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Hasta el 6 de enero

Cuando lloran porque te vas

A menudo hay madres que me comentan lo mal que lo pasan cuando tienen que irse a trabajar y su hij@ llora desconsoladamente. Cómo sufren cuando la persona que se queda a cuidar el bebé o el niñ@ pequeño se lo tiene que arrancar de los brazos porque sino, la madre iría al trabajo con un “koala”. O cómo la maestra les dice: «corre, vete» mientras el hijo les agarra la pierna gritando y llorando sin parar.

Pues bien, sólo les puedo decir una cosa: “te entiendo”. Las entiendo perfectamente porque yo también lo he vivido. Yo también he llorado en el coche después de oír el llanto rompedor de mi hija porque no quería que me fuera. Yo también he tenido que explicarle que «me tengo que ir» mientras ella interrumpe a gritos: «¡no quiero, no quiero, no quiero!». Yo también he llamado a casa al cabo de nada y he escuchado como me decían: «ha llorado dos minutos, después nos hemos puesto a jugar y ahora está estupenda»… Que te arranquen a tu hijo de los brazos no es fácil y cuando una madre me lo cuenta con un nudo en la garganta, sólo le puedo decir que lo entiendo y que pasará. Que es bueno que el hijo exprese (con gritos y llantos, si hace falta) lo que está viviendo. Que tenemos que respetar que no estén de acuerdo con algo que pasa en su entorno como, por ejemplo, que los padres tengan que irse. Y que debemos acompañarlos en este trance sin caer en la culpa que, de hecho, en este caso sirve de muy poco.

Es normal que cuando son más pequeños casi ni se inmuten si nos vamos. Es normal que a medida que van creciendo y que van separándose un poco más de la madre, ya entiendan perfectamente que cuando se pone la chaqueta significa que mamá está a punto de salir. Es normal que llegue un día que se anticipen y ya sepan qué vendrá después y que, por tanto, quieran también decir la suya. Si ha sido un niñ@ escuchado, respetado y tenido en cuenta, no nos extrañe que exprese con más fuerza aún su descontento con el hecho de que mamá o papá tengan que irse a trabajar. Si por nuestros hijos fuera, ninguno de los dos trabajaría; estoy convencida de que este es un punto en el que la mayoría de niños y niñas estarían de acuerdo. De hecho, fijaos en ellos… mirad lo felices que están los días en que padre y madre tenemos fiesta, los días en que el pequeño núcleo familiar está junto, relajado y tranquilo en casa o haciendo cualquier otra actividad… Por ello, es normalísimo que no quieran que nos vayamos. Y que lo expresen de la mejor manera que encuentren; algunos será llorando (sobre todo si son más pequeños), otros será gritando y llorando a la vez, otros será con palabras,… y en el peor de los casos, haciendo demandas desplazadas que ya no son ni tan fáciles de distinguir ni recomendables, como ponerse enfermos a menudo, portandose mal para llamar la atención cuando en realidad, lo único que quieren es más tiempo con los padres, etc.

¿Cómo capeo yo el temporal? Pues como puedo. Le explico en el momento que encuentro conveniente que me tengo que ir. No hay que decirlo 40 veces. Los niños son más inteligentes de lo que pensamos y no es necesario que les repitamos las cosas hasta la saciedad. Además, repetirlo demasiado puede crear el efecto inverso; provocar pánico a que el momento llegue. Por ello, soy partidaria de explicarlo una vez (asegurándonos que nos escuchan), dos como mucho y cuando llega el momento, intentar irme con toda la naturalidad y no alargando el instante más de lo necesario. Decirle adiós, darle un beso y marcharme. A veces no es fácil porque intentan alargar el momento tanto como pueden, pero es mejor no dejarlo agonizar. Es peor.

No me gustan los chantajes y por tanto, no practico lo del «venga, que si no lloras, cuando vuelva no sé qué» o «venga, pórtate bien y no llores cuando me vaya, que la abuela te cuida muy bien, etc…» Una cosa no tiene nada que ver con la otra y lo más probable es que nuestro hij@ quiera estar con nosotros y con la abuela. Cada niño es un mundo; los hay más conformistas, otros que no lo son en absoluto, etc. Cada vínculo madre-hijo, padre-hijo es también un mundo y por lo tanto, es muy difícil generalizar. Ni todos los niños hacen lo mismo ni lo expresan de la misma manera. Pero sí es muy común que en alguna etapa de su vida protesten cuando los padres se van y es de eso de lo que estoy hablando hoy… de esta etapa. Y cuando digo etapa no quiero decir que sea un período largo y que ya, una vez superado, nunca más vuelva a casa. No. A veces durante un tiempo el niño se queja para después, llevarlo muy bien y más adelante, al cabo de un año o un año y medio, volver a protestar porque los padres se van. Los motivos pueden ser muchísimos: se siente inseguro por algo, ha empezado la escuela y cuando está en casa necesita sentirse cerca de los suyos y no verlos marchar, ha nacido un hermano, etc…

