parejas han tenido que despedir a un hijo y salir por un pasillo donde otras familias daban la bienvenida a los suyos.
Cuánto dolor en silencio. Cuántos «TU NO»‘s han tenido que existir…
Ahora, tiempo después, empatizo con todas estas familias y lamento tanto dolor. Tal vez no se podría evitar, lo desconozco… o quizás sí.
Continuará…
20 respuestas
Nosaltres també vam tenir el nostre «TU NO» amb el Nil. Duríssimes 24 hores en aquella planta tan feliç i per a nosaltres tan amarga. Encara ho ploro ara quan hi penso…
Hola Natàlia…
Sí… Que dur… I quines contradiccions que es donen en aquella planta i en tantes plantes de tantes maternitats… Sé que per ells deu ser més pràctic tenir-ho tot junt però que dur que és per als pares que han de pasar per aquests TU NO’s…
Jo, a vegades quan hi penso, també encara ploro… tot i que amb el temps i anant posant a lloc… tot s’asserena.
Una abraçada
Nosaltres vam tenir un abortament amb casi 5 mesos… Després de 3 anys per quedarme embarasada… Es molt dur… Y escoltar o veure un bebé era molt dolorós… Pero sort ara tenim la nostra Olivia… La nostra nena arco iris… Ja té 13 mesos i cada dia l’estimo molt i molt mes… Amb el pas del temps te n’adones que el que va passar va ser per aceptar-ho i aprende… i sobretot perqué encara estem mes units.
Sónia, ho sento molt, que dur que devia ser, ni tan sols m’ho puc arribar a imaginar. Celebro l’arribada de l’Olívia!
Una abraçada.
Porto tota la setmana llegim els teus posts… I Avui he vist aquest comentari que et vaig escriure… L’Olivia ja té 2,5 anys i un germanet de 6 mesos… som una familia molt feliç… Encara que hem tingut un par mes de «tu no».
A mes de la enveja, es pensar en la teva nena gran, que encara es petita (en el meu cas 23 mesos) i no pots estar amb ella.
Moltes felicitats a la petita Lua i a la vostre maravellosa familia
Nosotros tuvimos 3 «tu no».
Hemos pasado por 3 abortos naturales y mientras tu estas con todo tu dolor en esa habitación perdiendo a tu bebé dentro, al lado junto a tu habitación otras están dando a luz o cogiendo a su bebé. Yo también me enfade muchísimo con esos padres felices y esas mujeres con su gran barriga… pero es sólo con el tiempo que entiendes que ellos no tienen culpa espero que la tristeza también se vaya con el tiempo.
Me encanta leerte, gracias!!!
Uf Laura, qué duro… Lo siento muchísimo. Te entiendo perfectamente. Ojalá mamás que lo pasan tan mal en esos momentos no tuvieran que estar en el mismo sitio que los padres que están celebrando la vida. Es demasiado duro. Te abrazo fuerte.
Hola Miriam, a mí me ha estado pasando algo parecido este año pasado y creo que aún todavía me pasa. Me siento mal por sentir así, pero no lo puedo evitar. Resulta que en el 2016, he tenido 2 abortos naturales. Tengo un niño de 2 años precioso y hemos intentado tener otro hijo/a, pero aún no lo hemos conseguido. He leído tu post y me he sentido muy identificada. Estando en el hospital llegaban mamás para dar a luz, y yo ahí sentada esperando a que llegaran los resultados de las analíticas para ponerme unas pastillas y con la imagen grabada a fuego de la ginecóloga cuando me hacía la ecografia y me decía: no tiene latido.
En ese momento no quería ver embarazadas, bebés ni nadie feliz porque yo lo estaba pasando fatal y me venía a la mente ese «tú no» del que hablas. Me ha estado pasando también con amigas, por la calle… no podía evitar pensar… ¿por qué ellas sí, y yo no?. Ahora lo llevo mejor, aunque a veces me entra el miedo a que me pueda volver a ocurrir y vuelve esa envidia. Es una lucha interior tremenda la que tengo. Me ha gustado leerte, porque voy a hacer lo que dices. Voy a perdonarme por sentir así y voy a permitírmelo. A ver si dejando de luchar contra lo que siento y lo que debería sentir, vuelvo a estar bien:
Un beso y mil gracias!
Carmen, lo que sientes es tan comprensible… y provoca tanto dolor… No te culpes. Respira esa envidia, ese dolor, llóralo y deja que poco a poco, pueda irse… Perdonarte hará la diferencia. Un abrazo fuerte.
Es como si estuviera escribiendo yo cada una de tus palabas. La diferencia es que lo mio fue una muerte fetal a las 28 semanas que terminó en un doloroso parto inducido. Muy duro escuchar el llanto de los bebes de la planta de maternidad y lo peor de todo salir del hospital con las manos vacias despues de un parto. Aunque parezca ilógico, el momento de máxima felicidad fué cuando la pude coger en brazos. Supongo que la oxitocina tuvo un papel importante.
