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Hasta el 6 de enero

¿Qué has aprendido?

20.7.2011

Ahora, que estoy inmersa en la creación y puesta en escena del espacio radiofónico «TENER HIJOS«, (Catalunya Radio, los jueves de 11h a 11:30h) estoy entrevistando a muchos padres y muchas madres que están en pleno proceso de buscar, gestar, parir y criar a sus hijos. Siempre, en cada una de las entrevistas que hago, termino con la misma pregunta: «¿Qué has aprendido?/¿Qué has aprendido?» porque entiendo que la vida es puro aprendizaje, y la maternidad y la paternidad, en mayúsculas. Y también por otro motivo, porque creo que es bueno hacerse esta pregunta y contestarla, por poner conciencia y verbalizar algo que quizás no teníamos ni presente. El día a día nos atrapa y es posible que no exista el tiempo ni el espacio de revisión, de hacer una parada en el camino para reflexionar qué nos está aportando esa situación, qué estamos aprendiendo. Me sorprende como, las personas a quienes entrevisto, les cuesta contestar. Tienen que pensar un rato. Y me sorprende como les gusta contestarla; lo noto en la mirada, en los ojos. Darse cuenta uno mismo del montón de cosas que hemos aprendido en cualquiera que sea el proceso que estamos viviendo es importante, muy importante.

Hoy quiero deciros lo que he aprendido yo con la maternidad.

«Desde el nacimiento de Laia he aprendido con mucha fuerza que es el amor. Amor genuino y generoso, del que no espera nada a cambio y que brota de una parte de mí que casi me traspasa. Desde que soy madre he aprendido que todo pasa, que todo es efímero, y que lo que me preocupa hoy o me hace feliz, también pasará. Por eso he aprendido más que nunca a disfrutar del presente, de cada momento, incluso de los difíciles. También he aprendido y percibido profundamente la rapidez con que pasa todo y a veces tengo la sensación de que el tiempo se me escapa. Desde que tenemos a Laia con nosotros he aprendido a ser y sentirme mujer sin reservas. Me ha acercado a mi parte más femenina, reconciliándome con un montón de aspectos mal y poco integrados en mi vida. He aprendido que soy mucho más fuerte y valiente de lo que me había sentido nunca. También, y muy importante, con el nacimiento de Laia he aprendido que la vida y la muerte se me escapan, que no las controlo, y que pese a que esta frase parezca una obviedad, para mí, inconscientemente, no lo era. La llegada de Laia, con un parto difícil, me enseñó la fuerza del destino, que ni controlamos, ni conocemos y que casi me asustó. Ahora encuentro un sentido a aquel parto complicado y rompedor que viví y le doy las gracias.
Con la maternidad he aprendido a valorarme mucho más; todo aquello que hago y que casi no se nota, todo aquel tiempo que dedico y que disfruto con mi hija y que casi no se nota, todo lo que por muchos no es trabajo, no es nada. La valoro en mí y la valoro en tantas mujeres y hombres. Con la maternidad he aprendido a ser más empática con los demás y sobre todo también con mi compañero. Conectarme a las necesidades de mi hija me ha conectado también a las mias propias y a las de él, y juntos hemos podido ir ajustando la avalancha de situaciones desconocidas y nuevas que llegan cuando te conviertes en madre/padre. Con el puerperio he aprendido a pedir mejor y más sinceramente a mi hombre qué es lo que quería de él, qué es lo que necesitaba, y al mismo tiempo, me ha hecho poder entender mucho mejor qué es lo que quería de mí y qué necesitaba . Gracias a la llegada de nuestra hija hemos madurado como personas y como pareja, acompañándonos en los momentos de sufrimiento o viviendo juntos la alegría de ser tres.
Desde que soy madre he aprendido que hay que saber pedir ayuda porque criar solos es muy difícil y desgasta. He aprendido que me tengo que nutrir para poder nutrir también yo a los demás. Que el equilibrio es difícil, pero muy necesario. Con el nacimiento de mi hija he aprendido que el vínculo que surgía con ella, de una manera casi inevitable, me hacía revisar mis vínculos familiares y, con esta conciencia, también casi de forma inevitable, se pulían y se reforzaban. Como si el amor sólo pudiera traer más amor y la conciencia hiciera como una especie de reacción en cadena con todo tu entorno…
Con la maternidad he aprendido que todos somos lo mismo, que todos hacemos lo mejor que sabemos y podemos por nuestros hijos. He aprendido que no quiero conmigo ni el miedo, ni el ego, ni la inseguridad, ni nada que me detenga en el camino de ser feliz cada día y a todas horas. La maternidad me ha conectado con la Naturaleza y con la Tierra y he aprendido a valorarla y disfrutarla de otra manera. Y todo ello, inevitablemente, me ha conectado a mí, a lo que soy realmente; ni a lo que ven los demás, ni a la imagen distorsionada que a veces nos hacemos de nosotros mismos. Y con todo ello, con todo lo que he aprendido y experimentado, he encontrado la PAZ.»

