16.2.2012
Una mujer ya madre mira el resultado de una prueba de embarazo: están las rayas que dicen SÍ, estás embarazada. En un momento, se le mezclan no dos, sino mil sensaciones a la vez: felicidad y alegría porque sí, quería ese hijo, quería volver a estar embarazada. Pero a la vez y casi sin tregua, otras emociones entorpecen el camino: la culpa, por estar «traicionando» al hij@ que ya tiene, la pena de imaginarse niñ@ lo pasará «mal» cuando el pequeño nazca, la pereza de saber que este embarazo no será como el primero y por tanto, no podrá ni descansar tanto, ni dormir tanto, ni disfrutar tanto… Y otra vez la culpa, por pensar todo esto teniendo un bebé ya gestándose dentro. «No quiero que lo primero que sienta de mí sean estas cosas… No quiero que sienta que no le quiero lo suficiente…».
El vientre va creciendo y la madre intenta aprovechar todo el tiempo del mundo con el hij@ mayor. Juega, pasan largos ratos juntos, le da más besos, le abraza más, duermen más juntos… como para darle todo lo que al cabo de unos meses tendrá que compartir con otro niñ@ en casa. Como dándole toda la mamá posible porque dentro de poco ya habrá que compartirla. Y continúa la culpa haciendo acto de presencia: «¡No escuchas suficiente a tu bebé! No le pones música, ni te concentras en percibirle, ni le hablas tanto como hacías con el primero»… y la madre navega en este mar de sensaciones, a veces agradables (por estar a punto de conocer otro hij@), a veces no tanto.
Pero más allá de la culpa, más allá del miedo a destronar al pequeño rey o reina que tiene en casa, la madre tiene un miedo mayor a los otros: «¿Y si no le quiero tanto?» El vínculo con el hij@ que ahora tiene un año y medio, o dos, o cuatro, o seis es tan grande, han compartido tantas cosas, el amor es tan inmenso que parece imposible que pueda haber el mismo amor por otra persona. ¿Cómo seremos capaces de amar tanto? ¿De sufrir tanto? ¿De hacer todo lo que hacemos, TAMBIÉN por otro bebé? ¿Sabremos querer tanto otra vez? ¿Podremos? ¿Es posible volver a vincularnos tanto, con la misma fuerza, con el mismo hilo invisible que no se rompe nunca?
Y un día la madre protagonista de esta historia da a luz y conoce a su hij@ por primera vez, al que tenía en el vientre, al que quizás ha podido escuchar menos porque había otro que reclamaba, el que ya ha sabido compartir a mamá desde el principio…. Y la madre descubre que sí lo ama, que sí sufre por él/ella… Quizás las relaciones serán diferentes, porque cada hij@ nuestro tiene su carácter, le gustan unas cosas y no otras, es más o menos hablador… pero lo que no cambiará es el amor y el vínculo que tenemos con ellos. Porque el amor… el amor se multiplica.
El amor es de las pocas cosas que cuanto más damos, más tenemos. El amor es lo que no se acaba si lo hacemos fluir, si damos, si lo disfrutamos… El amor no se altera ni con las estaciones del año, ni con la edad, ni con las crisis económicas… El amor sólo depende de nosotros, de que queramos amar lo suficiente, de que queramos esparcirlo, de que queramos compartirlo y repartirlo con las personas con quienes nos relacionamos; desde nuestro compañer@, a nuestros hij@s, a la señora que nos cruzamos por la escalera, al tendero, a la chica que nos atiende en ese mostrador… Y si algún día aquel que tenemos delante no quiere participar de ello, es tacaño en esto de amar, de saludar, de sonreír, de decir «buenos días», no importa. No debe ser nuestro problema… El amor se multiplica, sí, pero sólo si damos, y damos, y damos…
O sea que si estás embarazada del segundo hij@ y tienes la duda de si lo querrás tanto como al mayor, puedo contestarte con toda seguridad: SI. Y si tienes tres, también, y cuatro, y cinco, y seis… Porque recuerda: ¡el amor se multiplica!
20 respuestas
Pues no sé si será porqué me habían hablado mucho de ese temor que a mi no me pasó, seguramente viví más con culpa el hecho de no estar pendiente de mi segundo embarazo (y lo compensé con las clases de yoga y preparto) que no por sufrir por el mayor ni adelantando acontecimientos.
