25.1.2012
De necesidades va hoy la cosa porque en el fondo, de necesidades es de lo que va casi todo. Y en el todo incluyo, especialmente, el tiempo de maternidad, paternidad y crianza, pero sobre todo, los primeros años. Quizás es en esta época cuando es más evidente que el tema de las necesidades es la clave, porque hay un bebé primero y más adelante un niño muy pequeño que grita a los cuatro vientos cuáles son las suyas. A menudo, éstas arrasan con las nuestras, las del adulto que se pensaba que esto de cuidar a un bebé no sería tan entregado y es entonces cuando surge el problema.
Es muy probable que nuestras necesidades fueran tumbadas a la primera de cambio cuando éramos nosotros los que intentábamos gritarlas a los cuatro vientos. Es muy posible que en el tiempo que fuimos bebés y niños muy pequeños nuestras necesidades más primarias no fueran en absoluto satisfechas. Las necesidades de consuelo, de contacto, de escucha, de calor, de mirada… de todo aquello que nos pudiera satisfacer una gestación extrauterina necesaria para cualquier ser humano que ha nacido mucho antes de lo que le correspondería para poder valerse por sí mismo. Y entonces nos vamos haciendo mayores y es posible que nos hayamos acostumbrado a ir relegando nuestras necesidades más vitales, que quizá ya no son tan básicas pero siguen siendo muy importantes para nosotros. A veces no las escuchamos, a veces nos da miedo reclamarlas o incluso atenderlas y tenerlas en cuenta para poder hacer algo al respecto… Nos hemos acostumbrado a no hacernos caso en lo más esencial porque nunca nos lo hicieron cuando de verdad era la hora.
Pero claro, todo eso no lo sabemos el día que cogemos a nuestro bebé en brazos por primera vez. Somos felices y lo queremos. Le queremos dar todo lo que nos sea posible y aquí está la otra clave, «lo que nos sea posible«. Y entonces el bebé llora, nos reclama, quiere teta a demanda, teta a veces cuando ya le hemos dado teta ¡hace un rato!, se despierta por la noche, no quiere dormir en su cuna, sólo quiere brazos, quiere que lo paseemos… Y tanta demanda ya es mucha. Atender tantas necesidades básicas de nuestro hijo nos deja en un callejón sin salida porque nos conecta con las necesidades que un día tuvimos y que nadie atendió. Y, ¡claro que nuestros padres nos amaban y lo hicieron tan bien como pudieron, respondiendo a lo que les decía el pediatra la corriente de la época! Pero quizá, como bebés, como niños muy pequeños no tuvimos suficiente. Y ahora, ¿este renacuajo quiere todo eso de mí? ¿Cómo dárselo, si me desborda? ¿Cómo dárselo si nunca lo recibí? ¿Quién se ha creído que es para echar por tierra todas mis necesidades de adulta; necesidad de tiempo, de espacio, de estar con la pareja, de paz, de silencio, de vida social,…?
Y llega el momento. Este es el momento. ¿En qué, o tomamos conciencia de lo que está pasando, lo que nos hace sentir que arrase con nuestras necesidades ya aparcadas durante demasiado tiempo, de entrar en contacto con nuestro bebé no atendido para lograr romper la cadena… o seguir adelante ignorando lo ocurrido e ignorando lo que ahora, nuestro bebé nos reclama intentando que despertemos. No es fácil. La ida adelante tapándonos las orejas a aquel llanto que recordamos como si fuera el nuestro es absolutamente comprensible. A veces es demasiado doloroso y difícil curar las propias heridas, buscar ayuda y resolver el rompecabezas que tiene las piezas esparcidas por el suelo esperando que alguien las recoloque. Pero en mi opinión es… necesario. Vital y necesario. En primer lugar para nosotros y en segundo y no menos importante, para nuestro bebé, que tiene la oportunidad de ser el que pulse el botón del «clic» para tomar conciencia y cambiar las tornas. Cambiarlas para lograr dejar de propagar el «no te escucho-no me escucho» que durante generación tras generación se ha ido reproduciendo en muchos casos.
