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Hasta el 6 de enero
Tratarse con amor

El miedo al qué dirán

6.2.2012

Si hay alguien que no tenga miedo al qué dirán, ¡que levante la mano! Yo no lo he hecho (tengo la mano bien bajada), porque a pesar de que hace unos años me creía lo suficientemente valiente para asegurar que no, que no me importaba, cuando me quedé embarazada me di cuenta que me quedaba muchísimo trabajo que hacer. ¿Ya en el embarazo? Pues sí, ya cuando gestaba me preocupé de lo que pudieran pensar de mí.

Cuando el médico me dio la baja al séptimo mes, lo primero que sentí es culpa porque… ¿qué pensarían en el trabajo de mí, que no había trabajado hasta el final? Después, ya fui integrando lo importante que era ese tiempo para conseguir que remitiera mi dolor de espalda y para, sobre todo, poder dar a nuestra hija la calma que necesitaba en el tramo final del embarazo.

Cuando parí, el qué dirán volvió a mi vida con los cuchillos más afilados que os podáis imaginar: Cesárea. Yo, hija de quien soy, con un índice de partos naturales altísimo de todas las que pasan por su consulta… yo no había podido parir. Yo, que tan segura estaba de poder conseguirlo, yo que ni me planteaba no poder tener un parto vaginal… ¿Qué dirán de mí? ¿Quién se reirá? ¿Cómo me justificaré? Todas estas preguntas, aunque no conscientes, rondaban en mi cabeza haciéndome casi más daño que la propia cicatriz que tenía en la barriga.

Me fui relajando, abandonando al momento y estuve durante mucho tiempo consiguiendo que todo lo que los demás pudieran pensar de mí no me afectara. Ni cuando la cogía en brazos, ni cuando hacíamos pecho a demanda, ni cuando dormíamos con ella… nada de eso me preocupaba. La fusión emocional con nuestra hija hizo que el juicio que pudieran hacer de cómo la criábamos me afectara realmente poco comparado con el embarazo y el parto. Pero cuando yo ya tenía la guardia baja, pensando que ya había quedado liberada, volvió el miedo al «qué dirán» cuando decidí dedicarme dos años plenamente a criar y estar con nuestra hija. El momento de decirlo en el trabajo, el momento de explicarlo a los compañeros, el momento de tener que responder «no, no trabajo»… no fueron precisamente fáciles.

Ahora ya he aprendido la lección de humildad y ya no digo lo de «a mí no me afecta» porque no es verdad. Claro que nos afecta a las madres lo que puedan pensar de nosotras y sobre todo, de cómo criamos a nuestros hijos. ¿Por qué? Pues porque ellos son lo que más queremos en esta vida y que nos juzguen nos presupone que ponen en duda esta premisa. Y eso nos duele. Hcemos lo que hacemos tan bien como sabemos, tan bien como podemos, tan bien como nuestras inercias generacionales nos permiten hacerlo. Quizás como lo hacemos no es como lo hicieron nuestros padres, o nuestros suegros, o nuestros amigos. Pero es como nos sale, cómo nos sentimos más cómodas o como creemos que lo debemos hacer.

Ahora debería deciros que ignoréis lo que dicen de vosotras, que no os haga sufrir lo que puedan pensar, que no os dejéis intimidar por los juicios de los demás sobre cómo criáis. Pero lo único que me sale es decir que yo no he conseguido desprenderse del “que dirán” tanto como me gustaría. Que también estoy tocada por este maldito virus y que cuando menos me lo espero hay algún comentario, algo que oigo o que dicen que me duele. Yo no soy inmune y mira que lo intento. Pero no desfallezco, dicen que la experiencia es un grado. Pues seguro que con el tiempo, con mucha paciencia y con mucha conciencia y comprensión de mí misma y de los demás, podré conseguir que eso tan horroroso del «miedo al qué dirán» deje de afectarme. Estoy segura.

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Míriam Tirado

Consultora de crianza consciente y periodista especializada en maternidad, paternidad y crianza. Me dedico a ayudar a madres y padres a conectar con sus hijos/as.

30 respuestas

  1. T’haig de dir que la maternitat m’ha ajudat a fer-me més forta i a defensar les meves idees amb més contundència. Potser serà perquè tenen a veure no amb mi sino amb els meus fills i això m’ha fet més forta. Després de patir un llarg procés de pors, és clar.

