Supongamos que nuestro compañero/marido/pareja hace unos días que está como distante; dice que no le pasa nada pero está raro, quizás menos alegre, quizás menos presente que de costumbre.
Supongamos que era bastante cariñoso y desde hace unos días ha empezado a serlo menos. Supongamos que anoche le dijimos y le mostramos que queríamos hacer el amor pero él nos dijo «otro día… no estoy de humor». ¿Qué hacemos? Pues nos preocupamos.
Inevitablemente le preguntamos más a menudo «¿qué te pasa, te veo raro…?», y estamos más al tanto de él porque…«¿Y si se siente desplazado, o que no le he hecho demasiado caso las últimas semanas?».
Pero eso no es lo peor… porque también podemos pensar cosas como «¿y si ya no le gusto? ¿Y si ha conocido a alguien? ¿Y si se ha desenamorado de mí?» Y entonces hacemos de todo para intentar complacerle, le hacemos más caso, nos arreglamos más, estamos más pendientes… porque no podríamos soportar perderlo.
Llega un día que ya no podemos más y cuando está sentado en el sofá le decimos: «dime qué te pasa de una vez porque yo, esta distancia, no puedo soportarla».
Y entonces es cuando nos dice lo que le preocupa; en su empresa hay rumores, cada vez más fiables, de que media plantilla irá a la calle. O que a su padre le han encontrado un tumor, pero todavía no es seguro que sea maligno porque le tienen que hacer más pruebas… O que un compañero de trabajo le ha quitado un caso que tenía que ser para él… O… lo que queráis, lo que se os ocurra y que no tenga absolutamente nada que ver con vosotras.
Entonces podemos respirar. Podemos respirar y relajarnos. Podemos volver a la calma. Normalmente este punto es cuando le decimos: «¡esto no me lo vuelvas a hacer nunca más! ¡Haz el favor de decirme qué demonios te pasa cuando te lo pregunto». Y nos contestan que no nos querían preocupar, que nosotras ya tenemos suficientes cosas en la cabeza, que nos veían agobiadas y no querían preocuparnos, etc, etc, etc…
Ahora cambiemos la suposición:
Supongamos que ahora es a nosotras a quienes nos pasa algo, y aquí os podéis imaginar lo que queráis, menos que hemos dejado de amar a nuestro hijo.
Puede que estemos preocupadas por el momento de volver al trabajo, o cuando ya hemos vuelto, que no nos guste lo que hacemos, o que no nos traten tan bien como quisiéramos…
Puede que no acabemos de sentirnos apoyadas por la pareja y que nos sintamos solas, o que hayamos tenido una discusión con nuestra madre, o padre, o suegra… Puede que nuestro hermano, nuestra abuela, nuestro cuñado, nuestro quien sea esté enfermo…
¿Qué hacemos? Pues estamos más tristes, estamos más irritables, sin ganas de jugar… Más distantes. Damos el pecho (y aquí podéis cambiar pecho por biberón, porque el caso es lo mismo) sin terminar de estar presentes porque la cabeza se nos va al trabajo, a la pareja, o la cuñada enferma.
Estamos con nuestro hijo pero no somos las de antes; no estamos alegres y sí… nos hemos distanciado un poco, sin quererlo, sin darnos cuenta.
¿Qué hacen ellos? Se les encienden las luces de alarma: «a mamá le pasa algo» y sabéis qué piensan siempre: «es por mi culpa«.
Y entonces nos piden más, se nos “enganchan” más, quieren más teta, quieren más brazos, quieren más contacto y dormir con nosotros. Si son más mayores, a veces se vuelve a escapar un poco el pis, o tienen más miedo del habitual a los «monstruos».
Y ahora ya no sólo estamos preocupadas sino que además necesitamos que nos deje un poquito en paz este hijo nuestro y nos saturamos.
Llegados a este punto, ¿qué podemos hacer? Es sencillo: Digámosle que nos pasa. Abrámonos y con pocas palabras, con pocas frases expliquémosle que NO tiene nada que ver con él. Que es nuestra alegría, pero que en este momento estamos tristes por A o por B.
No es necesario hacer un gran discurso, simplemente liberarlo de la carga de pensar que no estamos disponibles porque ya no lo queremos. ¿Parece absurdo? ¡Mirad más arriba! Es exactamente lo mismo que habíamos pensado nosotras con nuestra pareja.
Lo absurdo es que nunca se nos ocurra explicar a nuestros hijos que lo que nos pasa no va con ellos. Que pueden relajarse, que pueden seguir viviendo despreocupándose del mundo adulto. Que nosotros estamos y que nosotros resolveremos. Esto es lo que nos toca ahora.
Ellos, con estas palabras podrán liberarse y desprenderse de lo que nos pasa y que no es suyo. Un bebé no debería estar preocupado intentando complacer a mamá porque la siente distante, pero lo hacen. Porque nos quieren y porque no soportarían que nunca nos separáramos.
Abrirnos, hablar de lo real hace que nos podamos desprender y no engancharnos a cosas que no nos pertenecen. Si queremos un núcleo familiar cálido sin tener que ir intuyendo qué le pasa a cada miembro, digamos la verdad de lo que nos pasa y dejemos que los demás se liberen de cosas que nunca deberían preocuparles.
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8 respuestas
La comunicació amb les persones que estimem en un dels pilars bàsics perquè puguem ser feliços. Ho has explicat molt bé. Es important tractar als nostres fills com a fills pero també com a persones individuals que també es preocupen per les coses.
