Recuerdo como si fuera hoy el día que con mi marido nos miramos y dijimos: «Tenemos que iniciar la operación gateo«. Hacía unos meses nos había visitado un familiar y amigo que al entrar en nuestra casa (no había estado nunca), dijo a su mujer: «Mira, todavía no deben saber la cantidad de peligros que esconde su casa!«. Ellos tenían un hijo de un año y en casa disfrutó de lo lindo porque estaba llena de «peligros» que nosotros ni siquiera considerábamos como tales. Durante el rato que estuvieron en casa fuimos viendo que sí, que tenían razón. Nuestra casa era como una gran trampa donde un niño que con ese equilibrio inestable de cuando empieza a caminar y que tiene como un imán para tocarlo y removerlo todo, podía encontrar decenas de motivos para acabar en el hospital. O para romper una veintena de objetos, como mínimo.
Por eso, como padres primerizos y aplicados que éramos ;), cuando nuestra hija comenzó a apuntar maneras en esto del desplazarse de manera «independiente», dijimos lo de «operación gateo», que no significaba ninguna operación policial contra alguna rama de ETA sino solamente, que teníamos que poner a raya los «peligros» de casa. Es decir, todas las esquinas de los muebles, los cajones que se abren y hay tijeras, o medicamentos dentro, o el armario de debajo de la pila, con todos los productos de limpieza y blablabla. Compramos de todo; cantoneras para la mesa de centro, cierres de seguridad para los cajones… Y hicimos lo que nos había recomendado nuestro pariente: trazar una raya imaginaria de más o menos un metro de alto en toda la casa y lo que hubiera por debajo, subirlo arriba! Pero lo encontramos un poco exagerado y decidimos no tocar el reproductor de DVD’s, ni el equipo de música, ni algunos cables (imposibles de ocultar), ni algunas plantas…
Entonces establecimos una norma: que lo toque todo menos dos cosas, los cables y las plantas. Parece imposible pero nos funcionó. El resto lo ha tocado todo, dejando la cocina patas arriba sacando ollas y sartenes de los armarios, ha rayado varios CD’s, ha aprendido a la perfección a poner música en el equipo, o poner en marcha el DVD. Pero en general, no ha tocado ni plantas ni cables. Supongo que todo lo que podía tocar era tan interesante, que por dos cosas que tuviera prohibidas… podía soportarlo.
Ah… y las cantoneras! Fracaso total. El primer día que las vio en todas las esquinas de los muebles se propuso un reto; conseguir sacarlas. Y no paró hasta que, una a una, las fue despegando. Algunas tardó días, pero lo hizo, con una perseverancia admirable!
Cuando comenzó la «operación gateo» reconozco que me estresé. Pensé que sería terrible que fuera arriba y abajo tocándolo todo y veía lugares donde se podía hacer daño por todas partes. Cuando tuvimos la casa más o menos «segura» y caminar a cuatro patas se fue haciendo más y más fácil para mi hija, vi que no era para tanto. Que era fantástico verla como se desplazaba por toda la casa, explorando, descubriendo cosas nuevas, nuevos rincones, interesándose por todo. Vi que si cae porque le patinan las manos, tampoco pasa nada, y que si finalmente se da alguna vez contra aquella esquina de la mesita donde ella ha sacado a conciencia la cantonera, tampoco pasa nada.
Los bebés crecen, exploran, investigan y disfrutan recorriendo cuantos más metros mejor. Se sienten independientes, se sienten libres, y es un placer ver cómo van alcanzando estos nuevos retos. No tuve ninguna prisa porque se acabara la «operación gateo»… ahora me parece de las más divertidas!
2 respuestas
Si, hi estic d’acord, nosaltres no vam fer res, també és veritat que el Quim no és un nen gaire imprudent ni temerari, però vigilant una mica ens ho hem pogut muntar sense cantoneres ni invents de seguretat, l’únic que vam utilitzar van ser aquells protectors pels endolls, però la veritat és que mai hi ha posat un dit, explicant-li n’hi ha hagut prou. I si, també vam retirar medicaments i objectes «tallants», però res més. Creiem que és bo que remenin, i que experimentin amb olles, draps, pots, estris varis…encara que després s’hagi de recollir…ho necessiten! i si no els pots controlar durant una estona, doncs et desplaces a fer el que has de fer a prop seu…o els poses al parc infantil! jajaja!! no, no, això últim és broma! sempre m’han semblat com una presó aquests enginys!
Nosaltres tampoc vam retirar res, al principi una safata emb pedretes i les claus, però de seguida van tornar al seu lloc, la veritat és que l’Ivet no ha gatejat ni ha estat molt curiosa fins fa poc, però no s’ha fet mi mal ni ha trencat res, jo també penso que cal que explorin.