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Hasta el 6 de enero
tener mas de un hijo

Tener más de un hijo: cómo gestionar el no poder dividirnos

Tienes más de un hijo y un día te das cuenta que, a ratos, no puedes atenderles como te gustaría. No, no puedes dividirte. Y esto te provoca una gran frustración. ¿Cómo gestionarla?

Mi hija pequeña está en esa fase en la que le apasionan los poderes. Quiere el poder de Elsa de Frozen y los de Lady Bug. Quiere los poderes de las hadas y todos los que salen en los cuentos y a menudo me pregunta que cuál quiero yo y lo tengo clarísimo aunque ella todavía no lo entienda: el poder de dividirme y estar con las 2.

La primera vez que sentí lo mucho que anhelaba ese poder fue cuando, recién nacida, ingresaron a nuestra hija pequeña en neonatología. Tener que estar o con una o con la otra me mataba y lloré lo que no está escrito. Me dolía el cuerpo y el alma.

Entré en esas sensaciones de golpe y sin anestesia pero rápidamente me di cuenta que, a pesar de que ya no eran tan horribles como esa primera vez, seguían sucediéndose situaciones en las que deseaba profundamente poder dividirme.

Pero no: hay muchas veces en que no podemos estar con los hijos a la vez simplemente porque no podemos dividirnos. O podemos estar pero no con la presencia que necesitan y querríamos.

Sí, yo quiero el poder de la ubicuidad que el diccionario define como “la cualidad de estar presentes en todas partes al mismo tiempo”. Sí, lo sé, una ilusión.

El otro día la mayor se encontraba mal; tenía mucha tos y llegó ese momento de decidir ir al médico. Era tarde y la peque tenía sueño así que por primera vez en 7 años y medio no la acompañé a urgencias.

Era lógico y ella misma lo comprendió sin objeción pero yo me he quedé con esa sensación de querer estar en los dos sitios. Poder estar al 100% para cada una cuando quieran a mamá. Poder dividirme y no tener que echar de menos a ninguna de las dos.

¡Qué raro se me hizo! Pero me di cuenta que en estos años de bi-maternidad había habido un crecimiento en este sentido: he aprendido a gestionar esa frustración y hoy quería compartirlo contigo.

CÓMO GESTIONAR EL NO PODER DIVIDIRNOS

1. Aceptación

Aceptar desde el inicio que habrá situaciones en que nos frustrará mucho no poder darles a los dos, o a los 3 lo que cada uno necesita en ese preciso momento. Aceptarlo quiere decir no sentirnos malas madres por no tener un poder que es, simplemente, imposible de ostentar.

Aceptarlo es no fustigarnos con el látigo cada vez que se produce una situación así.

Aceptarlo es aceptar de corazón que también de estos momentos podemos aprender muchas cosas que nos serán muy útiles en otros momentos. Aceptarlo es también crecer.

2. Tiempo

Tener mucho tiempo con nuestros hijos, compartir conversaciones, mimos, cuerpo, juegos y estar muchas horas con ellos en nuestro día a día nos harán más llevaderos los momentos en los que no podremos dividirnos.

3. Confianza

Confiar plenamente en las personas que atiendan al que en ese momento no podemos atender es crucial.

Si no confiamos es muy difícil aceptar la situación y quedarnos tranquilas. Si yo no hubiera confiado en que mi hija estaría muy bien atendida por mi marido esa noche, lo hubiera pasado fatal. Confiar en que quien les cuida llegará a donde nosotras, en ese momento, no podemos llegar es importantísimo.

4. Exclusividad

Buscar momentos de exclusividad con nuestros dos hijos, o tres, hará también más fácil aceptar que a ratos no podamos atenderles como querrían. Les será más fácil aceptar que “mamá ahora no puede porque está con el peque” si nos han tenido antes, si les hemos atendido, si les hemos escuchado, que si no han tenido la sensación que les hacíamos caso en todo el día.

5. Poner palabras

Hablar con nuestro hijo de esos momentos. En lo mucho que sentimos que a ratos, que nos prefiere a nosotras, no podamos atenderle y tenga que hacerlo otra persona. Decirles que nos encantaría, que le entendemos, que es normal que se enfade y se frustre,… y que buscaremos otros momentos en los que podamos hacer las cosas que le gustan juntos.

Verbalizar lo que sentimos y darle espacio para que nos explique como se siente nos ayudará a los dos.

6. Confiar en ellos

A veces les creemos muy poco capaces de capear la situación, de entenderla y manejarla. Si no confiamos en que puedan hacerlo, es posible que les transmitamos esta sensación “no podrás soportar que yo no te atienda” y efectivamente, se sentirán incapaces de soportarlo.

