Las últimas semanas, y a raíz de la portada de la revista TIME (donde aparece una madre amamantando a un niño a punto de cumplir cuatro años) con el titular de «¿Eres lo suficientemente madre?», han ido apareciendo en los medios del país varios artículos sobre la llamada «crianza con apego».
La revista TIME consiguió lo que quería: provocar y tener repercusión. Hay que decir que las 30 páginas que seguían no iban nada del palo de la portada… pero imagino que querían vender muchos números y supongo que lo han conseguido. Los medios de aquí han utilizado la polémica por decir la suya y casi en todos los casos hay un trasfondo de «esto de la crianza con vínculo es peligroso, tanta teta, tanto colecho… no puede ser bueno». Focalizando la crianza respetuosa y con vínculo en los dos temas que traen siempre polémica: lactancia y colecho.
Pues bien, hoy quiero decir bien alto y fuerte: ¡NO CAIGAMOS EN LA TRAMPA! La crianza respetuosa y consciente es mucho más, y las divisiones que han hecho todos estos medios logran una única cosa: separarnos. ¿Si no colecho quiere decir que no estoy por una crianza consciente y con apego? ¿Si no amamanto a mi hij@ más allá del año, o si no conseguí amamantarlo en absoluto, significa que ya no estoy haciendo una crianza con apego? Los artículos reduccionistas han conseguido que muchos se enciendan y sinceramente, yo creo que no vale la pena.
Porque en el fondo, la lactancia a demanda, el colecho, el parto respetado… no es en absoluto el kid de la cuestión. Para mí, lo más importante, es ver como hay un cierto y creciente interés en separar dos bandos, en dividirnos madres y padres, niños y niñas, abuelos y abuelas. Si sales del corral, eres una oveja descarrilada y vendrá el lobo y te comerá. Pues bien, para mí la crianza consciente, la maternidad y la paternidad consciente, significan atravesar cada pequeño o gran obstáculo juntos y con amor, porque el AMOR del que se escribe con mayúsculas y lo inunda todo, aleja el miedo. Para mí, criar de manera respetuosa y consciente significa no tener miedo. No tener miedo de respetar los ritmos de mi hija, no tener miedo de ser juzgada ni criticada, no tener miedo de vivir diferente o hacerlo diferente de la gran mayoría. Quiere decir no tener miedo de amar a los que lo hacen como yo y también a los que no. Quiere decir empoderarme y gritar a los cuatro vientos sin miedo a que me digan que estoy loca.
Pero más allá de lo que hacemos o sentimos los padres, lo que más preocupa en el fondo de todo (y casi de manera inconsciente) a los que quieren que sigamos siendo ovejas son nuestros hijos. Porque si criamos niños y niñas sin miedo, si los respetamos y ellos aprenden a respetar su cuerpo, sus ritmos, su instinto, su poder… llegará un día que serán adultos i que no van a tener miedo. Y eso es lo que no interesa, ¡adultos sin miedo!
Por tanto, olvidemos por un momento los debates estériles, las tonterías, los artículos mal contrastados y poco informados, los pediatras que no se reciclan, los ginecólogos instalados en el siglo pasado… y empoderémonos. Mujeres, hombres, madres, padres, niñ@s, abuel@s… recuperemos el poder que algún día nos hicieron creer que no era nuestro. Escuchemos el instinto, volvamos al AMOR. Amémonos sin miedo, vivamos sin miedo, respetémonos sin miedo tanto si somos iguales y hacemos lo mismo como si no. No tengamos miedo a no estar dentro del corral y de emprender caminos diferentes y nuevos por parajes desconocidos o infranqueables… No tengamos miedo del lobo, porque en el fondo lo único que le pasa al lobo es que nunca recibió ni el amor ni el respeto que necesitaba y ahora está lleno de rabia y de dolor. Abracémonos, también al lobo, y creemos, en los tiempos que vienen, un nuevo paradigma.
Porque como dijo un sabio un día… ¡Todo está por hacer y todo es posible!
11 respuestas
T’aplaudeixo, es el mes coherent que he llegit sobre el tema! Gracies Miriam.
Me ha encantado tu enfoque y estoy totalmente de acuerdo creo que si en el mundo hubiera más personas que intentaran hacer lo mismo, acabarían muchos problemas.
Estoy totalmente de acuerdo. Yo he caído en la trampa de contestar el artículo de La Vanguardia, pero para pedir que se acabe esta guerra 🙂
Es que el artículo de la Vanguardia tiene tela… Entiendo que quisieras hablar de ello en tu blog!
Yo hay veces que también consiguen indignarme y caigo de nuevo en la trampa… Pero iremos aprendiendo! 😉
Besos!
Hola Miriam,
¡Totalmente de acuerdo! Lo único que se consigue con todo este tipo de artículos es crear polémicas, conflictos y separaciones, cuando justamente necesitamos lo contrario -unión- para lograr que nuestros hijos sean adultos sanos, felices y respetuosos. Debemos respetar y valorar las diferencias, e intentar remar en la misma dirección.
¡Me encanta tu blog! Un abrazo.
Gracias Mila!
Exacto, de eso se trata: de remar en la misma dirección a favor de una sociedad más consciente, más libre y más feliz!
Un abrazo
Jo també aplaudeixo aquesta mirada!
Per un món més amorós i menys competitiu, per un benestar emocional real!
No ho podria dir millor! 🙂
Petons.
Estoy muy de acuerdo con lo que dices, Miriam. Es estéril enredarse en provocaciones de este tipo.. vivamos según nos dicta el corazón sin querer demostrar nada a nadie porque no hay necesidad. Besos!
Exacto, Carol! No hay ninguna necesidad… Y desgasta muchísimo…
Gracias por tu comentario. Besos!