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Cuándo empieza la ma(pa)ternidad

16.4.2012

La ma(pa)ternidad, para mí, empieza mucho antes de tener el hij@ en brazos, o de sentir sus movimientos dentro de la barriga, o incluso, de conocer el positivo en la prueba de embarazo. Para mí la ma(pa)ternidad comienza días, semanas, meses antes: cuando empezamos a pensar «¿cómo sería?», cuando miramos parejas con hij@s en el restaurante, o por la calle e intentamos saber si aquello nos gustaría. Comienza cuando preguntamos a las amigas embarazadas qué sienten, o cuando paseando con nuestra pareja de noche, después de cenar, pensamos aquello de: «¿y si un día en vez de dos fuéramos tres?».

La ma(pa)ternidad se inicia cuando empezamos a hacer (a veces inconscientemente) el espacio físico, mental y emocional para que pueda llegar otra persona a nosotros. A veces nos encontramos sacando trastos de una habitación, haciendo «espacio»… porque tantas cosas allí nos agobian. A veces hay un cambio de casa, para ir a un lugar un poco más grande y buscamos balcón o patio por «si acaso un día…». Pero a menudo tenemos que hacer «espacio» también en nuestro corazón y en nuestra cabeza, porque aquel hij@ que un día llegará a nosotros vaya acomodándose en esta vida nuestra que hasta hace poco no estaba pensada para ser uno más en la ecuación.

Entonces viene cuando de tanto imaginar, de tanto pensar «¿cómo sería tener un hij@?» se despierta el deseo. O quién sabe, quizás esto es como el huevo o la gallina y es el deseo el que primero se despierta y el que nos lleva a imaginar y pensar «¿cómo sería?». Me disgusta que, a veces, se menosprecie todo este tiempo previo, que puede ser corto o largo, depende… en que vamos imaginando y de alguna manera, preparándonos para el gran cambio que algún día ocurrirá. Como si este tiempo fuera en vano, como si no contara para nada y lo único que valiera la pena fuera el día en que salen dos rayitas después de hacer pipí, o el día en que nos dicen es niño o niña, o el día en que el padre y la madre lo tocan fuera ya de la barriga. Claro que es importantísimo todo lo que vendrá después, pero este tiempo silencioso del mirar mujeres embarazadas por la calle pensando si sabremos estarlo nosotras…, siempre lo he creído importantísimo. Porque de alguna manera, poco a poco y casi sin darnos cuenta de ello, vamos vinculándonos con el hij@ que quizás llegará algún día. De alguna manera, como pareja, nos vamos transformando, dejando de vivir en secreto estos pensamientos de ma(pa)ternidad y compartiéndolos con una mezcla de emoción y miedo a la vez. «¿Lo sabremos hacer bien?»

Tengo muy buen recuerdo de nuestro proceso. Del cambio que fuimos haciendo hasta desear profundamente tener un hij@ nuestro. Tengo en la memoria las primeras conversaciones, los hartones de reír, las veces que dijimos «no, ¡todavía no!» como si estuviéramos hablando del disparate más grande, y también recuerdo el momento en que dijimos: «va, ahora sí «. La alegría, la emoción… la sensación de unión profunda entre él y yo. Las ganas de gritarlo a todo el mundo pero a la vez, guardarnoslo bien adentro, como un secreto que aún no queríamos hacer público. Recuerdo el momento de decirle «me ha venido la regla… qué le vamos a hacer» con la mezcla de decepción y al mismo tiempo esperanza de que no fueran muchas más…

Por eso cuando alguien me dice que están empezando a pensar si quieren o no tener hijos, que empiezan a hablar de ello, les digo que disfruten de este tiempo porque es muy importante. Por la decisión, obviamente, porque tener un hij@ requiere toda la convicción, las ganas, la disponibilidad y el amor posibles, pero también porque es un proceso rico, en el que se conocerán mucho más, en el que podrán decidir si quieren hacer el «espacio» para que llegue alguien más en casa. Porque es importante ir encajando los ritmos de cada miembro de la pareja, ir vibrando en la misma frecuencia… y poco a poco irnos vinculando sutilmente con nuestro hij@ que quién sabe si nos está viendo por un agujero y piensa: «Míralos: creo que ahora ya están a punto… casi que empiece a hacer las maletas » 🙂

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Míriam Tirado

Consultora de crianza consciente y periodista especializada en maternidad, paternidad y crianza. Me dedico a ayudar a madres y padres a conectar con sus hijos/as.

16 respuestas

    1. Hola, Mousikh!

      Eso sin duda… Pero algo va cambiando a medida que vamos pensando en ese hij@, algo se va transformando a nivel personal y de pareja, creando espacio…

      Besos.

  1. Hola,

    m’ha agradat molt recordar aquell temps de parella en que encara no tens clar si tindras o no un fill/a però que t’imagines com serà si es que finalment arriba.
    De fet quan li explico a la meva filla sempre li faig referència a aquella època en que t’enyoravem molt.
    Perquè sense voler-ho ja forma part de la família fins i tot abans del projecte.

    besitos.

    1. Totalment d’acord… Una època en què, sense saber-ho, ja enyorem tenir-los a prop, oi? Com si inconscientment ja sabéssim qui vindrà a nosaltres… Jo recordo haver començat a estimar la Laia molt abans de saber-la dins meu. Coses que no es poden ni explicar! 🙂

      Petons

      1. Vaig estudiar llevadora a l’estranger i sempre recordaré una classe (crec que era de dol perinatal) on ens van dir que t’estimes el teu fill/a abans de concebre’l, hi crec tant…m’ha agradat llegir aquesta reflexió perquè hi penso sovint i em pregunto com pot ser estimar a un ésser que no coneixes?
        No sóc mare i em passa….
        Gràcies!