Eres muy valiente por hablar abiertamente de tus sentimientos Miriam, no es facil.
Buf, siento muchísimo lo que viviste, no puedo ni imaginar lo mal que lo has pasado. No entiendo cómo, en estos casos, ponen a unas mamás con otras. Unas con hijos y las otras no. Si el dolor ya es horrible, escuchar el llanto de los niños que sí han vivido tiene que ser tremendo. Cuánta insensibilidad en estos casos. Esto tiene que cambiar.
Te mando un fuerte abrazo.
Mi «tu no» es algo muy diferente a todo esto, aunque en cierto modo me siento identificada con esos sentimientos, de dolor y tristeza mientras en «casa de los demas» parece que todo va perfecto. Lía fue concebida a la primera, por así decirlo, y nació sana, el parto muy bueno «pese a todo» y es lo que mas agradezco de todo. Me enteré que el que era mi marido me engañaba con otra mujer a 3 semanas de dar a luz, me callé e hice como que no pasaba nada mientras hacía la vista gorda o no quería ver lo que pasaba, el parto se me adelanto una semana, y mi estado de nervios y ansiedad pasó a un nivel bastante elevado. No me cabía en la cabeza, después de 12 años de relación, que justo en el momento mas bonito de mi vida, pasara esto. Así que sí, yo tenía a mi niña conmigo que es lo mas importante y (quizas no lo puedo comparar con quien habeis tenido que pasar largas estancias en un hospital con la angustia y ese sentimiento que aquí muy bien describes) me fui con ella para casa, para pasar un postparto haciendo de policia, con inseguridad, con las dudas de madre primeriza y ver como su padre seguía mintiendo (en esos momentos no lo ves), solo quieres ver tu familia feliz de -papa,mama,bebe- por encima de todo. Hasta que (como podeis sospechar) llega el día que todo se acaba, que te abandonan recién parida, antes que tu bebé cumpla 2 meses de vida,.. E inevitablemente todo se convierte en ese «tu no», todo alrededor son parejas felices con sus bebes, con sus horas de sueño, con sus mas y sus menos,..y tu no, tu estas sola en este nuevo mundo de la maternidad que aún te queda todo por aprender… Y si, ante todo lo más importante es que mi niña estaba sana, quizás no se corresponda al sentimiento de estar días y días en el hospital sufriendo por nuestro bebe recién nacido, pero cuando sales a la calle a pasear a tu bebe sola, viendo todos los demas «felices»,….. Entiendo perfectamente ese sentimiento de «tu no»… Aunque también he de decir que como madres (y padres, aunque no es mi caso) somos fuertes para superar los obstaculos que nos pone la maternidad y todos los «tu no» porque tenemos a nuestros peques, que cuando nos miran, nos dicen todo con la mirada. Y yo si, me fui para mi casa con mi bebe…pero aunque parezca que eso es lo perfecto… Hay otros «tu no» muy dificiles de llevar. Ahora mi niña tiene 14 meses, ya ha pasado un año, y puedo decir que aunque nos parezca que estos «tu no» solo nos pasan a nosotros mientras todo alrededor es genial, estoy segura que todos estamos llenos de «tu nos» más o menos graves.
Es la primera vez que hablo de esto en un lugar expuesto a todo el mundo, solo quería dar fuerzas a todas aquellas madres y padres que en algun momento, hemos sentido esos tu no, aunque el mío no comparable con esas madres que han perdido a su bebe, creo y siento que algun dia la vida nos compensará.
Muchos besos y muchas gracias por todo lo que compartes en tu blog!
Hola Mamá Luchadora…
En primer lugar, gracias, muchísimas gracias por abrirte así aquí. Gracias por la confianza y por la generosidad. En segundo lugar, todos los tu nos son duros, y no se trata aquí de decir cuál es peor que otro. A cada una nos toca vivir una realidad y nuestros «tu nos» particulares. Siento muchísimo que tuvieras que pasar por esto, no puedo ni siquiera imaginar lo mal que lo pasaste sola y con tu hija recién nacida. Cuando más necesitas tener a tu compañero cerca, quedarte sola, sin nadie apoyando a la díada madre-bebé… Se me rompe el corazón. Pero te leo fuerte y segura, y eso me alegra.
Te mando un fuerte abrazo, para que nuestros tu nos, los de cada una, se fundan y se vayan disipando!
Cómo lo entiendo. Un aborto y años buscando un embarazo mientras mis amigas o conocidas se iban quedando embarazadas. Y había que fingir alegría. Bueno, no les deseaba nada malo, pero era ese… Y por qué yo no?