Por eso, si ahora estáis en este periodo de llantos al cerrar la puerta, de que os tengan que arrancar al niñ@ cuando os váis, de la culpa que hace acto de presencia de camino al trabajo, pensad que pasará. Que es un tiempo doloroso pero que si se lleva bien, tampoco dura demasiado. Pensad que ellos lo viven todo intensamente, también el momento de separarse de vosotros y que cuanto mejor lo sepa acompañar la persona que se queda con el hij@, mejor pasará todo. Intentad entenderlos sin enfadaros porque hacen algo que os hace sufrir o que desearíais que no hiciera. Ellos también preferirían que no fuéramos a trabajar y bien que se aguantan… Pues eso. Entendámoles, pongamos palabras a lo que sucede y pensemos que en la crianza casi nada es para siempre.

Mucha suerte y fuerza si estáis en este momento.

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Míriam Tirado

Consultora de crianza consciente y periodista especializada en maternidad, paternidad y crianza. Me dedico a ayudar a madres y padres a conectar con sus hijos/as.

14 respuestas

  1. Qué difícil es Miriam! cada vez que debemos separarnos de ellos se pasa muy mal. Recuerdo cuando Ainara empezó el cole que no dejaba de llorar, y yo llorando también detrás de la puerta… qué malos momentos! pedro como dices todo pasa. Saludos

    1. Sí, muy difícil… Ahora recuerdo en septiembre que aparqué el coche delante de una guardería de mi ciudad… Los llantos de niños y madres me pusieron los pelos de punta! No es fácil gestionar estas situaciones pero es necesario poner mucha atención y conciencia en cómo lo hacemos y en qué palabras ponemos para explicar qué está sucediendo… Un gran aprendizaje, sin duda!
      Un beso!!!

  2. Quina casualitat que parlis d’això avui,Míriam! Per primera vegada en no sé quant temps, el Pere avui no ha plorat quan l’he deixat a la llar d’infants. La mestra i jo no ens ho podíem creure. Cada dia hem de fer el traspàs del meu coll al seu i marxo sentint-lo com em crida perquè no vol que marxi. Marxo tranquil·la, molt tranquil·la, explicant-li que he de dur l’Adrià a l’escola i que he de treballar. Però sobretot, molt tranquil·la perquè he tingut la sort d’anar a parar a una fantàstica i petita llar d’infants en qui confio plenament. Bé, confio bàsicament en les persones que estan amb el meu fill. Tinc una llarga experiència en el tema dels plors. L’Adrià va plorar, excepte els primers mesos, els tres cursos de llar d’infants i el Pere ha seguit el seu mateix camí, fins avui! No sé si serà una cosa aïllada o què, però estic més que vacunada. Les separacions no són senzilles. Recordo com vaig plorar jo el primer dia que vaig deixar l’Adrià, el meu fill gran, amb la dona que el cuidaria quan jo m’incorporés a la feina. Li vaig deixar una estona, després d’uns dies d’anar-la a veure tot sovint perquè ell s’hi anés acostumant. Vaig deixar el nen i vaig marxar plorant a llàgrima viva. Vaig trucar una amiga, sentint-me molt bleda, però amb necessitat de compartir-ho i explicar-ho. Vaig anar a fer uns encàrrecs i vaig tornar. Jo ja sabia que ell estaria molt bé, però em va costar tant…. Ara, aquella dona és com una tercera àvia del meu fill gran. S’estimen amb bogeria.

    1. Caram, Montse, i tant que hi tens experiència! No m’ho puc ni imaginar, tant de temps sentint-los plorar quan marxes! I això del teu primer dia de separació i els teus plors… jo també vaig plorar el primer dia que me’n vaig separar, i no trobava mai l’hora de tornar a ser a casa!
      Que bé que avui ja no hagi plorat… qui sap, potser hi ha hagut un «clic» intern i deixa de plorar el que et queda de curs. Tan de bo!
      Una abraçada i gràcies per explicar-ho aquí.