Me quedan un montón de aprendizajes, de situaciones por digerir, integrar, situar… de momentos de alegría y seguramente, también de miedo o tristeza. Pero los espero con ansia, para aprender más y más cada día, y porque aprender y crecer ya no me asusta.

Y tú, ¿qué has aprendido?

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Míriam Tirado

Consultora de crianza consciente y periodista especializada en maternidad, paternidad y crianza. Me dedico a ayudar a madres y padres a conectar con sus hijos/as.

8 respuestas

  1. He aprendido a dar sin esperar, a tener más paciencia de la que podía imaginar, a intentar comprender y respetar a mis hijos, a relativizar muchas cosas, a disfrutar de la vida de una manera diferente y fantástica, a escuchar sin palabras, a organizar mi tiempo y optimizarlo.

  2. He aprendido a sonreir porque si, a jugar y a gozar la vida sin atender a motivos ni razones, he aprendido a amar, a soñar, a llorar y a ver todo de nuevo con ojos de niña, he aprendido que la vida es GRANDE y sólo es una y hay que vivirla a tope. He aprendido a ponerme en su lugar, he descubieto la paciencia, el miedo y la alegría, el placer de una mirada o una caricia.
    Estoy reaprendiendo a vivir y espero que nunca termine este aprendizaje.

  3. Quizá lo más importante que he aprendido yo de la maternidad es que » la vida y la muerte se me escapan, que no las controlo», como dices.
    Para mí no era obvio en absoluto, nunca me lo había planteado. A veces siento miedo.
    Un beso.
    Deseando oírte e jueves!

  4. He après una nova dimensió del verb estimar. Un verb preciós, però que amb l’arribada de les nenes ha guanyat en matisos i sobretot, en potència.

    les petites m’han ensenyat també a revalorar la relació amb la meva, de mare. Sí, em fa molta ràbia dir-ho, però com ella em deia, «quan siguis mare entendràs moltes coses».

    He après que sóc molt més forta del que mai m’havia imaginat. I he après que em puc desfer amb una mirada, un somriure i amb una paraula pronunciada per l’Ona i l’Estel: «Mama»

  5. Lo que no pude aprender de mis padres me lo enseñaron mis hijos. Tambien entendí que no se puede dar lo que uno no tiene y que todo se puede reparar si hay conciencia amor y voluntad y que el peor compañero en la maternidad es el sentimiento de culpa.

  6. He aprendido a apreciar cada pequeño detalle, a hacer mil cosas con una sola mano, a pedir ayuda siempre, a dejar de fijarme en cosa sin importancia, a apreciar cada momento como si fuera el último, a estar, simplemente a estar, a amar con un amor inmenso, desconocido y apabullante…entre muchas otras cosas..

  7. Estic aprenent a ser mare,a deixar-me portar pels instints, per esbrinar que necessita. Estic aprenent viure sense temps, sense horaris, a viure en el present, sense importar-me ni el que faré al llarg del dia, ni el que m’hauria agradat fer. Estic aprenent a estar disponible, física i mentalment. I segueixo aprenent, cada dia, pq no fa ni un mes que sóc mare i no havia après tantes coses en tant poc temps…

  8. Jo sóc mare d’un nen, l’Oriol, que te 5 anys i d’una nena, la Laia, que en te 3.
    La maternitat et fa aprendre coses cada dia, però pensant en els inicis, en els primers mesos d’embaràs penso sobretot que et fa lluitar i tenir forces que no haguessis pensat mai que tenies.

    Jo quan estava embarassada de la Laia vaig haver de fer repos absolut durant 6 mesos, que es diuen ràpid però passen moooooooolt lentament. A part de l’avorriment que provoca no poder-te moure, hi ha l’ansietat de no saber si tot arribarà a bon port, si serà un part prematur.

    Vaig aprendre que era molt més forta psicològicament del que m’imaginava, cada nit me n’anava a dormir i li deia a la meva petitona: «ànims, guapa que ja ha passat un dia més, ho aconseguirem.»

    També em va servir per veure com n’es d’incondicional l’amor de la família, jo vaig necessitar molta ajuda, com us podreu imaginar, amb un nen que no tenia ni dos anys i jo sense poder-me moure. Va col·laborar tothom, el meu marit (per suposat) però també els meus pares, la meva germana, els meus sogres, la persona que ve a casa a netejar. Em vaig adonar de la sort que tenia de tenir tanta gent al meu voltant disposada a ajudar-me. Penso que mai no ho podré oblidar.

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