Si confiamos profundamente en ellos es posible que sientan nuestra confianza y les ayude a transitar por esa situación frustrante de no tener lo que quieren, en este caso a nosotras.

7. Incondicionalidad

Que nosotras integremos que el hecho de que en un momento puntual no podamos estar con ellos no quiere decir que no estemos profundamente con ellos en todo momento y en todo.

Que ahora no podamos ducharle no significa que no le apoyemos y le amemos con todo nuestro corazón.

A veces nos quedamos “atrapadas” en el sentimiento de abandono “es que siento que le abandono”, “es que tengo miedo que se sienta abandonado” y no. No abandonamos a nadie. Nuestro hijo está atendido. Nuestro hijo está bien. Simplemente la vida a ratos no es tan fácil como nos gustaría. Nada más.

Y que no estemos en un determinado momento para nuestro hijo no quiere decir que no ESTEMOS CON ÉL en el sentido más amplio.

8. Estamos vinculados

A veces tenemos miedo de perderle. De que nos quiera menos porque ahora, por lo que sea, no podemos hacer lo que hacíamos antes porque, por ejemplo, acabamos de tener un bebé. Bueno, si nuestro vínculo quedara roto por eso estaríamos todos apañados.

Nuestro vínculo es mucho más fuerte y estamos unidos más allá de estas anécdotas cotidianas que sí, frustran, pero que forman parte de la vida. Confía en vuestro vínculo invisible pero existente.

9. El tiempo ayuda

A medida que van creciendo, ese dolor por el hecho de no tener el poder de la ubicuidad es menos doloroso. Les vemos menos vulnerables y dependientes y eso ayuda mucho, la verdad. Confía en que estos momentos duros se irán disipando y cada vez serán menos. 

10. Respira

Respira lo que esa frustración te hace sentir por dentro. Céntrate en lo que sientes y respíralo profundamente soltando y dejando que se vaya. Ya sabes, las emociones vienen y van. Transita por ese va y viene desde la serenidad y la calma, y sobre todo, sin culpa.


El día que fueron a urgencias, cuando le contaba que iría con su padre le dije: “no estaré contigo físicamente pero estaré de otra forma, ¿lo sabes, verdad?” y me dijo que sí.

Porque hace muchos años que hablamos del hilo invisible que nos une. Que nos unía antes de que estuviera en mi vientre y que nos unirá cuando yo muera. Estoy con ella aunque no estemos juntas y ella está conmigo aunque no esté físicamente a mi lado.

Tenerlo claro nos ayuda muchísimo a las dos a gestionar nuestra ausencia. Puedes leer más sobre esto en este POST.

Espero que este post te haya sido útil. Y tú, ¿Cómo llevas el no poder dividirte?


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Míriam Tirado

Consultora de crianza consciente y periodista especializada en maternidad, paternidad y crianza. Me dedico a ayudar a madres y padres a conectar con sus hijos/as.

5 respuestas

  1. Gràcies, Míriam! Necessitava aquestes paraules… Demà el nostre petit fa 4 mesos I ens ha sortit tan demandant I exigent com la major que té ara 3 anys i mig. Al principi sentia una pena profunda i dolorosa perquè no podia atendre la major com abans, però com tu dius, amb el temps, poquet a poquet, millora. Amb acceptació, amb comunicació, acceptant que ells també se senten malament i no tenen les nostres eines per gestionar-ho.

  2. Uuuuff jo ja penso en tot això que expliques i el miu fill «gran» que té quatre anys i mig porta super bé els moments que haig d’ estar pel seu germà de 13 messos i ell ha de jugar solet i esperar-me que torni de dormir al petit o qualsevol altre cosa..aixó molt bé però jo el que porto molt malament és quan estem a casa i jo no puc fer una activitat de manualitats per exemple o dibuixar junts o mirar una peli perque clar, el petit tot ho estripa, agafa els llapisos o la plastilina o les pintures i jo l’he d’agafar tota la estona i clar el gran em reclama que el miri o l’ajudi..i no sé com gestionar-ho. He de dir que moltes tardes deixo el petit a casa amb la iaia i el gran i jo anem al teatre, cine o a brenar solets però el temps a casa amb tots dos no ho porto bé.

    1. El problema és que estàs sola. Només que hi hagués algú més per atendre el petit, podries fer manualitats una estona amb el gran. Estem massa sols tots! I llavors la cosa es complica. Sigui com sigui sempre recorda que el gran t’ha tingut en exclusiva durant MOLT temps, molt més que el petit, que no t’hi tindrà mai. No ho perdem de vista. Una abraçada!

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