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La película

La película

26.9.2012

Gina hacía una hora que intentaba que Paula durmiera. Estaban dentro de la habitación de matrimonio, aún dormía con ellos. Primero la había paseado un buen rato porque últimamente, por la noche, estaba como más nerviosa y hacía falta, antes que nada, relajarla. Hacía tiempo que la bañaban a mediodía y no por la noche: a Paula el agua la excitaba y lejos de calmarla, la despertaba aún más! Después de pasearla un buen rato, habían ido a la cama, todo a oscuras, y había empezado a darle el pecho. Paula era de las que mama de mil y una posturas diferentes, de las que no para de moverse. Gina está segura de que de mayor trabajará en el circo ¡y será contorsionista!

Primero un pecho, después de otro… Hoy, con el segundo, ya se había quedado totalmente relajada pero mantenía el pezón todavía dentro de la boca, no quería soltarlo. Incluso dormida se aferraba a la teta como si fuera su tesoro más preciado… bueno, de hecho lo era. Gina tenía ganas de poder ir al comedor. Allí estaba Alex, esperándola, desde hacía… una hora. Había recogido la mesa, había tendido la ropa y ahora ya estaba mirando la televisión. Hacía exactamente más de seis meses que no veían ninguna película juntos, era casi imposible, pero hoy, en un ataque feroz de optimismo, Alex había ido a alquilar una. Tenía mono de cine y quería conformarse con una sesión de vídeo tranquila en casa, los dos, juntos. Miraba el reloj: o Gina se daba prisa o no tendrían tiempo… y hoy no quería mirarla solo.

Ella finalmente, harta de estar dando teta tanto rato, metió el dedo entre el pezón y la boca de su hija y rompió el vacío. Paula se movió un momento, como sobresaltada pero continuó durmiendo. “¡Bien!”, pensó Gina. Poco a poco la dejó sobre la cama e intentó convertirse en la mujer invisible. Sabía que debía irse de la habitación sin hacer ningún ruido, sino, Paula se despertaría y la reclamaría a su lado. Álex lo llamaba los «daños colaterales» de la gestación extrauterina, y a pesar de que eran capaces de entender el porqué, su función y su importancia… había días que la maldecían con todas sus fuerzas. Porque añoraban una noche juntos sin tener que levantarse cuarenta veces para volver corriendo al lado de Paula que aún no tenía ninguna intención de dormir sola en una habitación…

Gina no se puso los zapatos y caminó descalza por la habitación. No hacía ningún de ruido. Cruzó los dedos para que la puerta al abrirla fuera también silenciosa y poco a poco, hizo el gesto que le permitiría volver al comedor después… de una hora y cinco minutos. Cuando ya estaba en el pasillo respiró profundamente «¡por fin!» se dijo. Quería… necesitaba, mejor dicho, que Paula le diera un rato de intimidad con su marido. Corrió a sentarse a su lado y le dio un beso «Buf… no se dormía ni a tiros… ¡lo siento! Que, ¡pones la peli?» «Pensaba que hoy tampoco podríamos verla…» «Calla, no cantes victoria….»

Y pulsó «PLAY». Oh… ¡qué placer! Todavía no había comenzado y Gina casi se emocionaba…! De volver a ver una película juntos. De estar juntos, solos y tranquilos en el sofá de casa. Pensar que Paula se hacía mayor y que, quién sabe, quizás pronto podrían volver a tener estos espacios de tiempo para los dos… Le importaba muy poco qué película era, ni si sería de su agrado… lo que contaba era el tiempo, el tiempo que parecía que empezaba a recuperar…

Y mientras pensaba todo esto… «Ueeeeeee» «No puede ser», pensó él. «Dime que no es Paula….» Gina se levantó corriendo y aún descalza entró en la habitación y se tumbó, como disimulando, como si simulara que nunca se había ido… La acarició y le volvió a dar el pecho un momento. Fue un instante y se volvió a quedar dormida. O más o menos, porque se movía cada vez que notaba que su madre quería volver a salir por la puerta.

