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Nueva fase

La etapa del por qué?

9.3.2012

Sí, estamos absolutamente inmersos en esta etapa en que nuestra hija puede preguntarnos unos cuantos «por qués» seguidos hasta que no recuerdas ya a qué se refería cuando te pedía «¿por qué?». Había oído hablar mucho de esta etapa y la había vivido también con mis hermanos. A mí, lo digo con la mano en el corazón, esta etapa me encanta. Sí, que mi hija me pregunte las cosas más estrambóticas y quiera saber el por qué, o que de las cosas más normales y cotidianas, que incluso propone ella misma te pida el «por qué», me encanta.

Me fascina, me divierte, me hace pensar, me hace cuestionar, me hace exprimir el cerebro tratando de encontrar las respuestas más adecuadas… y me lo paso muy bien. Sí, ya sé que a veces cuando no paran de decirte «¿y por qué, mamá?», «¿Y por qué?»… puede ser desesperante, pero todavía no ha llegado el día que me canse de estas preguntas, de estos interrogantes interminables. El otro día estuve pensando cómo es que todavía no había perdido la paciencia (porque a veces es para perderla) y encontré la respuesta, me parece. Por un lado, porque a mí me encanta hacer preguntas, por algo me convertí en periodista. Me encanta saber, preguntar y repreguntar… Yo disfruto cuando conozco a alguien con un trabajo que desconozco, o con una historia vital que me sorprende, o… me gusta que me explique, me gusta aprender cosas nuevas. Y me parece que las preguntas nunca se me acaban. Es habitual que deje de hacerlas por educación y porque no está bien visto eso de preguntar mucho, no porque se me haya acabado el interés en lo que estábamos hablando…

Pero también hay otro motivo que creo que me hace encarar esta etapa de otra manera. Con la crianza de Laia de vez en cuando tengo como flashes y me vienen recuerdos de cuando era yo la niña pequeña de dos años y medio. Me ha pasado algunas veces y es como un reencuentro con una parte de mí que creía olvidada. Hace unos meses, cuando Laia empezó a preguntar «¿y por qué?» me vinieron un montón de recuerdos de cuando yo hacía estas preguntas. O mejor dicho, me vino la impresión del recuerdo en que yo preguntaba muchísimo «y por qué» y a veces la gente no tenía ánimo de responderme. Quizás porque había hecho tres mil, quizá por cansancio, por lo que sea… pero recuerdo que no me gustaba nada cuando me dejaban de responder porque yo ya me había hecho demasiado «pesada». Y lo entiendo; estoy convencida de que podía llegar a serlo mucho, pero no lo hacía por fastidiar… Lo veo con Laia… a veces pregunta compulsivamente y no se da cuenta que llega un punto que pregunta a pesar de haber perdido ya el hilo de lo que estaba preguntando. Entonces le digo: «Ahora no recuerdo qué me preguntabas… ¿por qué, qué?» y entonces me dice: «No lo sé». Pero eso no quita que mientras ella sí que sigue el hilo, nos esforcemos en responder aunque a veces pregunte las cosas más surrealistas e incoherentes del mundo.

Sé también que a veces pregunta simplemente por no estar callada. Pero me da igual. Puede preguntar «¿Por qué salimos de casa?» «Porque hemos quedado con tus amigos» «¿Y por qué?» «Porque antes me has dicho que tenías muchas ganas de verlos, ¿verdad?» «¿Por qué?» «Porque te lo pasas muy bien con ellos» «¿Por qué?»… y así hasta que llegamos al coche y vuelve a preguntar: «¿Por qué cogemos el coche?» «Porque hemos quedado con tus amigos» «¿Y por qué?»………… Si no te cansas y lo vives simplemente como una etapa, (para mí muy divertida), lo cierto es que puedes llegar a troncharte de risa recordando todas aquellas conversaciones que ni el mejor de los guionistas conseguiría inventarse.

Por cierto… ¡y qué difícil es evitar después de 300 por qués, aquel temible: «pues porque sí»!

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Míriam Tirado

Consultora de crianza consciente y periodista especializada en maternidad, paternidad y crianza. Me dedico a ayudar a madres y padres a conectar con sus hijos/as.

7 respuestas

  1. jijijijijiji,
    Ai Míriam, és que quan t’agafa per començar a inventar-te respostes o a sortir per la tangent hi ha converses surrealistes!!!!! Si tens el moment, mira de recordar-ne alguna fil per randa, que fan molt riure!

    jijijijji, és que m’has fet riure molt i pensar en un post que vaig fer fa uns mesos just quan nosaltres també estàvem immersos en aquesta etapa… https://www.lainvasiotwin.blogspot.com/2011/11/letapa-i-per-que-mama.html

    De tota manera està clar que aquesta etapa ens demostra la seva capacitat per entendre el què els envolta i les coses que fem i deixem de fer!!

    Un petó i bona nit wapíssima.
    Però per què bona nit?
    Per què ara he de clicar a ‘envia el comentari’?
    Per què….? 😉

    1. Jajajaja… que bo… Perquè et facis una idea, quan el meu company arriba a casa i em diu, per exemple: «Avui he vist a tal i diu que això i allò», jo començo «i per què? i com és? i quan? i on?» i ell em diu… «No li ho he preguntat, tot això!» i jo no ho puc entendre… o sigui que sóc una mica com la Laia, però amb uns anys més… I no és xulo que vulguin saber i saber i saber i saber…? El que no m’imagino és amb dues filles alhora fent les mateixes preguntes o diferents però totes començant per «I per què, mama?» 😉
      Petons

  2. Quan el meu fill gran va passar per aquesta etapa va ser d’allò més surrealista com diu la Núria. Però estic d’acord amb tu, es una etapa bonica i et posen a prova a l’hora que t’obliguen a reflexionar sobre coses que donem per sentades.

    1. Sí, Sandra, perquè a vegades m’ha preguntat «I per què fem això ara?» i jo he pensat: «és veritat… tampoc cal…» jajajaja… és que hi ha coses que són per inèrcia i no ens les plantegem gaire, oi?!
      Una abraçada

  3. Jeje, nosaltres també estem en aquesta etapa.
    Es cert que és molt divertida i també que hi ha cops que has de reprimir-te el «perquè si» i exprimir l’ingeni per saber com respondre algunes preguntes que no saps molt bé quina resposta tenen.

    De tant en tant, provo i li pregunto: – i tu que creus?
    les respostes son encara més surrealistes. I acabem rient les dues.

    bon cap de setmana.

  4. Ja, ja, ja, a mi me hace mucha gracia cuando los veo preguntar sin parar.
    No se qué pasará cuando nos toque a nosotros, porque yo de paciencia ando corta, pero también es verdad que me parece encantador ese ansia por saber y aprender. Además creo que no debemos hacerles sentir que molestan por preguntar y nuestras respuestas deben ser sinceras.
    Un abrazo

  5. Esta misma semana nos lo pasamos teta los 2 entrando en bucle de «¿Por qués?»

    «¿Por qué hay coches aparcados?- porque sus dueños están trabajando
    ¿Por qué están trabajando? Para ganar dinero
    ¿Por qué ganar dinero? Para comprar coches
    ¿Por qué comprar coches? Para poder aparcarlos.»

    Sé que muchas veces las respuestas le dan igual, aunque tienen que ser elaboradas o no le sirven, sólo quiere que centre mi atención en él y yo encantada de oírlo hablar y que cada día tenga más recursos.

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