11.8.2011
Tengo contracciones muy seguidas pero me dan pausa para descansar y recuperar fuerzas. Estoy serena y tranquila, concentrada en la respiración. Él me acompaña y me apoyo en sus brazos cuando lo necesito. A ratos ando, pero cuando me viene una me tengo que poner a cuatro patas en el suelo, o poner los brazos y la cabeza contra la pared, como si quisiera moverla hacia otro lado. Soy feliz con estas contracciones porque sé que cada una me acerca un poco más a ti. Me siento emocionada y contenta porque el momento ya ha llegado y tenía muchas ganas, y también porque sé que estoy a punto de vivir el instante más importante de mi vida. Las contracciones son dolorosas pero las soporto bien, me siento fuerte mentalmente y sé que todas son necesarias, que hacen su función. Te abrazan y te empujan hacia abajo, por donde tienes que salir. Me conecto a ti y te digo que no tengas miedo, que mamá está aquí, para ayudarte. Te digo que lo estamos haciendo juntas, que te abro camino, que me abandono con cada contracción para que puedas pasar y vengas a nosotros….
El ginecólogo me dice que lo estoy haciendo muy bien y al poco, noto que tengo que empujar. Tengo unas ganas locas de hacerlo… Y me viene a la cabeza una cosa: «¡Ya falta poco!» Y me animo casi sola. Buscan un espejo y me enseñan tu cabecita llena de pelo que está a punto de salir. «Ya está aquí, empuja fuerte, que ya está aquí», oigo de lejos… Soy feliz y ya no siento nada más que ganas de abrazarte. Me parece que grito, que grito mucho. De repente me dicen, «¡mira, cógela, toma!» Y me incorporo aún más para cogerte toda húmeda unida a mí con un cordón grueso que aún no cortan. Te pongo sobre el pecho y te miro. Eres preciosa. Soy feliz, muy feliz… y mientras siento una plenitud inmensa y una euforia enorme, él nos abraza y noto que llora, y me dice al oído: «Enhorabuena. Acabas de dar a luz a nuestra hija, acabas de parir a Laia».
Este es el parto que yo imaginaba que tendría cuando tu estabas en mi barriga. El parto que tuve sólo se pareció en las contracciones que viví plenamente y durante más de tres días. Por lo demás, nada fue como me esperaba.
Primera, mi parto no fue largo, fue eterno. Tuve contracciones durante días y durante este tiempo, mucha intimidad, alguna lágrima, mucha pareja y mucha paciencia que iba perdiendo a ratos. Cuando finalmente fuimos al hospital fueron aún 13 horas más de parto… Parecía que no iba a parir nunca. En algún momento tuve incluso la fantasía que sería la única mujer del mundo a quien su hija se quedaría dentro para siempre! Finalmente, las caras de interrogante de matronas y ginecólogo, porque estaba claro que aquello no avanzaba, que no llevaba un curso «normal», que algo «fallaba». De pronto aquella frase: «tenemos que hacer una cesárea», por suerte, no de urgencia, pero que me rompió por dentro y que al mismo tiempo me anunciaba que aquella agonía estaba a punto de terminarse.
En quirófano; frío y sola, y en menos de 10 minutos, estabas fuera. Sensación de vacío en la barriga, y llantos, llantos interminables, no tuyos, sino míos. Lo lloraba todo, el parto que no había tenido, la operación que me acababan de hacer, la soledad de habernos separado con tu padre, verte tan sólo 5 segundos, el tiempo de decirle a la oreja «te quiero, te quiero»… y el rato que sabía que pasaría en reanimación, también sola. Sin ti, después de haber estado 9 meses 24 horas juntas. Lloraba tanto que pensé que no podría volver a hacerlo nunca más porque ya no me quedarían lágrimas.
Después ver a tu padre contigo en brazos con la cara más feliz que le he visto nunca, diciéndome: «¡es preciosa!» Y saber que justo después estaríais piel con piel esperándome. Al cabo de un rato interminable, el reencuentro los tres, como debía ser. Recuerdo perfectamente cómo y cuándo te abracé. Cómo te cogí, cómo te puse en el pecho, con lágrimas en los ojos (¡aún me quedaban!) esperando que estuvieras despierta y te pudieras agarrar al pecho sin problemas. Por suerte, así fue, y entonces, mientras mamabas y él me acariciaba volví a llorar, pero esta vez, de sentirme otra vez contigo y con él, de sentirme al fin, otra vez completa.
