Hoy hablamos de la otra cara de la moneda: los niños pegados o mordidos. Después del video de la semana pasada en que hablamos, sobretodo, de los que pegan o muerden a partir de los 18 meses, aproximadamente, hoy, abordamos la otra parte.
Es cierto que hay algunos que están en los dos bandos, pero otros no. Y es una situación igual de complicada de gestionar y que nos puede suponer un mal rato emocional para todos y en todos los casos: tanto si nuestro hijo ha sido quien ha pegado como si ha sido quien ha sido pegado.
Se activan muchas emociones cuando tu hijo vuelve a casa mordido o pegado. Lo pasas mal, por qué no admitirlo. No si es un caso puntual, pero a veces hay niños que son siempre los que pillan.
Ya lo he contado en el video, algunos de los motivos por los cuales pasan estas cosas: son pequeños, no saben gestionar sus emociones de otra forma y tenemos que ayudarles a ello. Actúan por pulsiones, muy desde el instinto, la emoción primaria: el enfado, la alegría o el cansancio…, y no hay filtro. El niño pegado o mordido muchas veces ni se da cuenta que van a hacerle daño. Si a veces nos pegan o muerden a nosotros y no tenemos ni tiempo de reaccionar para protegernos, cómo lo va a hacer un niño de 2 años. Son cosas que pasan en milésimas de segundo.
A veces ni siquiera saben qué es lo que ha pasado: notan dolor pero no saben ni de qué, ni qué es lo que le ha hecho el otro niño y mucho menos, por qué.
Lo ideal sería que hubiera muchos ojos de adultos vigilando los niños y ayudándoles a gestionar sus emociones y a lidiar con ellas, pero esto a veces es imposible. La anticipación para proteger al niño mordido es básica, pero para anticiparnos tenemos que estar observando, obviamente. Explicarles lo que les pasa, lo que quizás sienten cuando les hacen daño. Enseñarles a decir «no me gusta, no lo hagas, no, no, no», enseñarles a apartarse en estas situaciones y buscar ayuda, son cosas que podemos hacer para ayudarles con estos episodios. Si ya hablan, ayudarles a manifestar sus emociones verbalmente.
Tanto con niños que pegan o muerden como con los que son pegados o mordidos, es importante hablar de lo que ha pasado en el momento en el que ha pasado. Sobretodo si son muy pequeños (1,5 años, 2, 2,5). Viven en el presente y si queremos sacar el tema 2 horas después que hayan pegado o hayan sido mordidos por otro niño, puede ser que ni entiendan de qué les estamos hablando.
Tener confianza en que pasará. Transmitirle también confianza a nuestro hijo.
Y trabajarse uno mismo mucho sus emociones. Vaya, que para ayudar a gestionar las emociones de los niños tenemos que intentar gestionar bien las propias. Y a veces, cuando nuestro hijo pega o es pegado, nos ponemos de una manera que no sería la adecuada. Tenemos que recordar SIEMPRE que los adultos somos nosotros y que somos su referente, su ejemplo. Que esa etapa será más o menos fácil también dependiendo de cómo lo llevemos los adultos que le acompañamos en esto que se llama vivir. En cómo lo gestionemos. O sea que mucha consciencia en lo que hacemos, decimos, damos a entender con nuestros gestos, sentires…
Lo de criar y educar hijos no es nada fácil. Si alguien os dijo que lo era, os mintió. Pero con paciencia, humor, sentido común y amor, es, seguramente, lo más fantástico que podemos vivir. Es transformarnos a su lado mientras vemos su transformación. Es crecer con ellos.
Si estás viviendo esta etapa, respira hondo y confía en que un día se acabará. Procura darle las herramientas adecuadas a tu hijo para defenderse y transmítele que PUEDE.
¿Cómo gestionáis vosotros estas situaciones?