La cultura del «cuanto antes»

Vivimos en la cultura del “cuanto antes”, del que empiecen cuanto antes, TODO. Que se separen de mamá cuanto antes porqué sino, ¡qué enmadrado!, que pase a su habitación cuanto antes, que empiece el cole cuanto antes y con él, inglés, y natación, y esquí, y mil cosas más, que ahora son esponjas, aunque no les guste y lo pasen mal. Que vayan de colonias (campamentos escolares) cuanto antes, que dejen el pañal cuanto antes, y cualquier otra cosa, pero que sea cuanto antes.

Ay pero luego, eso sí, les pedimos calma. Que no vayan como locos, que estén tranquilos y relajados, que toleren la frustración y que, sobre todo, sepan esperar.

Nosotros no hemos hecho nada de eso con ellos, pero se lo pedimos como si fuéramos grandes ejemplos.

“La fruta ya no sabe a nada”, dicen en el súper. Pero cómo va a saber si la recolectan verde, cuando no está ni por asomo, lista para comer.

Los niños, como la fruta, tienen sus tiempos, y su ritmo de maduración. Es de lógica aplastante, pero ahí vamos los adultos, con nuestras prisas, ahora, hacia ellos, con la esperanza de que si va todo muy rápido, muy rápido, muy rápido, no notaremos tanto nuestros propios vacíos.

Las prisas desconectan. De quien primero lo hacen es de una/o mismo, y después, de nuestros hijos e hijas.

Frenemos dos marchas y disfrutemos del camino, porque nos estamos perdiendo el maravilloso espectáculo que es el PRESENTE

Ojalá resuene

Artículo publicado en Instagram y Facebook el 4 de febrero de 2020