A menudo olvidamos lo más importante y necesario, que las emociones están para ser sentidas.
Cuando vemos a nuestros hijos tristes, o enfadados, o frustrados… queremos que termine ya, se nos hace incómodo verles sufrir. Pero con nuestra incomodidad les transmitimos que esas emociones no pueden ser sentidas. Y sí pueden.
Pueden estar tristes como están. Pueden enfadarse y frustrarse. Sentir las emociones no es malo, al contrario, las atendemos y escuchamos.
Cuando una emoción te abrume, intenta hacer esto:
- Para
- Respira profundamente
- Intenta identificar la emoción. ¿Puedes ponerle nombre?
- Dí en voz alta “ahora siento….” y haz espacio a lo que sientes, permitiendo lo que ES
- Sé consciente de que esta emoción ha venido a verte ahora para que te des cuenta de algo. Pregúntate: ¿Qué me intenta decir esta emoción ahora?
- Respírala. Como si surfearas esta ola del mar que ha venido a verte, respira y siente. Transítala.
- Sé consciente que esta emoción es transitoria y pasará cuando le hagas espacio y la atiendas.
- Observa cómo te sientes cuando no reprimes la emoción, ni la tapas, ni la ignoras, etc. ¿Cómo vives simplemente sentir? Observa y respira.
Practica también con las emociones de tus hijos e hijas. No intentes reprimir, ni ignorar, ni tapar, maquillar o asustarte con sus emociones. Ayúdales a respirarlas. Respiradlas juntos, hazle consciente de que es transitorio, que pasará… respirad y observad qué ocurre.
Es muy bonito y revelador empezar a reeducarnos emocionalmente. Y es necesario 🙌
Ojalá resuene 🧡