A mi marido, en cambio, si le pasó. También puede ser que como él todo el día me repetía que nadie superaría al mayor, que el peque lo tendría difícil para ser tan especial, que tal o cual cosa serían irrepetibles, que yo en mis adentros me repetía: el sorprendido serás tu.
Y si, el sorprendido fue él. Cuando tuvimos al peque nuestro corazón se multiplicó de tal manera que nunca más hubo lugar a duda. Tenemos capacidad para querer a dos, tres y los que haga falta.
Lo has clavado Miriam!
Me gusta mucho que hayas explicado vuestra experiencia porque claro, ellos también pueden sentir todas esas cosas y en tu comentario ha quedado más que claro. Supongo que sí, os compensásteis, ¿verdad? sino, la balanza habría caído sólo de un lado… Y qué bien que podamos amar a tantos! Gracias por aportar más a este post!
Jo ara estic esperant el meu segon fill, i tinc molt clar que l’estimaré (ja l’estimo) igual! Això segur! Bé, o potser amb diferències, en segons quins moments, no ho sé, ja ho veuré però segur que als dos amb la mateixa intensitat.
Ara bé, si que em preocupa el fet de com li canviarà la vida a la meva filla, perquè el que està clar és que ja no li podré dedica el temps en exclusiva. D’una banda li faré un regal molt bonic: un germanet; però per l’altra, li prendre una mica de mama. I em fa por veure com ho encaixarà tot!!
Onavis que bé que no tinguis aquest sentiment, perquè les que el tenen el descriuen com a molt desagradable… I això que expliques, de com ho durà la gran, això sí que és extremadament comú, oi? És normal, les mares i els pares no volem que els nostres fills pateixin i menys perquè arriba un germanet/a a casa… Però pensa que és un procés, que tots us haureu d’adaptar a la «nova» família de 4. I qui sap, potser ho porta la mar de bé! Gaudeix del moment i la resta… ja arribarà quan toqui.
Una abraçada i que tinguis una gestació ben plàcida 😉
acabas de describir perfectamente lo que he sentido durante el embarazo de mi hijo. Fui madre a los 22 años de una niña que cambió el sentido de mi vida, no sólo fui madre sino madre soltera así que mi vínculo con mi hija ha sido muy muy fuerte. Ahora a los 31 he repetido maternidad y me pasé todo el embarazo pensando si podría querer a mi pequeño Leo igual que a su hermana. No sólo le quiero igual sino que estoy disfrutando enormemente esta maternidad, esta lactancia, este primer año que pasaré con mi pequeño.
El 9 de noviembre a las 15:15 minutos mi corazón explotó, pero para hacerse aún más grande.
Haydee, ¡qué bien! Comentarios como el que acabas de hacer seguro que ayudarán mucho a mujeres que estén ahora mismo sintiendo el miedo de si «¿querré al otro igual?».
Gracias por compartir. Un beso.
L’has clavat (altre cop) describint aquesta barreja de sentiments arrel del 2n embaràs. Pel que fa a mi, jo sento bastanta culpa i a vegades tristesa, quan miro el meu fill i penso en que pot semblar que «l’abandoni» per un altre… quina tonteria pot semblar, oi? és una barreja de sentiments força desconcertant, però que es va esclarint quan ja hi siguem TOTS
No, Clarise, no és una tonteria. Pateixes perquè no vols que s’ho passi malament perquè te l’estimes. Són sentiments, emocions que poden venir en aquesta etapa, l’embaràs, en què s’està especialment sensible. Però ja has vist els altres comentaris, l’amor es multiplica! I no estàs traïnt a ningú. Esteu creant una família de 4 i això és fantàstic. Gaudeix-ne!
sí, és veritat 🙂 gràcies per les paraules d’ànims, teves i les dels altres comentaris (que acompanyen molt). ptns
L’amor és multiplica i l’amor envers els fills és infinit!!!
Com ja saps jo tinc dos fills, l’Oriol que el mes que ve farà 6 anys i la Laia que a finals de maig en farà 4.
La veritat és que quan estava embarassada de la Laia no vaig experimentar gairebe cap dels sentiments que expresses en el post. Potser perquè vaig tenir un embaràs tant complicat amb tantes amenaces, primer d’avortament, després de part prematur que em vaig haver de centrar en aquella gestació com si fos l’única cosa en el món.