En aquellos momentos Gina pensó que tenía dos opciones: enfadarse era la primera. Enfadarse con Paula, con la situación y con la vida, que no le daba ni un momento para poder mirar una película tranquilamente con su hombre. La segunda era aceptar lo que estaba pasando: que Paula todavía tenía el sueño demasiado ligero y era demasiado pequeña como para querer estar sola en la habitación, y sobre todo, aceptar que estaban fusionadas y que cuanto más ganas tuviera Gina de irse, más se aferraría ella a su madre. Y mira que lo sabía, que esto pasaba. Mira que sabía que estaban conectadas y que todo lo que sintiera ella, lo sentiría la pequeña… Debatiéndose entre indignarse y gritar o aceptar y dormirse al lado de su hija, sólo pudo pensar algo «¡almenos es una suerte que la película, en el fondo, me importara tan poco!»

Y al cabo de nada dijo: «Ya está Paula… no me muevo de aquí. Puedes dormir tranquila».

 

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Míriam Tirado

Consultora de crianza consciente y periodista especializada en maternidad, paternidad y crianza. Me dedico a ayudar a madres y padres a conectar con sus hijos/as.

6 respuestas

  1. Esta «película» me suena mucho xD
    La de veces que hemos tenido que «abortar la misión» de ver una peli, un anime, jugar a un videojuego juntos o de quedarme con las ganas de continuar leyendo un libro… por no hablar de las citas íntimas que se quedaron en el aire al ver que la «seductora y provocadora señora de la casa» dejaba más de una vez plantado al pobre maridín compuesto y sin novia… y a la mañana siguiente ir con la «cancioncita» de: «Los siento, al final de tanto esperar a que se durmiera y me dejara libre, me quedé dormida yo también, la próxima vez seguro que nos irá mejor.»
    Pero por suerte y como me has dicho más de una vez, todo pasa y ahora cuesta un poco dormirla, pero una vez ha caído, es un tronco y la noche es joven de nuevo (y la siesta también, que no solo de la noche vive una jejejeje)

    1. Jajajaja… qué bueno, Alkyria…
      Tienes toda la razón! Hay otros «ratos» que también pueden ser muuuuy pero que muy interesantes! 😉
      Pero ya sabes, todo pasa! Yo ya puedo ver muchas películas, por suerte! 🙂
      Besos

  2. Ja; ja, ja… a mi també em sona! La de vegades que ens hem quedat a mitges de coses que fèiem abans de tenir el fill, amb la parella. I et sembla que mai més no podràs tenir vida de parella i hi ha moments que et cau el món a sobre; però després veus aquella persona petita que et demana…i tot passa..
    Ara quan veig amics que deixen els nens a casa els avis i van a passar un cap de setmana romàntic….penso ja arribarà: Ara és temps d’altres coses!

    1. Hola, Lali…
      Sí, cada moment a la vida té les seves coses i quan tens un nen petit doncs n’hi ha algunes que han d’esperar… o esperar una miqueta. O fer-se en d’altres hores!
      Una abraçada!

  3. Que bo! Això també ho he viscut, exactament, pràcticament igual! I per fi aquest cap de setmana passat, desprès de 17 mesos ( 8 que té la Bruna i els 9 d’embaraç, que amb els maregos corresponents ningú s’atrevía a anar al cinema! jajaja) hi hem anat!! No feien cap pel·lícula que ens agradés, però el simple fet d’anar al cinema…ens va emocionar! Total, em vaig adormir a mitja pelicula…

    1. Hola Jèssica!
      Com he rigut! En serio que et vas quedar adormida a mitja pel.lícula? O tenies molta son, o era molt dolenta, no? jajajaja… Que bo! Però oi que el plaer de poder tornar a fer «antigues» coses és sensacional?
      Ho celebro! Celebro que poguéssiu tenir una estoneta per vosaltres, encara que només fos per dormir!

      Una abraçada

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