18 respuestas
Justo como lo soñé, justo como me pasó a mi tambien…
En mi caso luego de estar 30 horas en casa soportando bien las contracciones, llegué al hospital (3 am) en donde encontré un residente que me ARRUINO, arruinó mi sueño, y lo peor me lastimó. Me acostó sobre una cama, yo sentía morirme, no podía respirar y esperó a que venga una contracción y me hizo un tacto horrible… En ese momento, perdí el control, me asusté, me desmoroné cuando me dijo que no tengo ni 4 de dilatación y cuando me ordenó que me quede así, sin poder caminar. Era la primera vez en mi vida que iba a un hospital en calidad de «paciente» y quería salir corriendo. Llegó mi gine y me dijo que me pondrían oxitocina sintética. Me negué rotundamente. A los 5 minutos me dijeron que la niña tenía taquicardia. Yo pedí la cesarea, sí, porque no estaba dispuesta a pasar por otra manipulación como aquella, porque quería tener a mi niña en brazos y salir corriendo de ahí, porque mi gine ya me había dicho que de la episotomía no me salvaba…
La cereza en el pastel fue esa separación absurda de mi hija y mía por 7 horas, so pretexto del personal médico de que se le bajara la glucosa, pretexto que utilizaron para dar fórmula a mi niña, dificultar nuestra lactancia y quien sabe originar una APLV que no pasó si no a los 18 meses.
De todo esto me quedo con el mayor regalo: MI HIJA, una niña sana, criada con todo el amor y respeto del mundo y una feliz lactancia de ya 29 meses! Las dos nos portamos como guerreras, en una batalla que ni sabíamos que debíamos pelear…
Muy lindo tu relato y gracias por permitir mi desahogo!
Hoy lo comentaba en el programa; en cierto momento, una palabra del equipo médico te puede animar o te puede hundir… Tendrían que ser más conscientes de ello, sin duda. Siento mucho que tuvieras esta experiencia… Y lo de los tactos…! Como la misma palabra indica, los tactos tendrían que hacerse con «tacto», y no como se hacen muchas veces, sin pensar que se está entrando en una zona muy delicada, con mucha carga en todos los sentidos… Qué poca sensibilidad tienen algunos…
Gabriela, gracias por compartir tu experiencia en el blog.
Míriam
Pell de gallina. A nosaltres també ens van separar, el Cauâ es va estar un dia a neonats, però jo estava tan eufòrica, sentía tan d’AMOR, que crec que l’angoixa no tenía cabuda en aquells moments. Només recordo ànsia, primer per tenir-lo amb mi les 24h i després per marxar cap a casa tots tres.
Recordo com si fos ara quan va néixer el Cauâ i les ganes que tenia de què us el donessin i el poguessis tenir a sobre, retrobats altre cop, com havia de ser… És un nen fantàstic, Dinma. Enhorabona.
Mira que no quería porque me voy hoy de vacaciones y estoy super positiva pero no te imaginas lo que he llorado con tu post.
Me ha recordado tanto al mío, se han revuelto dentro de mí tantas sensaciones…
Es como esa herida que parece que nunca cicatriza y que cuando la recuerdas te vuelve a doler y te hace llorar.
Yo tampoco me imaginé así mi parto, en realidad, no tenía una idea preconcevida de como sería, pero lo que sí sabía es que no tenía nada que ver con lo que pasó durante aquellas interminables horas.
El mejor compañero en ese baile de lágrimas, el milagro de la vida. Tu hija.
Cuánto siento haberte hecho llorar justo en un día tan alegre como hoy para ti, que empiezas el merecido descanso… Sin embargo, te entiendo perfectamente. Yo misma, mientras preparaba el programa de hoy, mientras escribía, recordaba y se me removía algo dentro. La cicatriz esa invisible que te dejan los partos con mal sabor de boca. Que sí, que los niños son preciosos y están sanos. Y es fantástico, pero una cosa no quita la otra… y aquella cicatriz permanece. Y acabamos conviviendo con ella… yo incluso, he empezado a amarla, por todo lo que me ha traído de aprendizaje.
El meu primer part s’assembla molt al teu, Míriam. Després d’hores a l’hospital, va venir un ginecoleg i em va dir que no avançava, era hora de cesària. Vaig tenir la sort de que van deixar entrar el meu marit, jo recordo que només plorava, vaig entrar plorant a quiròfan i en vaig sortir plorant. I el que més recordo eren les paraules absurdes de tot el personal sanitari: «no ploris, tens un nen preciós», se que ho feien amb tota la bona fe del món però en aquells moments només necessitava o que em deixessin plorar o que algú em digués: «plora, deixa-ho anar…» i ni una cosa ni l’altra. Al cap d’una estona, no se exactament el temps però a mi se’m va fer etern, recordo que em van pujar a l’habitació i allà m’esperaven els meus pares, el meu marit i el bebè i jo continuava plorant. Tinc la imatge del meu pare dient-me: «plora filla, plorar és sa i mira quina preciositat de fill que tens!!!». Allò em va calmar, per fi algú m’entenia!!!!!!!
Ai, Anna… com t’entenc! Jo també plorava i em deien: «no ploris», just en el moment que més necessitava fer-ho… No agrada veure patir a la gent, per això se’ns diu de seguida que callem, perquè el nostre dolor a vegades remou el seu. És inevitable i també ho entenc… ens agrada més la gent alegre, contenta… Però hem de poder-nos expressar lliurement, per després, retrobar-nos amb aquell fill i poder estar el màxim de disponibles i tranquil·les possible… Que savi el teu pare!
