El primer lugar donde aparecen «fake news» es en la propia cabeza y a menudo ya en la infancia. «Soy tonto», «no sirvo para nada», «soy gorda», «no soy suficiente»…Es urgente que aprendamos y enseñemos a los niños/as que no todo lo que pensamos es verdad ni nos hace bien. Que en nuestro coco también hay mentiras y basura. Por lo tanto, habrá que normalizar el cuestionar los propios pensamientos. ¿Esto que pienso es real?¿Esto me hace bien?¿Qué me aporta pensar así? Porque no podemos ser nuestro peor enemigo y tenerlo todo el día taladrando dentro de nuestra cabeza. El primer paso es DARNOS CUENTA de qué pensamos y cómo. Observa tu mente y enseña a tus hijos a observar la suya. Es revelador y tomar consciencia de ello puede suponer un punto de inflexión brutal. Imagina que tu mente te dices que es IMPOSIBLE dejar de gritar a tus hijos y te lo justifica de mil formas. Prueba a cuestionar este pensamiento. ¿Realmente lo es? Si te atreves a cuestionarlo, estarás abriendo la puerta a nuevas formas de ver la misma situación. A buscar recursos, compromiso y maneras de cambiar eso. Muchas veces, para cambiar nuestra forma de actuar, tenemos que empezar por cambiar nuestra forma de pensar. Luego cambiará cómo nos sentimos. Y luego nuestra forma de actuar ante la vida. Si creo que es imposible dejar de gritar, siento desesperanza, culpa, agobio , tristeza. Si pienso lo contrario, el sentir también cambia. Y desde la ilusión, la esperanza, ganas, esfuerzo…es más fácil luego hacer algo distinto y nuevo. No podemos cambiar nada si pensamos y hacemos lo mismo. Todo esto, cuanto antes lo aprendan tus hijos mejor. Y la mejor manera de enseñarles algo es desde tu ejemplo. No te creas las «fake news» que crea tu mente. No dejes pasar ni una.
Ojalá esto resuene en ti y suponga un punto de inflexión. Para mí lo fue, y todo cambió. El día que me di cuenta, gracias a la meditación que pesaba muchas cosas que NO eran verdad, que a veces era auténtica basura que no me hacía bien, todo cambió, literal.
Darme cuentas que yo no era mi mente fue brutal y a la vez supuso un antes y un después. Bendito el día que empecé a meditar y a observar lo que pensaba, lo que sentía y lo que ocurría cuerpo adentro.
Ojalá esto, de alguna forma te ayude.