  3. Yo también entiendo esa situación. Es algo que te abruma, que te deja intranquila y que te sientes culpable por ello. Ahora estanjanito que es más consciente de todo ello me lo cuenta: «estoy triste» «no quiero que te vayas» y no sabes si prefieres que se eche a llorar o que te lo diga así de sereno. Yo se lo intento explicar y pocas veces me voy dejándolo llorar, pero su padre que le deja en el cole sí, porque no hay momento para la explicación. Yo le dejo en casa con su padre, pero intento darle una expectativa: «cuando te recoja jugaremos o iremos a comprar…» según se tercie, no es un chantaje porque no le reprimo los sentimiento, si no que intento cambiárselos, aunque a veces no hay formas de hacerlo. Lo importante es la paciencia y la imaginación (frase con la que dejo a estanjano con estanjanito muchas mañanas)

    1. Hola, Estanjana.
      Justo como lo describes es como me siento yo muchas veces si me voy y ella llora o me expresa sin llantos y con palabras eso de «no quiero que te vayas, quiero que te quedes aquí…». Intranquilidad y sí, también culpa. A pesar de saber que la van a cuidar bien, a pesar de saber que al cabo de nada se lo pasará bien… a pesar de todo, queda ese rastro de culpa. Otras veces, me voy tranquila y aunque llore y no quiera que me vaya, yo lo entiendo y puedo capearlo bien, sin culpa, sin intranquilidad… sin nada negativo, vaya. Y eso que tu dices no lo entiendo como un chantaje, en absoluto. Lo que describía yo son frases que cortan la expresión del sentimiento de pena y tristeza como «si no lloras, blablabla…» y que creo del todo inecesarias.
      Un beso y gracias por comentar!

  4. Yo me siento muy afortunada porque mi vuelta al trabajo ha sido muy progresiva y el peque se ha adaptado muy bien. Por lo general, no llora. Sólo por la mañana, si al despertarse ve que no estoy me llama y alguna vez lloriquea un poco, hasta que se da cuenta de que no estoy y se le pasa. Pero es cierto, que me cuesta horrores separarme de él, y eso que para mí es tan normal, mucha gente no lo comprende en absoluto.

    1. Pues qué suerte que no tengas que pasar por los gritos y llantos, por lo de que te lo arranquen del cuello… Porque es muy desagradable, la verdad. El hecho de que la separación haya sido progresiva y cuando él ya ha sido un poco mayor seguro que os ha ayudado. Gracias por contarlo aquí. Un beso!

  5. Pues con el Mayor no tuve nunca problemas, porque siempre se lo expliqué con cierta anticipación(aunque la verdad fueron muy pocas las veces que lo dejé en casa)y cuando llegó el momento del cole, se adaptó bastante bien; sin embargo con el Peque la cosa no fue tan fácil, al inicio lloró mucho, y a mi se me desgarraba el alma… ahora, cuando le digo que mamá tiene que irse me saluda con la manito y me dice: mañana mamá juega bebe? y me manda un besito. Pero si.. da mucha pena.

    1. Es durísimo cuando ves que lloran tanto ¿verdad? pero tienes que irte sí o sí… por ganas llamarías donde fuera y dirías, «no puedo venir» pero tampoco puede ser, ni podemos estar siempre… Pero una cosa no quita la otra y sí, duro lo es. Y cuando estás en el meollo crees que va a durar eternamente y ya temes la hora de marcharte… Qué bien que te diga adiós y te mande un besito… Y qué descanso para ti también.
      Un beso. Gracias por contar tu experiencia.

  6. Hola guapa, como sabes yo estoy en ese momento…y es durisimo 🙁
    De hecho ahora la niña lleva malita toda la semana asi que mañana empezamos otra vez al cole y a adaptarnos…
    En fin, se que pasará…eso me consuela.
    Un beso!

    1. Sí, Pilar, te leí el otro día lo duro que estaba siendo… Ojalá mañana te sorprenda y se quede tranquila aunque lo más normal sería que no le gustara separarse de ti. Piénsalo de otra forma; es señal también de que tenéis un buen vínculo instalado y eso es muy importante. Ánimo y suerte para mañana.

  7. Bueno…n’hi ha que no si acaben d’acostumar…ni amb 5 mesos ni amb 16 mesos…però tinc l’esperança que, tant ella com jo ho aconseguirem!! Com dius tu: passa, lentament, però passa…

    1. Hola, Rakel! La teva filla té claríssim que no vol que te’n vagis, oi? No hauràs de patir perquè sigui indecisa, això t’ho asseguro! 😉 I tant que ho aconseguireu, jo no en tinc cap dubte. El dia que menys t’ho esperis et dirà adéu i passarà tota l’estona sense tu tranquil.la i contenta. Però abans, s’ha de travessar l’enyor i això no sempre és fàcil i molt menys quan ets un nadó o un nen petit perquè no poden entendre’n el per què. Ànims i molta sort!

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