Míriam!
l’Agnès encara no ha nascut… seguim esperant… intento esperar sense desesperar (com tu dius!) començo a entendre que el procés del part no el podré controlar (que difícil!)
Com tu somio que tot anirà com el primer cas que tu descrius. No tinc por al part, el que si que em fa por és que no respectin tot el procés fisiològic, que per presses o per comoditat o pel que sigui… em facin una cesària o me li endollin un complement!!!
Quines ganes de que neixi! quines ganes d’abraçar-la!
Gràcies Míriam unc cop més per compartir la teva experiència!
Marina… quina emoció! Ja falta realment poc per veure-la,per abraçar-la… Però no desesperis… què són uns dies comparat amb tot el temps que tindreu per estar juntes? Confia en ella, ella sap quan ha de sortir. Que tingueu un fantàstic viatge cap a la retrobada primera. I si vols, quan hagi passat, m’encantarà que la comparteixis al blog. Una abraçada ben forta per tu, per ell i per l’Agnès!
No sé si serà fàcil superar el programa d’ahir…. Molt emocionant i molt íntim…. Fantàstic! Felicitats a tots els que hi van participar
Gràcies Marta! Celebro que t’agradés! Cada dia intentem superar-ho!
m’agradat molt el programa del 11/8/11. Has aconseguit plasmar totes les situacions.
Jo vaig tenir molta sort, vaig tenir un part natural, llarg (gairebé 48h) pero lleuguer. Pero sobretot vaig tenir molta sort amb, en aquest cas, la professional que hem va atendre.
Tot i tenir una nit de bojos (hi va haver 5 parts en la mateixa nit) la comadrona no va perdre la paciencia ni un segon, va estar al meu costat i hem va rcolzar com si fós la meva mare. I ho vam fer tot entre les dues, sota la mirada atenta del pare que hem va acompanyar en cada respiració. No vam necessitar ni ginecoleg, no vaig ni trepitjar la sala de parts. Vaig poder fer tot el treball de dilatació a casa i vaig parir a la sala de dilatació 4 hores desprès de ingresar.
Tot va anar rodat: «deixar-se portar» deies tu en el programa. No puc estar més d’acord, l’éxit del part és l’éxit de coneixer-se a una mateixa i saber que necessites per a relaxarte, de poder confiar cegament en la persona que t’ajuda i deixar sortir «el ser salvatge».
Impacient per els próxims programes. La lactància no va anar tant rodada: pero això és un altre història.
Hola, Gemma! Quina sort aquest part… I la lactància… a vegades no és fàcil; es necessita informació, gent al voltant que hi entengui, que els consells que et donin siguin eficaços i correctes… Dijous no podrem parlar gaire de lactància, hi ha massa pocs programes! Però tractarem el postpart i aquests inicies a vegades «dificultosos». Una abraçada.
Míriam!
Per fi he escoltat el programa! I he recordat el nostre part (fa sis mesos) com si fos ahir. Que curiós, avui precisament miràvem el vídeo del part, amb el Zètic amorrant-se al pit de la Wang Can, i ens n’emfotíem de com de lleig que va sortir.
Quina sort aquestes que van poder-se posar l’epidural a última hora. Quan li vem demanar a l’infermera d’aquell hospital, un dels millors de la ciutat, ens va mirar confusa i ens va dir: ‘d’això no en fem servir, aquí. ens ho hauríeu d’haver demanat abans’.
M’ha encantat sentir la teva veu, tan clara, tan harmònica.
Gràcies Sergi! Pensa-ho en positiu, el Zètic no va rebre gens d’anestèsia i la Wan Can va poder veure que és capaç de parir. De tot s’aprèn, sens dubte. Celebro que t’hagi agradat i que em segueixis des de tan lluny! Tinc moltes ganes de veure’t. Una abraçada.
Avui he descobert el teu programa per la ràdio i aquí estic visitant el teu bloc. La meva nena tansols té 6 mesos, però quins sis mesos més intensos: es pateix, es riu, es plora, però sobretot s’és molt feliç..
Llegint aquest post m’he recordat del meu propi part, tant recent i alhora llunyà (han passat tantes coses des d’aleshores, allò només va ser el principi!).
Volent fugir dels parts altament intervinguts la meva parella i jo vam decidir que la nena naixeria en una casa de parts, en un part natural. I així va ser. Va ser molt i molt llarg: vaig passar tot un dia amb contraccions irregulars a casa i després 18 hores en la casa de parts. No obstant en tot moment em vaig sentir molt ben acompanyada per la meva parella i les llevadores que em van assistir. (T’haig de confessar que jo també vaig arribar a pensar, com dius tu, que que passaria si la nena no sortís mai.. ). Però al final tot va anar com tocava. La nena va néixer i aquella primera mitja hora en la que ens van deixar sols, a la nostra petita família, van ser els moments més feliços del món..