  2. uffffffffffffff, este post me ha tocado la sensibilidad porque soy doña preocupada.
    Ciática desde la semana 12 de embarazo y aguanté hasta la 31 sin coger la baja, hasta que el médico me dijo que no podía estar sentada 10 horas al día con un nivel de estrés como el que estaba llevando. Que mi pequeñajo era lo primero. Y sí sí, mi niño lo primero pero yo me sentía culpable.

    El parto fue tremendo, 1hora y media pero sin anestesia ni nada, una comadrona practicamente tumbada sobre mi barriga maniobra de Kristeller a lo bestia, desgarro manual y yo lloraba mientras aquella mujer me gritaba que lo estaba haciendo fatal 🙁 Y me sentía culpable

    Y ahora una excedencia de 6 meses que también me hace sentir culpable porque, q pensará mi empresa de mi??

    No consigo deshacerme nunca de esa sensación

    1. Haydee… la culpa, esa vieja conocida de la maternidad… que nos acecha a menudo, ¿verdad? Intenta deshacerte de ella. Te mereces el descanso en el embarazo, eres merecedora de que te traten bien cuando estás pariendo (seguro que lo hiciste fenomenal) y también te mereces este tiempo de poder estar con tu bebé. Integra eso; que lo mereces y tu bebé también. Y aleja la culpa… es muy mala compañera.Ánimo y besos.

      PD: Por si alguien no sabe qué es la maniobra de la que habla Haydee, AQUÍ encontraréis más información.

      1. Mare meva… A mi em van fer aquesta maniobra… Realment vaig tenir un part dur (4h de periode expulsiu)… El petit pesava 4,150 i fei 53cm… No sortia… El van treure amb fòrceps, clavícula trencada i jo amb eoisotomia i desgarrament… Ell amb molts còlics i jo amb un postpart complicat… Sort que vaig descobrir l’osteopatia per bebés i ens va ajudar molt. Però encara avui temo el meu proper part. Es pot parir un nen tant gran sense ajuda? M’agradaria creure que sí… Anava tant ben preparada per les contraccions (en 4h vaig dilatar del tot!) i crec que tant poc per l’expulsiu…. Graecies pelscmentaris 🙂

  3. Por mucho que queramos y debamos pasar de las críticas y los comentarios ajenos, es inevitable que nos afecten, máxime en épocas en las que estaños más sensibles y más inseguros. Yo tampoco puedo decir que no me afecten en el momento pero sí que con el tiempo he aprendido a relativizarlas, a confiar más en mí e intentar tener a mi lado gente que me apoya, me da seguridad y confío en su criterio, y que me ayudan a valorar lo importante y lo más importante a valoraren a mí misma y mis decisiones.

    1. Y se nota, Mousikh. Tienes razón, cuanto más nos afecta el qué dirán es sobretodo en momentos emocionalmente más delicados (embarazo, el primer tiempo del puerperio…) Y en esto como en todo, la experiencia es un grado y con el tiempo vamos aprendiendo a qué debemos y a qué no debemos hacer caso.
      Gracias por compartir. Un beso.

  4. A mí también me afectan los comentarios «bienintencionados», activan un miedo profundo a no estar haciéndolo bien. Es un tema difícil, pero estoy de acuerdo contigo, la experiencia es un grado, y cada vez que escribes sobre ello te reafirmas en tus decisiones y te sientes mas fuerte, estoy segura.
    Un abrazo

    1. Gracias, lamamacorchea, por tus palabras. Sí, lo has dicho estupendamente, se activa el miedo profundo a no hacerlo bien, y a no hacerlo bien precisamente con lo que más queremos; nuestros hijos! ¿Cómo se soporta sentir eso? Por eso duele tanto a veces el qué dirán… justamente por eso.
      Un abrazo.

  5. Miriam, a mi tambien me sigue afectando.. con algunas cosas ya no pero con otras ufff. Y mira que hace sentir mal, eh? muchas veces me descubro con una necesidad tremenda de explicar el por qué actúo así pero suelo resistir la tentación. Es una necesidad de comprensión por parte del resto? no se.. a veces creo que el que nos afecte o no depende del grado de seguridad que tengamos en lo que hacemos.

    Un beso!

    1. Sí, seguro que hay una parte de esto, pero también creo que tiene que ver con la etapa en que estamos. Durante el puerperio somos un poco más vulnerables, estamos haciendo algo (gestar, parir, criar, estar con un bebé…) que quizás no lo habíamos hecho nunca antes… A veces creíamos que lo haríamos de una manera y luego lo hacemos completamente al revés de cómo el resto esperaban… Hay tantas cosas que pueden activar el miedo al «qué dirán»… que seguro que en cada caso encontraríamos más de uno y de dos motivos… Gracias por comentar. Un beso.