Si las necesidades de nuestro hij@ nos superan, miremos lo que pasó cuando éramos un bebé y reclamábamos lo mismo que él, y no le culpemos si ahora no podemos atender nuestras necesidades de adult@. Nuestro malestar viene de otro lugar, no de nuestro hij@. Lo que pasa es que nos hace de espejo, simplemente, y nos enseña cuáles son nuestros fantasmas. ¡Nos está haciendo un favor! No nos autoengañemos, no finjamos que no pasa nada e intentemos entender y si es necesario, buscar ayuda. Él se lo merece y nosotros, evidentemente, también.
16 respuestas
Hola Miriam, hay una frase en tu post que me ha encantado «Si las necesidades de nuestro hij@ nos superan, miremos lo que pasó cuando éramos un bebé y reclamábamos lo mismo que él, y no le culpemos si ahora no podemos atender nuestras necesidades de adult@» sabias palabras y gran consejo, ya que es cierto que en muchos momentos, sin quererlo, sin darnos cuenta, de una manera totamente inconsciente sí se puede llegar a culpar a los pequeños, y olvidamos un poco lo que tenemos en nuestro pasado, esos sentimientos que despertaron cuando nadie atendió a nuestra necesidad. La demanda de los niños es constante, y no sólo cuando son bebés, a medida que van creciendo la demanda es incluso mayor ya que nos necesitan para miles de millones de cosas en su día a día, en su aprendizaje, y es muy importante estar ahí aún cuando no tienes ni idea de qué hacer en algunas situaciones, aprendemos junto a ellos.
Hola, Zulema. Gracias por tus palabras. Y sí, a menudo se culpa a los más pequeños, que son, precisamente, los que no tienen ninguna culpa.
Un beso.
Totalment d’acord. injo encara afegiria mes, per cada fill que tenguis, tornaras a fer revisió de la teva infància. Per què cada un treu part de la teva història. Si vas fent bona feina es com si cada fill t’ajudes a pujar un graó dins el teu cami d’autoajuda interna i superació personal. Al menys, es el que m’està passant a mi.
una abraçada, marga
M’encanta això que has dit: que amb cada fill es com si pugessis un esglaó! Només tinc una filla i per tant, no sé per experiència fins a quin punt cada fill et fa aprendre i fer front a una part dels fantasmes. Però això que dius em ressona com a totalment cert. Una abraçada!
«Ens hem acostumat a no fer-nos cas en el més essencial perquè mai ens en van fer quan de veritat era l’hora.» –> aquesta frase que escrius és tan certa en el meu cas, tan i tan certa… i com m’arrepenteixo ara, que ja no tinc el temps ni l’energia per fer-ho, de no haver-me fet prou cas quan era el moment 🙂
Como hacemos para que este mensaje le llegue al mundo entero??? 🙂 necesitamos romper esta cadena… Si pudieramos, en unageneracion tendriamos ese mundo que todos queremos…
Aunque creo q hay q tener mucho valor para reconocer todo el dolor q llevamos dentro.. Pero creo q lo q podemos ganar justifica todo el esfuerzo!
Si la demanda te supera surge el miedo y la insatisfacción, y te derrumbas pero tu niño no lo merece y es entonces cuando recoges los trozos del suelo y haces con ellos lo que puedes. Te escuchas, lo escuchas
Estic contenta d’haver estat capaç de mirar dins meu. Ho vaig fer quan el meu fill em demanava les coses cridant, no ho suportava, em ressonava tant dins meu! Amb ajuda vaig entendre que aquella demanda a crits del meu fill era la mateixa que jo no havia fet mai i que no va poder ser atesa (tenia tres germanes grans i ja que naixia el meu germà petit quan jo tenia 1 any).
Evidentment els meus pares m’estimaven i ho van fer tant bé com van poder i els estic agraïda. També estic agraïda al meu fill que em va il·luminar;)
Leyendo este post y vuestros comentarios renace mi fe en la humanidad. ¡Vamos a lograr darle la vuelta a generaciones de oscuridad!
Gràcies a totes pels vostres comentaris!!!