Cuando lo conseguimos todo iba bien hasta que dejó de crecer, placenta pequeña, preeclampsia, y con 34 semanas, tamaño de 29 y 1,400 de peso nació mi pequeña. Eso sí, parto vaginal inducido, y cesárea de urgencia porque si no mi peque se quedaba. Todo unido a una lactancia desastrosa e imposible.
Tres semanas en neonatos y cuando me dieron el alta y ella se quedó allí… El camino de mi casa al hospital viendo madres con sus bebés… Era envidia, mucha, por qué yo no puedo tener eso? Otra vez venían esos pensamientos.
Ahora, dos años después y con todo muy asimilado piensas: tenía que ser así todo está bien y con esto me he hecho más fuerte.
Pero sí, se siente envidia y rabia y mucha.
Nosaltres també vam tenir el nostre ‘Tu no», quin cop més dur, mai de la vida he plorat i patit tant! Crec que és una espina clavada que encara no he superat. Vam estar 15 dies a la UCI i després d’infinitat d’ingressos, ja portem 3 operacions. A dia d’avui, ja fa 6 anys, i encara ens queden operacions pendents. Entenc perfectament el que has escrit i ho comparteixo. També penso que falta molta empatia per part de les persones que per sort no han viscut aquests moments tan dolorosos i que marquen tan fort com a mare.
Nosotros tambien pasamos por dos tú no.. tuvimos dos abortos. Dos veces en un quirofano despidiendome de mi bebe (aunque para muchos no fuera un bebe aun) y en el quirofano de al lado bebes llegando al mundo.
En el segundo, el dia que entre en quirofano para el legrado, era el dia que salia de cuentas del primer aborto. Fue muy duro. Muchos sentimientos, poco comprendidos..
Sigo tu historia y me alegro mucho de que a pesar de todo lo que pasasteis, esteis bien y seáis una preciosa familia. Un abrazo
Uffff, yo lloraba amargamente cada vez que, esperando para subir a ver a mi hija, las mamás se iban de alta a sus casas con sus bebés y yo no podía… y lloraba cada vez que salía una recién parida con su bebé piel con piel hacía la habitación y yo no lo había podido vivir… mucho dolor y mucho sentimiento…
Hola, la primera noche de hospital tras el parto, mi hija lloraba y la chica que estaba en la cama de al lado también, le decía a su pareja que ella también queria que su hijo llorase y ella poderlo coger, entonces estaba en neonatos. Se me partía el alma al escucharla, y trataba desesperadamente que mi hija dejase de llorar. Desde entonces siempre hablé de esa experiencia como la más dura que viví esos días, incluso más que las 36 horas de parto. No entiendo y seguiré sin entender cómo no se da apoyo psicológico a estas mamás y aún peor cómo se las expone a ese sufrimiento. Me gustaría que todo eso cambiase. Mi punto de vista desde el “yo sí”.
Hola Míriam, m’he sentitidentificada amb aquest article. Salvant les distàncies, vaig sentir aquesta enveja quan vaig perdre el meu petit i em van ingressar a la planta de maternitat per fer-me la intervenció. Veia nens acabats de néixer en braços dels seus pares mentre jo començava a assimilar que el que portava dins no naixeria mai. En el meu cas aquesta enveja no vaig ser capaç de canalitzar-la a través de la ràbia. Em va sortit en forma de tristesa immensa, una tristesa profunda que no havia experimentat mai abans d’aquella manera.
Recordo que, un cop operada, el meu company va anar a demanar més compreses perquè sagnava força i l’infermera li va contestar amb un esquerp “això ja us vam dir que calia portar-ho de casa!”. Ens havia confós amb una família que acabava de parir. Clar, era la planta de maternitat i els avortaments poca presència teníem.
L’organització i gestió dels hospitals a vegades tampoc no ens ho posen fàcil.
Los pelos de punta al leer tu historia y las que estan escribiendo en comentarios. Y si es tan duro ver que otros tienen lo que tu deseas. Yo tuve a mi nena y ese dia apenas pude disfrutar de ella tranquila porque todo aquel que lo supo no podia aguantar sus ganas de vernos… asi que 8 horas de visitas una tras otra y cuando llega la hora de descansar, ya se hace de dia viene el pediatra y se la lleva a neonatos por un posible soplo y la respitacion acelerada. Entre lagrimas su padre y yo bajamos a neonatos y en una incubadora nos la encontramos a nuestro bebe gigante que con 4 kg nadie se espera acabar ahi.
Pero despues de una semana viviendo en neonatos, teniendo que poner buena cara a las visitas que seguian viniendo y mirar con alegria y celos a los que se iban marchando de alli… Por fin nos dan el alta y nosotros seremos la causa de los y tu no de los que se quedan.