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Aniversario

Tu llegada

9.4.2015

 

Querida Lua,

 

Hace días que voy haciendo la cuenta atrás. Hace días que he empezado a rememorar qué pasaba a estas horas hace un año. Recuerdo los lugares, las personas, los momentos, la situación… Y creo que también recuerdo los sentimientos, las emociones de aquellos instantes en que sabes que está a punto de cambiar tu vida. No sabes cómo ni en qué grado, pero sabes que lo que sucederá te cambiará la vida, la manera de vivir y de ver el mundo. Es aquella emoción de saberte muy cerca de algo muy grande. Muy importante.

 

Eras tú. La emoción, el anhelo, los nervios a ratos… Eras tú quien lo generaba.

 

Alguien me dijo, muchos meses antes de parir, que tu llegada me transformaría para siempre. Yo, inocente de mí, pensé que me esperaba un parto natural y que este me empoderaría de una manera que no preveía. Ay… ¡Las expectativas! No. No era eso. Tu llegada me transformó y de qué manera. Pero no por el parto natural que no viví y que nunca viviré. Ni por un parto vaginal, que tampoco tuvimos. Ni tampoco por la cesaria que resultó ser la segunda.

 

Tu llegada me transformó porque en tu camino hacia mí me enseñaste qué es vivir sin miedo. En aquellas horas y horas bestias dilatada casi completa con contracciones espaciadas sólo por 10 segundos me enseñaste que yo podía con aquello y con mucho más. Tu llegada me conectó a quien soy más allá de mi nombre y mi forma y no fue sin un gran sufrimiento. Enfrentarme al miedo y traspasarlo. Enfrentarme al agotamiento y traspasarlo. Enfrentarme a una nueva cesárea y traspasarla. Enfrentarme a una semana terrible en neonatología y traspasarla….

 

Tú, con tu posado tranquilo y sereno de quien todo lo sabe y no se preocupa por nada, me acompañaste en mi camino de transformación bestia y doloroso, despojándome (en cierto modo) de quien era hasta entonces. Morí, de alguna forma, a lo que conocía de mí. Y me encontré de bruces con otra mujer, con otra madre, con otra hija, hermana, amiga… que con los días tuvo que ir reconstruyéndose y reconociéndose.

 

Tú, con tu cara dulce, poniéndolo todo siempre fácil, me diste fuerzas, motivos, energía. Tú y tu hermana, empática y sensible, me hicisteis de espejo de este nuevo “yo” que nacía.

 

Tu llegada me transformó. No como yo preveía, no como yo (en un principio) esperaba. Y me empoderé, y tanto si lo hice! Vivir sin miedo es el regalo más valioso que me han hecho nunca. Y me la has hecho tú, Lua. Ni imaginaba hasta qué punto tu llegada me marcaría. Ni podía pensar que tanto sufrimiento tendría, al mismo tiempo, cosas tan tremendamente buenas escondidas. Y ahora, que de ello hace un año, no puedo dejar de estar removida, sensible, nostálgica, feliz y agradecida.

 

Te veo, atrevida y potente como eres y me pregunto si tú ya lo sabías todo antes de abrazarnos. Si sabías qué pasaría y por qué. Te miro esos ojos azules que a todos fascinan y me pregunto si en sus aguas ya lo tenías todo previsto. Y me temo que sí. Uau Lua… eres tan maestra…! Tanto…! Que a ratos me impacta ser tu madre. Ser vuestra madre es una enorme responsabilidad que me empuja a intentar en todo momento estar a la altura. Y qué tarea más difícil y a la vez, tan enriquecedora.

 

Me gustas Lua. Me gustabas en la barriga, recién nacida y me gustas ahora. Y pido a la vida que nos regale muchos más años juntas. Que podamos ir creciendo juntas, creciendo juntos los 4.

 

Siento que aquellos días de abril del 14 cabalgamos juntas una aventura que va más allá de lo palpable. Siento que me hiciste un favor, que me diste un empujón importantísimo para ser quien soy ahora. Siento que me amaste tanto que fue gracias a ti que no desfallecí hasta llegar a buen puerto. Siento que no dejaste nunca de darme la mano. Siento una gratitud inmensa de por vida, Lua. Una gratitud hacia ti, hacia lo que hiciste, hacia quién eres y qué significas para nosotros.

 

Te quiero más de lo imaginable. Soy muy feliz de que seas mi hija. Soy muy feliz de ser tu madre y soy muy feliz de celebrar por primera vez, tu cumpleaños.

 

Felicidades, preciosa!

 

 

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Míriam Tirado

Consultora de crianza consciente y periodista especializada en maternidad, paternidad y crianza. Me dedico a ayudar a madres y padres a conectar con sus hijos/as.

2 respuestas

  1. Uau! Quina carta més sentida i potent! M’ha emocionat! La nostra filla es diu Lua, té 8 mesos i també va estar a neonats perquè al néixer es va escanyar amb el cordó i la van haver de reanimar. M’he sentit molt identificada amb l’agraiment cap a la filla i el regal que representa haver-se creuat a la meva vida i la inmensa transformació que, com a dona, m’ha suposat a mi també. Felicitats!

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