Per sort, tinc un marit-home-pare (per citar un post anterior) i una família tant de sang com política que m’ho van posar molt fàcil i es van fer càrrec de l’Oriol mentre jo em concentrava a fer repós i a parlar amb aquella criatureta que estava gestant per donar-li forces i que tot arribés a bon port.
Al final després de 6 mesos de repós ABSOLUT la Laia va néixer a la setmana 38, quanta felicitat!!!!Tanta que fins i tot tinc bon record de la cesària!!! (i això que es van deixar el bisturí a les meves cames i em van fer unes cremades!!!)
L’amor que sents cap als fills és infinit i és veritat que al primer ja el coneixes, has viscut moltes experiències però, per la meva experiència, puc dir que si al primer ja te l’estimes des del segon zero però costa acostumar-se al nou membre de la família, el segon ja ve amb la feina feta.
Molt maco el post!!!
Hola, Anna. Clar, suposo que quan l’embaràs és difícil, quan apareix la por a «perdre’l» el vincle s’enforteix i no hi ha cap dubte de què el volem, de què ens l’estimem i l’amor serà tan fort com amb l’altre fill. A vegades però, aquests dubtes angoixen a moltes dones… Per sort, com tu molt bé dius, l’amor cap als fills és infinit. Una abraçada. Gràcies altra vegada per compartir la teva experiència.
Me ha encantado!! como siempre.
Describiste perfecto lo que sentí al ver el positivo en el test de embarazo. Y aunque vivi el embarazo plenamente enamorada de mi bebe en camino, había veces que el miedo hacia que dudara si cuando naciera iba a poder sentir lo mismo que con su hermano.
Y mi peque nació y en ese mismo instante mi corazón como por arte de magia creció, se expandió para albergar el amor inmenso hacia este nuevo ser humano y ya no tuve mas miedo, solo amor.
Alejandra, qué bonito lo que dices y cómo lo dices… «mi corazón se expandió…» Es increïble pensar que siempre podemos amar más, y más, y más… que el amor no se agota cuando se está dispuesto a amar.
Besos.
El principi ha sigut exacte! però en cap moment se’m ha passat pel cap preguntar-me si estimaré un més a l’altre, jo ja dono per fet, que seran igual! vaja ara després de llegir-te és la primera vegada que hi he pensat jejejeje el que si que a vegades em sento una mica més malament per no dedicar-li molta estona a la Maria, vaig tant cansada durant el dia i es veritat vull estar més amb el Joan com si alguna cosa arribés al seu final…
Suposo que és normal perquè clar, hi ha menys temps, això és una evidència! Tens un altre fill que encara reclama molta mama… Aniràs trobant els «espais» per la Maria, segur! Petons
Avui mateix he començat a escriure-li el diari… amb el Joan vaig començar les primeres setmanes… però n’estic molt contenta!
Miriam has definido muchos de los temores que hacen que aún no me plantee darle un hermanico a Pequico, siento que aún es muy pequeño para comprenderlo y tengo miedo a que lo pase mal. Pero no tengo ninguna duda de que mi amor se multiplicará, el corazón humano es muy grande, si se le deja latir libe. Un beso
Seguro! Y esos miedos también se irán si algún día recibes en brazos a otro hij@. Besos!
Molt ben definit les por. Jo haig de reconèixer que amb el segon embaràs em va passar tot això que dius i els últims mesos feia lo possible per passar tot el temps de mon amb el meu Joel perquè sabia que faltava poc per haver de ser la mare d’un altre petit.
Però va ser el dia del part, quan me’l van posar a sobre on van acabar les meves por i com be dius l’amor es va multiplicar. Es veritat que el gran pateix però amb els dies i mesos ho va superant i està molt unit al seu germà. Lo que pitjor porta es lo de donar-li el pit,per lo demés no tinc queixa.
Ja has pensat si en voldràs un altre,Miriam?
Petons!!!
Ai, Isa… més que pensat, el que sé és que ara no ho sento. No sento les ganes que crec que hem de tenir per anar pel segon. Ja ho vaig explicar un dia a «I EL SEGON; PER QUAN» i encara estic en el mateix moment vital. Aquesta setmana, si em llegeixes, en tindràs més detalls 😉
Petons!