  6. Totalmente de acuerdo. Yo soy de las que digo que no me importa el qué diran pero es verdad que aunque a ti como persona no te afecta cuando te conviertes en madre empieza a hacerlo. Empiezan a aparecer todas las inseguridades que creias que no tenías y que estaban ahí latentes y esta del que diran aflora con toda su fuerza.

    1. Y es bueno que aflore todo, para hacernos conscientes de lo que todavía hay que curar, o cambiar, o meditar… Y así ir mejorando y creciendo día a día. Un beso.

  7. Me ha calado hondo tu entrada de hoy, Míriam. A mí también me afecta el «qué dirán», y me ha afectado siempre. Lucho contra ello, pero es complicado. Quiero pensar que con mis hijos siempre he hecho lo que pensaba que debía hacer (aunque a veces me haya equivocado), no es que el «qué dirán» me haya acobardado, pero sí que me duelen los comentarios inoportunos, juzgadores.

    Saludos!

    1. Kym; te entiendo perfectamente. Conectarnos a nuestros bebés, estar tranquilas y seguras de lo que sentimos, de cómo vivimos la maternidad… nos ayudará a la hora de recibir también comentarios dolorosos (aunque sean bienintencionados). No es fácil, lo sé.
      Un abrazo.

  8. Al leer tu post me doy cuenta de que no termino de aceptar que me afecte lo que los demás puedan pensar, porque me creía más fuerte al respecto.
    Supongo que lo que más me duele es que se ponga en duda mi valía como madre y el caracter natural de mi hija.
    Un abrazo

    1. Claro! Es durísimo sentir que se pone en duda como dices, nuestra «valía» como madres, que se cuestione si de verdad queremos a este hijo porque «cómo es posible que haga esto o lo otro!»… Darnos cuenta de lo que sentimos cuando se nos juzga nos ayuda a entender de dónde sale esta inseguridad y por supuesto, nos refuerza para ir superando lo del «qué dirán» en el futuro. Yo estoy en ello…. 😉
      Besos.

  9. I tant que m’afecta… jo tampoc, jo encara no he pogut dir «no, a mi no m’afecta». I és difícil, depenent del caràcter de cada mare, però sobretot ho dificulta el que comenteu més amunt, de la «culpa» que acompanya (i no hauria) a la maternitat (almenys m’acompanya a mi…). Esperant el segon fill, de 5 mesos ja, em començo a plantejar precisament el temps que voldria dedicar-li, igual que amb el seu germà gran. Però abans d’arribar a cap opció realista ja surt la veueta del «què diràn si deixo la feina…», i sobretot en els temps que corren. La veritat és que no trobo una opció que em convenci deltot, tot i que si per mi fós, ho tindria ben clar. Però és clar… què diran?què pensaran?

    1. No volem que es pensin que ens escaquegem, que no volem treballar, que descuidem la nostra part més «professional»… però alhora sabem que necessitem parar, descansar, que el bebè necessita zero estrès, etc… Quina situació més difícil per tantes dones, també per tu ara mateix! Creu-te mereixedora d’aquesta baixa abans de parir. Integra que et mereixes parar i viure el tram final sense nervis, estrès o preocupacions professionals. Sort… una abraçada.

  10. A mi también me afecta. Quisiera decir que no, pero eso sería una gran mentira. Me afecta lo que diga mi esposo, mi mamá, mi papá, mis hermanos, mis amigos, a veces me afecta hasta lo que pueda pensar el desconocido. ;( Claramente hay ciertas cosas que manejo ahora mucho mejor, pero sin duda creo que aún me queda mucho por recorre en la lucha de este monstruo que me persigue desde que tengo uso de razón. No sé que será. Tal vez necesidad de aceptación, ganas de pertenecer, no sé.. pero eso de ir contra corriente y ser la niña diferente no siempre es fácil de llevar y tiene todo que ver con el miedo al que dirán. Sin embargo creo que los años y, en mi caso, la misma maternidad me ha ayudado mucho a ganarle unas cuantas batallas a este miedo tan particular.

    1. Estoy como tú, Zary; mejorando día a día en este aspecto, creo, pero a la vez, también dándome cuenta que queda un camino aún para andar. No desisto. Lo conseguiremos, ya verás! 😉
      Un abrazo.

