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Hasta el 6 de enero

Los niños y las incansables repeticiones

Si algo me fascina de los niñ@s pequeños es la cantidad de repeticiones que pueden hacer de una misma cosa. Es decir, el número de veces que pueden llegar a hacer el mismo movimiento hasta aprenderlo (por ejemplo intentar girarse cuando son bebés).

O la cantidad de veces que pueden querer escuchar el mismo cuento, el número de veces que quieren oír la misma canción (tantas que te parece imposible) o el número absolutamente descomunal de veces que pueden llegar a mirar el MISMO capítulo de Pocoyó, Caillou o Peppa Pig.

Sin duda, si los adultos tuviéramos su valiosa constancia, estoy convencida de que las cosas nos irían infinitamente mejor como sociedad! 🙂 Dicho esto: cuando Laia era más pequeña, recuerdo que le gustaba muchísimo un capítulo de Pocoyó en que se resistía a ir a dormir (algo que aún hoy le pasa a ella).

Se sentía identificada, le gustaba ver cómo aquel muñequito se sentía igual, y ver como su amigo Pato, muerto de sueño, le decía que era hora de ir a la cama (como le decimos nosotros, sus padres, a ella).

Siempre quería ver el mismo capítulo, siempre. Lo vio un montón de veces y una vez lo tuvo entendido, integrado y disfrutado, ya nunca más. Devoró otro.

Lo mismo le pasa con las canciones, la famosa «Ai se eu te pego» quizás la ha escuchado cientos de veces y una vez la ha integrado, hemos pasado a otra: «Corren», de Gossos. Le encanta: la escucha y la escucha y la escucha… y no se cansa. La canta, la baila un día y otro, y al día siguiente, y el de más allá…

Repeticiones, repeticiones, repeticiones… para ir entendiendo, tomando nota, aprendiendo, integrando, hasta que finalmente, está asimilado y se puede pasar a otra cosa. Para continuar aprendiendo cada día un poquito más.

El problema es cuando tú, como adult@, estás harto de ver mil trescientas veces el mismo capítulo de unos dibujos o de explicar por enésima vez el mismo cuento.

Y empiezas: «¿No quieres que te cuente este?» «NO» «¿Y este otro? ¡Es muy bonito!» «¡NO!», hasta que al final asumes lo que ya sabías: que quiere que le expliques aquel, aquel y punto.

Como cuando uno de mis hermanos tenía unos 4 años y estaba alucinado con el hundimiento del Titanic. Había salido en vídeo la película de James Cameron y le encantaba la parte en que el barco se empieza a torcer y todo va hacia abajo, ¡músicos de la orquesta incluidos!

Sólo quería ver aquella parte: se quedaba alucinado viendo como el gran Titanic se iba inclinando hasta que se ponía absolutamente vertical y finalmente, se hundía. Pero claro, vivíamos juntos y yo estaba harta de ver el hundimiento del Titanic… ¡creo que alguna vez incluso soñé con ello!

Y yo, adolescente, que en aquel momento todos los temas de maternidad, crianza y niños digamos que no me importaban demasiado… no era capaz de entender por qué. ¿Por qué mi hermano se «torturaba» y nos torturaba con aquella maldita escena? Y le decía: «Por favor, ¿quieres hacer el favor de ver otra cosa?» Y él que no.

Y ahora… que soy madre, que tengo una hija que hace lo mismo, que veo muchos niños cada día que necesitan miles de repeticiones para ir creciendo… ahora entiendo por qué lo hacía. Y aquí, públicamente, le pido disculpas. 🙂

Pero ya os digo que lo que no pienso hacer es ir a ver Titanic ahora que ha salido en 3D. Creo que otro hundimiento, ver otra vez los músicos tocando mientras están a punto de patinar cubierta abajo… ¡no lo soportaría! Yo también ya lo tengo bastante integrado y asimilado, o sea que «¡a otra cosa mariposa!» 🙂


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Míriam Tirado

Consultora de crianza consciente y periodista especializada en maternidad, paternidad y crianza. Me dedico a ayudar a madres y padres a conectar con sus hijos/as.

4 respuestas

  1. En serio, hay veces que si a tus entradas les cambiara tu nombre por el mio no me daría ni cuenta… no puedo estar más de acuerdo con tu reflexión, en serio, desde hace un tiempecito mi hija a empezado a «devorar» películas de dibujos, empezó por Totoro, luego por Ponyo y el Acantilado, El Rey León, Buscando a Nemo y ahora le toca a Monstruos S.A, es que se despierta ya sea por la mañana como por la tarde con la misma frase: Ponme S.A! (solo la turna con «Tetita» :-P)
    Por no hablar cuando ya con unos 3 meses aprox solo se calmaba con la canción torturadora de Bob Esponja, era impresionante como pasaba de llorar a pleno pulmón y como callaba en seco al ponerle la dichosa canción! O_o
    Porque mi peque tiene un largo historial musical si señora, con menos de 6 hasta el año aprox solo quería oír y ver videoclips de Katy Perry, pero no cualquiera, solo los que a ella le gustaban… cuando empezaron a quedarseles cortos pasamos a un Remix de videoclips de moda, pero al poco supimos cual era su próxima victima: Pitbull. Así que nada, Pitbull a todas horas, en todas las teles, hasta en el móvil… y no veas que bailes se marca la enana con menos de 2 años que tenía, meneando el culo a «lo sexy» y todo, nosotros íbamos por tierra de la risa xDDDD
    Ahora la música le apetece de vez en cuando, para recordar «viejos momentos» supongo jejeje

    Así que con calma y muuuucha paciencia memorizamos las pelis con la peque y se las ponemos siempre que quiere, aunque a veces intentamos «distraerla», pero con poco éxito, que le vamos a hacer, es una idea con ideas bastante fijas 😉

    Madre del amor hermoso vaya tocho me ha salido, bueno, como hacía tiempo que no me pasaba me he desahogado un poco, que siempre que te leo me invaden los recuerdos… un beso muuuuy grande Miriam ^^

    PD: Por cierto, sales muy guapa en el vídeo del telediario 😉

    1. Hola, Alexia!

      Vaya con la marcha de tu hija, no?! Qué divertida debe de estar bailando Pit Bull!!! 🙂

      Sí, esto de las repeticiones no creo que haya ninguna familia que se salve… Al menos no habéis tenido que ver 15 mil veces el hundimiento del Titanic! Ahora, que escuchar hasta la saciedad la canción de Bob Esponja también tiene tela!!! jajajaja… O sea que muuuuucha paciencia!

      Besos.

      1. Tienes razón y menos mal! por suerte aún no le ha dado por momentos trágicos…
        Lo bueno es que mientras ve por milésima vez X película, está entretenida y puedo hacer otras cosas, lo malo es que tengo entendido que no es muy bueno que digamos que pasen mucho rato delante de la tele… pero cualquiera le dice que no a su película «fetiche» del momento, en fin, que dilema (>_<)

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