Tinc les llàgrimes als ulls, quanta raó.,.. A mi m’ha passat amb el meu bebé de 8 mesos i sempre li he explicat, com li explico tot… Però mai se m’havia acudit pensar que pogués sentir la mateixa angoixa que sento jo i que descrius en el primer exemple amb la parella. Gràcies 🙂
Ffua, i quines reflexions més encertades! Just ahir em va passar amb el gran. Em van trucar de la guarderia perquè anés a buscar el petit, havia de portar-lo al metge (fora del poble) i el gran al sortir del cole no col·laborava per fer-m’ho més fàcil. Ens vam enfadar i ell se sentia molt culpable.
Llavors li vaig explicar que no estava enfadada amb ell sinó amb el món! Em trobava malament, tinc 3 entregues endarrerides dels estudis de Community Manager i ara se’m presentaven uns dies amb el petit a casa, sense res greu, però sense poder anar a la guarde… em sentia incapaç de poder amb tot i em sentia culpable de viure-ho així, com si no volgués estar amb el petit…
Ens va anar molt bé parlar-ne!!!
El que no sé és com fer-ho amb el petit que evidentment també ho nota i es passa el dia reclamant teta cada 20 minuts i picant-me els dits si se m’acudeix agafar els apunts o l’ordinador… (com ara, que el tinc empipat tbant-me dels pantalons).
Doncs res, a seure a la catifa i a jugar!!!
Me ha emocionado muchísimo tu post.
Cuando mi madre enfermó de cáncer se me hundió el mundo y fue muy difícil de llevar e intentaba aparentar con mi hija aunque ella notaba que su mami no estaba bien. Alguien me dio un sabio consejo «no pasa nada si alguna vez lloras delante de tu hija, no pasa nada si le dices lo que ocurre» fue mi salvación.Claudia aprendió que su mami también podía estar triste y yo podría hacerle ver que no era culpa de ella.
Un abrazo
Quina gran reflexió!!!!!
Jo crec que des de que ho practico que tots som més feliços. Abans hi havia la tendència a pensar que als nens no se’ls hi havia d’explicar els problemes dels grans però això és un gran error. Com diu el meu pediatra: «els nens són nens però no són tontos», se’ls hi pot explicar tot, això si amb paraules fàcils i que ells puguin entendre.
L’altre dia plegant el llit niu de l’Oriol em vaig quedar clavada, és que no em podia ni moure i de sobte apareix la Laia demanant-me no se què i li vaig dir: «mira Laia, la mama s’ha fet mal a l’esquena i no es pot ni moure» sabeu que em va contestar (amb només 3 anyets)?: «Vols que t’ajudi a guardar el llit de l’Oriol? INCREÏBLE!!!!! Em vaig emocionar i tot!!!!
Jo afegiria a la frase del meu pediatra:»Els nens no només són nens i no tontos sinó que són molt més llestos del que ens pensem»
Sandra: A vegades podríem dir allò de: «La comunicació, aquella gran desconeguda», oi? 😉
Una abraçada!
Alexandra: Home no sé si és la mateixa angoixa o no, però els bebès capten el que sentim, i sinó hi posem paraules, si no els n’alliberem, no entenen res i el que fan és l’únic que poden fer, enganxar-se més per protegir-se. Una abraçada.
Núria: El petit em sembla que nota com estàs, aquesta sensació de no donar l’abast, de no poder amb tot i fa el que sap fer; reclamar-te perquè estiguis present i tornis amb ell amb cos i ànima. Que juguis i deixis la resta. Segur que si hi jugues una estona amb tota la presència possible, més tard et deixarà treballar una estona sense reclamar-te. Prova-ho, a veure si funciona. Com més present estiguis, més fàcil et serà fer tot el que has de fer sense entrar en l’agobi. Sort. Un petó.
Haydée: No, no pasa nada si ven que mamá llora, que le pasan cosas. No pasa nada siempre y cuando le contemos que no es por su culpa. Sino, sí que pasa porque ven a mamá triste y creen que es porque ellos no son «suficiente» o porque no la saben «hacer feliz»! Es la etapa egocéntrica de los niños que está muy bien saber que existe y como hacerlo para que los niños no lo pasen mal cuando en el mundo adulto pasan cosas que no nos gustan.
Anna: Un 10 per la Laia! Sí, els nens són molt més llestos i savis que molts adults. 😉 Una abraçada.
Que hermoso post Miriam. Es de los mejores consejos qe cualquier madre o padre puede recibir. Un abrazo.
Des que vaig llegir el post ahir, em vaig quedar amb ganes d’escriure aquí unes línies. A mida que anava llegint anava assentint amb el cap, com dient «sí, m’hi identifico», «reconec el sentiment i la situació». Jo poques coses tinc, i he tingut clares en quant al meu fill i les relacions en general, però aquesta l’he sentit i tingut claríssima: que quan jo no estic bé, o estic a mitges, ell ho nota perfectament !! és com un detector de «mama-trista», «mama-preocupada», «mama-agobiada». I sap greu, pel que tu expliques molt bé, que es senten responsables de les nostres càrregues emocionals. Intento sempre que puc, quan em trobo en una situació d’aquestes, dir-li què em passa, molt breu, com tu dius, perque vegi que no té res a veure amb ell el que jo estigui malament. I crec que ho va entenent. Tot just fa poc que comença a saber fer anar els conceptes de «content» i «trist», i per mi és emocionant poder parlar amb ell a aquest nivell, poder parlar de sentiments. Molt important aquest post, Miriam, gràcies !