  2. ¡Qué bella reflexión Miriam!

    En mi caso la maternidad siempre ha estado en mí porque siempre quise ser mamá. Cuando de pequeña me preguntaban qué quería ser de mayor yo respondía lo mismo:»mamá».
    Pero quizá el punto de inflexión lo tuve con 18 años, cuando el ginecólogo que me diagnosticó mi problema morfológico en el útero me dijo (palabras textuales): «nunca jamás podrás ser madre». En ese momento supe que era lo que más ansiaba en el mundo y que lo ansiaba ya.

    Para mí el proceso hasta tener a mi hijo en brazos fue muy muy duro psicológicamente. Tanto es así que mi memoria selectiva ya no recuerda las lágrimas y los ataques de ansiedad de tantos años de sufrimiento y prácticamente me cuesta visualizarme embarazada porque fue una etapa que no disfruté y de lo cual me arrepiento tremendamente

    Por eso ahora me encantaría volver a vivir esa maternidad desde el inicio, desde el momento en que en mi cabeza planea dar un hermanito a mi hijo. ¿lo lograré? ¡Ojalá aunque ver el vaso medio lleno nunca se me ha dado demasiado bien!

    1. Hola, Silvia…

      Cuánto siento que fuera un proceso tan duro… Pero a la vez, estoy segura que ha servido para hacer un profundo e importante aprendizaje. Ojalá algún día puedas vivir un embarazo de forma más tranquila, gozando cada minuto. Y a la pregunta de ¿lo lograré? yo te contesto que sí. Que estoy segura que sí. Lo del vaso lleno-vacío… es cuestión de práctica… Empieza hoy, viéndolo más lleno que vacío y cada vez será más fácil hacerlo.

      Te deseo lo mejor. Besos.

  3. Qué bonito!! Creo que tienes mucha razón, yo ya me veo de nuevo no paro de hacer cuentas, si para tal mes ya estoy en estado me puedo poner este jersey, habrá que comprar otra trona… Y así, esto ya no hay quién lo pare. A ver si hay suerte 😉

    1. Uauuu… Qué bien, Lamamacorchea… Me alegro muchísimo que estéis de lleno en esta etapa de ir pensando qué habrá que cambiar, si tardará mucho o si no… Enhorabuena por este momento tan especial. Y sí, claro que habrá suerte!
      Besos.

  4. Qué razón tienes!
    Yo también recuerdo conversaciones cruciales, pros y contras… y analizarlo todo casi obsesivamente. También recuerdo una amiga que me dijo «si buscas el momento de tener hijos, nunca lo encontrarás!» Y otra amiga que me dijo «un hijo, no se puede explicar… hay que vivirlo, es lo mejor que te puede pasar, es el mayor reconocimiento, el mejor apoyo!»
    Besets

    1. Hola, Kittinha…

      ¡Qué buenos consejos, los de tus amigas! Lo de «nunca encontrarás el momento» también haberlo dicho yo alguna vez a alguna amiga… 🙂 Y es verdad… igual que «un hijo no se puede explicar, se tiene que vivir…» Totalmente cierto.
      Gracias por comentar. Petons!

  5. Hola Míriam!
    Jo també vaig viure aquesta etapa molt intensament junt a la meva parella i crec que sí que és molt important passar-hi sobretot perquè ara mirem enrere i recordem aquells primers pensaments, la inquietud cada mes, els desitjos de que tot anés bé…ho anyoro tant!!! Tinc ganes de tornar-ho a viure!!! Però tot arribarà i per ara tenim moltes ganes de gaudir d’aquesta ma(pa)ternitat acabada d’estrenar com qui diu!!!
    Un petó!

  6. Hola Miriam, me encanto tu articulo yo acabo de llegar a tu blog y justo me encuentro en ese momento que describes con mi pareja, espero sinceramente que no tardemos mucho tiempo en ver el positivo pero esta etapa nos esta resultando muy enriquecedora hablando sobre nuestros deseos y miedos, con la (ma)paternidad y estoy muy feliz 😉

  7. És una etapa molt borrosa per a mí. Vam passar de seguida al no poder quedar embarassada i tot un llarg procès de gairebé tres anys. Per a les persones amb dificultats és una època tan dura que no es pot ni imaginar per a qui pot concebir naturalment. Per sort, aquella bebé que tant vaig enyorar es desperta cada dia al meu costat.

  8. Míriam, m’ha agradat molt el teu post. Jo em trobo en una situació força conflictiva fa un parell d’anys. Jo no tinc fills i la meva parella en té dos. Desde l’inici de la nostra relació ell em va deixar clar que no volia més fills i jo li vaig deixar clar que no renunciaria a ser mare per ningú sinó per mi mateixa, si es donés el cas. Però veig que durant tota la meva vida m’he anat preparant per ser mare, però sempre ho he posposat perquè em suposa un gran sacrifici més que un regal. A dia d’avui, tinc una gran necessitat biològica per ser mare però a la vegada un gran alivio de no ser-ho. Està clar, que m’he plantejat deixar a la meva parella per ser mare soltera, però tampoc és això lo que vull. Jo entenc que un fill ha de venir desde el desig, no per l’obligació o per satisfàcer la meva necessitat biològica com a dona. Inclús moltes vegades em pregunto si realment és un desig o es l’estigma de que no seré mai una dona complerta si no experimento la maternitat. Gràcies

    1. Hola Maite, crec que pel que dius en el comentari ja tens la resposta… Un fill mereix ser profundament desitjat a ell i a tot el que implica de gaudi i alhora, de renúncia. Requereix i mereix una entrega profunda que cal que estiguem disposades a fer. Si aquest desig genuí no hi és… crec que no cal tenir fills. No és obligatori, ni seràs menys dona per no ser mare. Una abraçada ben forta.

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