Clarise: jo crec que mai és tard… En tot cas, és molt important que n’hagis pres consciència. Una abraçada.
Krisanghi: Totalmente de acuerdo. Es necesario romper la cadena, y a la vez, es tan difícil! Pero tu lo has dicho, «lo que podemos ganar justifica el esfuerzo!».
Lamamacorchea: Es un aprendizaje brutal que requiere mucha fuerza y valor. Un beso y bienvenida al blog!
Lali: Que bé que hagis pogut fer tot aquest treball. Enhorabona, no és fàcil. Ets una valenta! 😉
Elena: ¡Ojalá! Ojalá se pueda iluminar cada parcela de oscuridad… Un beso y bienvenida también al blog!
Que oportuno tu post!jajajaja, sin duda aunque ya haya pasado una primera vez por esta época, cuando ya llevas un tiempo durmiendo la noche»del tiron» y vuelves a desvelarte cada noche altera los esquemas a cualquier.
Se me siguen poniendo los pelos de punta cuando mi madre me recuerda la «corriente de su momento»:10 min en cada pecho y tomas cada tres horas… aun sigue añorando como madre no haber vivido la lactancia que deseaba. Contando con ese precedente, levantarme por la noche no supone ningun problema.
Angela… a ti, que acabas de parir te deseo que la demanda no te supere, y que si lo hace en algún momento, puedas volver a conectarte y a encontrar la calma y la paz que harán que puedas atender a tus dos preciosidades. Besos!
Un mensaje estupendo el que transmites Miriam. Todos en algún momento nos hemos sentido un poco desbordamos, pero el amor que sientes hacia tu pequeño, hace que te levantes y te recompongas. A veces silo basta con unos minutos de aire fresco y un poco de apoyo. Es importante ser conscientes de cuando necesitamos ayuda y ser capaces de pedirla.
Gracias, guapa. Tú lo has dicho; el apoyo es muy, muy importante, pero también la conciencia de qué está pasando. Esto nos dará claridad para afrontar lo que tengamos que vivir y atravesar.
Un abrazo.
Tota la raó! I quants fantasmes no m’han aparegut les nits d’insomni amb els terrors nocturns del gran, fent co-llit però veient-lo patir cada minut i quan per fi dormia tranquil, venia l’angoixa de no saber com ajudar-lo que no em deixava tornar a aclucar ull a mi? Quantes vegades no em volien convèncer que l’havia de medicar quan en realitat l’amor, + hores junts, parlar molt i flors de bach ens van donar la solució i els terrors van desaparèixer.
I quants cops no m’he sentit incapaç amb el pit a demanda del petit, ara ja amb 17 mesos, que es pot passar la nit mamant un pit i retorçant-me el mugró de l’altre com per fer-me pagar les hores que l’has fet passar a la guarderia (tot i que mai m’ha fet un lleig per quedar-s’hi)? o perquè es molesta veient que el seu germà i el seu pare també reben atencions per part meva? Doncs suposu que la solució la tornaré a trobar en l’amor i la paciència, x molt que sovint l’entorn no t’ajuda i et vol fer creure que això no és amor, és «mala costum» i que te n’has de distanciar.
I és cert, jo de petita no vaig rebre pit ni vam fer co-llit ni vaig tenir una relació tan especial amb els meus pares, però no per això els hi he de privar als meus petits.
Trenquem les cadenes! Siguem valentes!
Gracias a todas por estos sentimientos que llegan a mi corazon, yo estoy viviendo momentos tensos en la crianza de mi hija de 30 meses, intento una crianza bastante natural pero con bastantes opiniones opuestas de los que son mi familia y es muy duro, ultimamente recaigo mucho en la tristeza,y en darle vueltas y vueltas al tema del que hablais hoy(¿tan mal lo pase yo de pequeña? y me entristece pensar que si pero es la realidad) aunque el apego a mi pequeña esas miradas cuando toma teta, cuando me busca al dormir y me abraza con fuerza, la comprension de mi marido en alguna ocasion no siempre por desgracia.
Pues me hacen seguir adelante.
Muchas gracias!!!!