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Hasta el 6 de enero

Redondo

Acabo de acostar a Laia. Ha sido fácil y es pronto. Fantástico, podremos estar juntos un rato, a solas, que no es muy habitual cuando tienes un hijo pequeño. Hoy ha sido un día redondo.

Estoy tranquila, serena y en paz. El día ha sido fantástico. Cuando Laia se ha levantado, no ha querido salir de la cama enseguida, se ha tumbado, se ha ido despertando poco a poco, se ha tapado los ojos cuando he subido las persianas, ha tomado un poco de teta aún con legañas en los ojos, nos hemos abrazado, nos hemos hecho cosquillas y hemos reído un rato, antes de cambiar el pañal y vestir, que eso ya no lo encuentra tan divertido.

Hemos pasado la mañana de sol llenas de energía, paseando y haciendo aquellas cosas que se tienen que hacer. Al mediodía hemos estado los tres juntos; comiendo en la mesa, charlando, recogiendo cosas del suelo porque «sola, sola!», quiere comer ahora.

Entonces ha venido aquella pasión de sueño que no ha hecho distinción alguna por cuestión de edad y antes de dormir mal en el sofá hemos decidido subir los tres a la cama grande y hacer una siesta de aquellas que sientan tan bien. Hemos dormido, juntos, los tres.

Cuando tengo uno de estos días tengo la sensación de que no podría ser más feliz. Estoy tan pletórica y enamorada de la vida que reconozco que puedo llegar a dar rabia, si aquel que me ve no tiene un día tan bueno como el mío. Son días que compensan los difíciles y pesados.

Días que borran del mapa cualquier dificultad y hacen que te plantees tener dos, tres o cuatro hijos! (Por suerte, entonces llegan los «días complicados» y vuelvo a poner un poco de cordura en mis fantasías de ampliar la familia!:))

Y ella lo nota. Nota que estoy en consonancia con la vida, que vivo el presente y me adapto, que estoy tranquila y en paz, y que no hay nada que me pueda alejar de mi esencia y por lo tanto, de la suya.

Son días que somos UNA, y ella lo nota. Nota mi disponibilidad sin juicios, nota la ausencia de miedo o de angustia, y goza de una madre llena. Ella lo nota y entramos en sintonía. Él lo nota, nota que estamos así las dos, y entra en sintonía con nosotras. Entonces somos UNO los tres, nuestra familia, y todo es fácil.

Cuando entramos en contacto con el ahora y el aquí, cuando no nos resistimos, cuando aceptamos y dejamos de luchar por cosas que no entienden de batallas, entonces somos UNO y todo es fácil.

En días así no me canso. En días así encuentro la clave de todo e intento mantenerla conmigo, para no perderla y hacer que mañana vuelva a ser un día redondo como este. Busco el llavero, la meto dentro pero me doy cuenta que de donde cuelga es más delgado y que, en cualquier momento, se podría caer y podría perderla.

Me la meto en el bolsillo y me digo que no, que la tengo conmigo, que lo veo claro, que tengo la clave y que ya me pertenece para siempre.

Me voy a dormir después de un día serena y en paz. Continuamos siendo UNO los tres y sigue aun siendo fácil y precioso. Me toco la parte alta del muslo y aún tengo la clave y me duermo tranquila pensando que ya lo tengo, que no la volveré a perder. Con un poco de suerte, mañana todavía estará, y el otro…

Pero una mañana, antes de que Laia se despierte, me toco donde estaba y veo que aquel pedacito delgado que la cogía al llavero se ha roto. Busco entre las sábanas y no la encuentro, no encuentro la clave. Me tumbo, desilusionada porque pensaba que ya la había encontrado para siempre, y entonces noto que estoy cansada.

Cierro los ojos y me conecto, con todas mis fuerzas, a los rincones más escondidos de mi ser y entonces la veo, allí, pequeña, diminuta; esa clave que me había prometido no volver a perder.

Y en ese momento me doy cuenta que estoy dentro de una rueda y que en la vida, hay días de todo. Entonces doy gracias por haber tenido días tan buenos, que de hecho, por suerte son la mayoría. Y respiro hondo y cojo aire con toda la intención para sumergirme en el día que comienza, por si acaso, no es de los redondos y por si acaso, cuando vuelva a cerrar los ojos, ya no encuentro la clave por ninguna parte.

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Míriam Tirado

Consultora de crianza consciente y periodista especializada en maternidad, paternidad y crianza. Me dedico a ayudar a madres y padres a conectar con sus hijos/as.

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