18 de agosto del 2011
He tardado un poco en escribir estas líneas porque con la cicatriz de la cesárea, que aún me dolía, y el montón de situaciones nuevas que han llegado a nuestra vida con tu nacimiento, no he encontrado ni el tiempo ni la calma para hacerlo.
Estoy en pleno postparto y me gustaría describirte cómo es eso de que tanto había oído hablar pero me temo que me costará… porque es un nuevo estado, absolutamente desconocido para mí, que estoy viviendo, creo, de una manera plena y placentera. Superada la fase de agotamiento y de recuperación del parto, ahora puedo decir que todo es más fácil. Me siento tan feliz de tenerte aquí, en casa con nosotros, que a veces tengo la sensación de que casi no puedo ni respirar… Recuerdo perfectamente el momento en que entramos en casa. Yo te llevaba en brazos y tú estabas despierta, con unos ojos como platos. Atravesamos la puerta y te dije: «Bienvenida a casa» y no pude evitar emocionarme… no tanto de llorar, porque no me cayó ninguna lágrima, sino de una manera más profunda y silente, sintiendo dentro como mi corazón se engrandaba con esta nueva sensación de ser tres. La puerta ya no la cruzaba una pareja, sino una familia. Me senté en el sofá y te di el pecho. Respiré profundamente porque aunque de hecho, todo estaba por llegar, una parte del proceso, ya se había acabado. Un proceso que para mí había sido difícil y que me había dejado como si me hubiera atropellado un camión.
Yo estoy contenta y feliz, muchísimo, con las hormonas totalmente descontroladas y con la leche que me brota de los pechos a los que no tienes ningún tipo de dificultad en agarrarte. Pero él… él hace una cara de satisfacción y plenitud que me estaría horas mirándolo! Desde que llegamos a casa que no para; es como si ahora que participar de las cosas (porque en el embarazo es obvio que no podía tanto porque la de la barriga era yo), le faltara tiempo! Tengo la sensación de que ya tiene ganas de llevarte al parque, y de enseñarte el mar, la nieve, o de hacer plastilina! Lo veo vinculado a ti y feliz, y eso me emociona.
La sensación que tengo yo es que es obvio que estés en casa, que es natural, como tenía que ser. Tengo la sensación de haberte tenido con nosotros toda la vida y de hecho sólo hace una semana que naciste. Todo el mundo nos pregunta si dormimos y contesto que sí, porque es verdad. Mamas cada noche, evidentemente, pero dormimos. Hay gente que nos mira con cara de pena como diciendo «ay, pobrecitos, lo duro que debe ser eso de los inicios», pero yo no lo siento así… sé que lo hubiera podido ser, pero ha ido todo rodado desde que saliste de mi barriga y una vez hecha la “gran llorada” después del parto, me he quedado muy tranquila, muy serena, dispuesta a acogerte.
Algo que he aprendido es que el reloj, en esta etapa, más bien estorba. Porque no tiene sentido mirar cuánto hace que no mamas o saber si «ya toca», o cuántas veces te despiertas por la noche necesitandome. Te doy el pecho, te acuno, y te mimo como me sale de dentro,… como si hubiera un sendero marcado por mi instinto y me fuera extremadamente fácil seguirlo. También me ha sorprendido el montón de consejos que me llegan de todas partes… pero algo me dice que he de escucharte a ti, que tú me guías,… tú y ese instinto que hace que se desvanezcan todo tipo de dudas que a veces, llegan del exterior. Sé que son fruto de las mejores de las intenciones, pero a veces no me ayudan, al contrario…
Soy consciente de que acabamos de empezar la aventura, pero estoy contenta, ¿y sabes por qué? Porque veo que es una aventura que me gusta vivir.
3 respuestas
moltes felicitats……. tenim tres filles, la clara de 10 anys, la mariona de 4 i la blanca de 2 anys, i llegir el teu bloc ens fa reviure sensacions agradables, molta sort
Muchas felicidades!! Me siento muy identificada con tus palabras.. yo también me sentía muy parecido…