Los bebés viven sólo en el presente. No saben hacer nada que no sea vivir en el ahora y el aquí. Por es,o en un momento determinado pueden estar llorando como si les fuera la vida, y al cabo de menos de 15 segundos, y si se ha satisfecho su demanda, ya están tranquilos y felices.
Vamos, que saben hacer algo que los adultos prácticamente ya ni recordamos como se hacía … Cuando tenemos un hijo @ nos cuesta bastante acostumbrarnos a la manera de hacer de aquel bebé y de algún modo, nos resulta extraño el «tempo» de aquel ser que come, duerme, llora cuando le pasa algo, y que constantemente cambia de hábitos. Cuando nos hemos acostumbrado a algo que hace, al cabo de nada, deja de hacerla y hace otra totalmente distinta.
Ahora que lo veo con cierta perspectiva, me río de los días que he pasado preocupándome de tal o cual cosa… Me río de mí y de mis fantasías! Recuerdo que más de un día me encontraba preguntando a mi madre, a alguna amiga con hijos o a quien fuera «Es normal que haga esto? Y cuando cambiará» toda angustiada porque tenía la sensación de que aquella situación se perpetuaría por los siglos de los siglos.
Por ejemplo, si las últimas noches habían sido especialmente malas, tenía la sensación de que lo serían hasta que cumpliera 18 años! Si un buen día estaba más pachucha y me reclamaba más de lo habitual, tenía la sensación de que yo nunca más recuperaría mi “espacio”.
Me preocupaba, y me angustiaba, y me encontraba siempre preguntándome «y cuánto durará esto?»… Lo más habitual era que al día siguiente o el otro, aquella situación cambiara como de la noche a la mañana y mi hija hiciera, de repente, algo totalmente diferente. Distinto y nuevo.
Todo aquel tiempo de preocupación anticipada no me ha servido de nada. Sólo para agobiarme, seguramente también para agobiarla a ella, y sobretodo, para impedirme disfrutar del momento presente.
Cuando conseguía situarme, pensaba «eres tonta! Lo ves, ya está … disfruta, todo está bien» y durante unos días conseguía que Laia me enseñara eso tan difícil y tan sencillo a la vez que es vivir el momento presente. Vivir lo que es, sin expectativas, ni preocupaciones, ni pensando en mañana o en pasado.
Por este motivo a los bebés les cuesta tanto entender a los adultos cuando les decimos «vuelvo dentro de un rato». ¿Qué quiere decir «un rato»? Para ellos, la ausencia es eterna porque la viven en el aquí y ahora, y si nos echan en falta, lo hacen con todas sus fuerzas y les resulta un sentimiento insoportable. Porque desconocen qué es «un rato«, o «una hora«… desconocen la noción de tiempo, y ya no digamos de «futuro».
Os pondré un ejemplo bastante gráfico. El día antes de irnos de vacaciones, mi hija acababa de cumplir los 11 meses. Mi compañero y yo estábamos tan ilusionados, tan contentos y con tantas ganas de irnos, que dejamos las maletas ya en el coche la noche antes, para el día siguiente tenerlo todo listo.
Antes de irnos a la cama le dijimos a nuestra hija «Laia, estamos muy contentos porque mañana nos iremos de vacaciones a un lugar muy bonito que te gustará mucho». Ella, muy decidida, asintió con la cabeza, cogió un juguete, luego la chaqueta y se fue hacia la puerta. Cuando nos dimos cuenta le dijimos «No, hoy no! Mañana»… y ella, que no entendía nada, se puso a llorar porque aquello tan fantástico que le habíamos dicho que haríamos, lo quería hacer AHORA porque no sabía que era eso de “mañana”.
Creedme… no os anticipéis, no os preocupéis. Sólo fíjaros en cómo lo hacen ellos y, si podéis y vuestra mente os deja, imitádlos y vivid el presente que, en realidad, es todo lo que tenemos.
2 respuestas
Genial Miriam!! Totalmente de acuerdo…..tendríamos que imitarlos más…en esto y en tantas y tantas cosas
Yo no me voy al futuro, no me anticipo…..jjejeje…me voy al pasado….por lo menos en tu blog!!!!….por aquí ando, leyendo, aprendiendo, disfrutando, sonriendo, pensando……
Un abrazo
Qué bien, me encanta cuando me escribe gente que se ha paseado por este blog recuperando posts antiguos y re-conectando con sus propias vivencias…! Me hace feliz! Gracias Pilar 🙂