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Experiencia

Muerte súbita

15.6.2011

La muerte aterroriza a la mayoría de madres y padres. Justo después de que la vida te entregue el carné de «YA ERES PADRE/MADRE», cuando miras la letra pequeña de atrás ves que dice cosas que no te imaginabas. Una de ellas es que, de repente, (o no) un tipo de miedo pasaría delante de los anteriores ocupando, orgulloso, la primera plaza: el miedo a vivir la muerte de este hijo@.

Tal vez ya durante el embarazo lees o escuchas que los primeros meses del bebé hay algo que se llama la «muerte súbita» y se te ponen todos los pelos de punta. No conozco ninguna madre que no haya pensado, aunque sea un segundo en la muerte súbita del bebé. Confieso que yo, cuando mi hija era pequeña, a veces dejaba de respirar para poder escuchar si ella lo hacía. Al principio, cuando son recién nacidos, los bebés aunque duerman hacen muchos ruiditos. Son característicos y muchos padres lo comentan: «por la noche no paro de escucharlo». Pero a medida que se van haciendo mayores, los ruiditos van disminuyendo y un buen día sólo los oímos respirar, porque todavía lo hacen fuerte… y entonces hay días que echamos de menos aquellos ruiditos que nos relajaban porque sabíamos que estaban bien. Cuando ya no los hacen a veces escuchamos atentamente, o nos acercamos muy despacio y en silencio para comprobar que respiran. Yo lo he hecho. Muchas lo hemos hecho. Muchos lo han hecho.

No puedo ni imaginarme acercarme de puntillas y no sentirla respirar. Supongo que por eso cuando era más pequeña y hacía una siesta más larga de lo habitual, tenía que comprobar que estaba perfecta, inmersa en su sueño profundo. O cuando de noche hacía una tirada más larga, durmiendo más horas seguidas, las hormonas y la subida de la leche me encendían las luces de alarma y me despertaba igualmente pensando «cómo es que todavía no me ha pedido el pecho?» , y me aseguraba que todo estaba bien.

Entonces el pediatra te dice que el bebé tiene que dormir de lado o boca arriba porque han comprobado con estudios que hay menos muerte súbita entre los bebés que duermen así. Si un día vemos que el bebé se ha puesto a dormir boca abajo, intentamos volver a ponerlo en la posición «segura», aunque entonces la madre, la abuela o la tía nos dicen «Tú y toda tu generación dormisteis siempre boca abajo porque nos dijeron que era así como teníais que hacerlo”. Y celebras no haber sido uno de los casos que corroboraron que dormir boca abajo era poco recomendable.

Algún día, comiendo con amigos también padres y madres, alguien dijo en voz baja, casi en «modo confesión»: «yo, cuando mi hijo dormía, iba a menudo a comprobar que respirara». Me doy cuenta que muchos nos reímos y en el fondo, respiramos aliviados de ver que no éramos los únicos, y que quizás el miedo que teníamos, la compartimos con más gente de lo que pensábamos. Por suerte, los bebés van creciendo y nosotros también nos vamos relajando. Vamos teniendo más experiencia, pillándole el “truco” 😉 y otros sentimientos van robando posiciones al miedo e inseguridad, que al principio, suelen ocupar los primeros puestos del ranking. Ser padre o madre primerizo no es fácil y también necesitamos nuestro rodaje. Necesitamos ir ganando, cada día, en seguridad y tranquilidad de saber que lo hacemos lo mejor que podemos y sabemos. Y poco a poco, vamos haciendo menos viajes para comprobar que respiran, porque entendemos que eso es lo que tiene que pasar, que respiren, un día y otro, sin detenerse, para siempre. Porque acabamos integrando que lo más natural es que crezcan sanos y sin problemas, y mientras así es, no tiene ningún sentido pensar lo contrario.

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Míriam Tirado

Consultora de crianza consciente y periodista especializada en maternidad, paternidad y crianza. Me dedico a ayudar a madres y padres a conectar con sus hijos/as.

5 respuestas

  1. Confieso, también dejaba de respirar yo, le ponía la mano encima a la gorda y comprobaba que respiraba… Incluso ahora cuando la veo durmiendo muy profundamente boca abajo, compruebo que todo está bien…

  2. Jo també confesso i us he de dir que l’altre dia vaig anar a veure si respirava el meu pare (feia tanta estona que dormia a una hora poc habitual, que em vaig espantar!) Per sort,…respirava;)

  3. El meu fill té 1 mes i també miro si respira quan dorm molta estona seguida… Fins i tot conec una mare que quan tornava a casa en el cotxe, si el nen anava dormint al «cuco», s’aturava en una benzinera a mig camí per comprobar-ho… Jo no m’avergonyeixo de fer-ho, tot i que fa poc, em van fer un comentari sobre el tema que em va molestar: «No hauries d’estar tan obsesionada». I que consti que no ho faig a cada moment, ni cada dia, però, de vegades, necessito assegurar-me que el meu fill està bé… Si no em puc «obsesionar» amb el meu fill, no sé amb què pot valer la pena «obsesionar-se»… En fi, que cadascú faci les coses com millor li sembli i pugui i que aprenguem a no fer cas dels comentaris «desafortunats»!

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