23 de Febrero 2011
Me hace mucha ilusión y cierto pánico (por qué negarlo) inaugurar hoy este blog. Tengo la firme convicción de que los primeros años de nuestra vida son los cimientos de lo que, más adelante, se convertirán en casas más o menos sólidas, más o menos fuertes y seguras. Pero a pesar de ello, creo que es una etapa a menudo poco valorada, poco tenida en cuenta, poco escuchada. Más de una vez he oido decir «hasta que el niñ @ no tiene un año, es muy pesado … después ya es más divertido, porque hacen más cosas«. Hasta que no «hacemos», no se nos valora, y un bebé hace relativamente poco y la mayoría de veces, sobre todo cuando es muy pequeño, simplemente «es», y «es» lo que puede, o lo que lo dejamos .
Pasan los años y aquellos bebés con unos cimientos dispares (algunos sólidos, otros con grietas a punto de hacer derrumbar todo el edificio) nos convertimos en padres y madres. Más de una vez y de dos, el nacimiento de un hijo acaba siendo como un terremoto que hace mover los cimientos incluso a los que se creían que los tenían sólidos y seguros. Y llega la crianza que es larga, y que puede ser un tiempo importantísimo de aprendizaje o una tortura que nunca se acaba. Si nuestro edificio se derrumbó en el terremoto, seguramente nuestro bebé empezará a construir también una casa torcida que, con un poco de suerte, no se caerá nunca, pero que tampoco estará del todo asentada.
Y así el círculo se perpetúa y continúa en una generación, y otra, y otra…
He llegado aquí después de tener una adolescencia rodeada de pañales (me llegaron tres hermanos en menos de 2 años de diferencia), de tener una madre durante veinte años dedicada al acompañamiento de parejas en el proceso de convertirse en padres y madres, y de -hace un año y medio- yo misma convertirme en madre de una niña. Todo ello, y por decirlo de alguna manera gráfica, no me ha dejado escapatoria y he decidido emprender este viaje por la maternidad y la crianza, y compartirlo con los que me queráis acompañar. No levanto ninguna bandera ni quiero convencer a nadie de nada. Parto de la premisa de que todos los padres y madres queremos lo mejor para nuestros hijos.
Estás delante de un blog que recoge textos que he escrito durante el proceso de buscar, gestar, tener y criar a mi hija. Algunos son de hace años, otros de ayer mismo. En todos los casos, textos escritos A FLOR DE PIEL en esta etapa maravillosa que tengo el placer de vivir.
Bienvenido/a!