Creo que si algo caracteriza la maternidad y la paternidad de hoy en día es la búsqueda de la perfección. Hay tanta ansia de hacerlo todo perfecto… ser perfectos padres y madres, perfectos trabajadores, perfectos amigos, e hijos, parejas… ¿no nos damos cuenta que NADA es perfecto? Siento que estos tiempos, deberían de dejárnoslo más claro si cabe.
No somos perfectos ni lo seremos jamás, por suerte. Menuda carga para nuestros hijos e hijas, tener a madres y padres perfectos a los que tendrían la sensación de nunca igualar. No, no lo seremos, ni ellos tampoco. Y está bien así.
Somos humanos, y resulta que los humanos erramos. Y erramos para aprender y crecer, y cada experiencia nos puede hacer (si lo permitimos), más capaces, más sabios, más compasivos, más maduros… pero NO perfectos.
La búsqueda de la perfección nos hace sentir que nada es suficiente: ni nosotros ni nuestros hijos/as, porque no tienen comportamientos perfectos y se equivocan. Esta sensación de insuficiencia impide vivir una vida plena y no merecemos vivir bajo tanta presión, especialmente por algo que es imposible conseguir y además, no es ni necesario.
Asume que no eres perfecta/o ni tu hijo/a tampoco, y vivirás más conectada/o y más feliz, gozando del camino de aprendizaje que es la VIDA
Ojalá resuene
Articulo publicado en Instagram y facebook el 14 de Julio de 2020