Lo que ocurre cuando estamos con nuestros hijos e hijas es producto de la energía de los que estamos allí. Por eso es tan importante que nos observemos y seamos conscientes de cuál es nuestra energía a cada momento. ¿Estamos en tensión? ¿Estamos en conexión? ¿Estamos presentes? ¿Estamos ausentes?…
Especialmente cuando tu hijo/a se enfade y esté alterado/a, pon mucha atención a qué energía aportas a ESE momento. Porque será clave para definir hacia adónde evolucionará esa situación.
Si te enfadas, te frustras porque las cosas no son como te gustaría, si te cabrea que ahora esté así… estás vibrando en una frecuencia que no permitirá la conexión ni tampoco una resolución asertiva y amorosa de ese conflicto.
A veces pensamos que si algo va “mal” es por ellos, porque están así o asá, olvidando que si estamos allí somos parte y que cocreamos con ellos (para bien o para mal) el presente que vivimos.
Ponerle consciencia puede ser revelador. Pruébalo.
Ojalá resuene 🙌