  11. Miriam.. pues de miedos y temores ya te hablaré yo!. Desde luego que cuando tu entorno te juzga para nada es fácil… pero cuando lo hacen en silencio creo que es peor!. Me importa el que dirán en la medida en que afecte a mis hijos, de resto lo que más me duele es el «qué callarán».. ese si que me abruma!. Esa mirada compasiva o de «es que no te enteras, hija», ese «asentimiento» falso y equívoco del que no quiere oír más razones que las propias, ese si que me afecta!. Veo que tenemos mas cosas en común.. a mi hay dolores y cicatrices que el tiempo no ha podido curar, y sé que son los golpes de pecho que me doy los que me impiden curarla. Gracias por estos posts, que hacen que el dolor y los miedos compartidos sean más llevaderos. Un abrazo..

    1. Gracias a ti, Catalina, por abrirte y contar lo que sientes… Lo que «callaran», es cierto, también duele. Porque se intuye, porque se nota en la vibración, en el ambiente… Pero confía… poquito a poco vamos a irnos sintiendo más seguras, más fuertes, menos preocupadas por lo que piensen los demás. Seguro. Besos.

  12. Afecta mucho y es muy triste no poder ignorar los comentarios y seguir adelante,realmente creo que es falta de confianza. Cuando me quede embarazada de mi primer hijo yel parto fue fatal y en aquella sala de partos solo encontre comentarios de desconsuelo y malas caras de reproche por ser debil ( tube un estallido vaginal y perdi mucha sangre a consecuencia me hicieron una transfusión de sangre). Despues a la hora de criarlo micha gente me trataba como sino fuera buena madre por tener 25 años, pero todo cambio gracias a mi pediatra que al verme tan preocu

  13. O miriam no habia acabo el comentari…
    Tan preocupada me dijo » no hay nada mejor que la intuición de una madre para criar y educar a sus hijos y los demás que digan lo que quieran y no hay nada más grande para un niño que el amor que le puedan dar sus padres» con comentarios asi y personas como él te vas haciendo más fuerte a los comentarios de la gente.

    Un beso

    P.D:siento haber hecho el comentario partido pero se me ha vuelto loco el ordenador

    1. Bravo por tu pediatra. Te dijo lo que tenías que haber oído el primer día. Te dió aliento, consuelo, amor… lo que no te dieron en la sala de partos, ni en reanimación… Celebro que ese pediatra se cruzara en tu camino.
      Un beso y fuerza.

  14. Pues he hecho un repaso en mi memoria y no, no conozco a nadie a quien no le importe el que dirán.

    Por mucho que pretendamos mostrar que nos vale, no es verdad, en el interior nos importa, nos ofende, nos preocupa, nos duele, nos lastima o nos alegra, según sea el caso.

    Yo muchas veces he optado por callar. Si bien no puedo controlar lo que piensen los demás de mí, de mi forma de criar, de mi hijo y de mi forma de llevar mi maternidad, sí puedo moderar lo que cuento y a quién lo hago.

    Desafortunadamente, vivimos en un mundo que parece estar en constante ataque. Incluso en TW, donde las #mamastuiteras deberíamos de estar para apoyarnos, aconsejarnos, compartir tips y, sobre todo, respetarnos, hay veces que somos las primeras en atacar, en juzgar sin antes investigar un poco.

    He visto a mamás que han llorado por los comentarios que han recibido de otras madres sobre la lactancia o el destete, por el colecho y por otros tantos. Es triste, pero es real.

    Si bien no hay escuelas para padres, aunque hay muchos cursos, pláticas y talleres, creo que no a todos nos funciona lo mismo, cada uno tenemos una forma de criar (ya sea xq así lo decidimos o por seguir un patrón), todos cometemos errores, pero estoy segura que todos hacemos nuestra labor creyendo que es lo mejor para nuestros hijos. Y me parece que ninguno tenemos derecho a juzgar a otro…

    Abrazo, me quedo por acá
    @la_escribidora

  15. Yo la verdad es que este tema le llevo bastante mal. Por más que trato de ignorar comentarios u opiniones sobre mí como madre no lo consigo. Me duele sentirme juzgada o criticada, sobre todo cuando esas críticas vienen por parte de gente conocida o incluso familia que se creen en la potestad de decirte lo mal que lo haces en determinados aspectos simplemente porque «hay confianza».
    Cada vez me afecta más que se metan en mi vida y en la educación que le doy a mi hijo.

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