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Hasta el 6 de enero

Frases para dejar de meter la pata

12.3.2015

Demasiado a menudo oigo frases que me dicen a mí o a mis hijas y pienso «Nooooooo, acabas de meter la pata» o “hacía falta decirme eso ahora?» Como es algo que vivo yo y muchas madres me cuentan que también sufren con determinadas frases que les dicen familiares, amigos o desconocidos, aquí os propongo algunas ideas y reflexiones para dejar, por favor, de meter la pata.

Mujer embarazada

Vemos una barriga y lo primero que hacemos es comentar la medida. No es necesario. Ella ya ve que crece, que es grande o más pequeña. No pongamos el dedo en la llaga porque quizás, diciéndole «ah, no tienes mucho barriga para estar de 5 meses» conseguimos hacer que se preocupe por si tendrá un bebé “demasiado” pequeño. Propongo frases como: «¿Qué barriga más bonita!» «Qué buena cara que haces, se te ve feliz» «Que bonito es verte embarazada» «Que bien, pronto lo tendrás aquí» «Que bonitas que está las mujeres embarazadas” «Cuánto me alegro de verte así». No creo que ninguna de estas frases haga preocuparse o angustie a una mujer que hormonalmente está en plena ebullición, en cambio, seguro que la haréis sentir feliz.

Mujer que acaba de parir

Cuando nos encontramos una mujer que acaba de parir lo primero que hacemos es mirar su bebé y empezar a propinar frases (algunas dignas de cubos enormes de agua con patas dentro) a diestro y siniestro. Paremos un momento. Esta mujer acaba de parir. Primer punto, de manual de educación básica: «¿Cómo estás? ¿Cómo te encuentras?” Sólo entonces podemos mirar el bebé, si ella nos lo permite y le apetece. Nada de tocarlo, nada de querer cogerlo, nada de todo esto. Mirar y punto. Si somos de los que creemos que los bebés son bonitos porque todos son únicos, especiales, dulces y nos evocan ternura no nos será difícil decir «Que precioso». Si no queremos concretar en ese bebé porque de pronto nos parece que no tiene nada de bonito, podemos decir un «Que tiernos que son los bebés, por favor!» .Y si somos de los que creemos que los bebés siempre son feos (no he entendido nunca esta concepción de la estética que encuentra TODOS los bebés extraterrestres) no hace falta que digamos cosas que no creemos y podemos decir un «Bienvenido, pequeño. Cómo va esto de vivir en el mundo?” O un «Qué bien que ya os podáis abrazar con mamá, ¿eh?” O “a tus padres se les debe caer la baba contigo!». Ninguna de las frases que acabo de proponer creo que hagan sentir mal a la madre. Al contrario. Denotan que empatizamos con esta familia, que les tenemos en cuenta. Denotan respeto y admiración que es lo que necesita una madre cuando acaba de parir. Os lo agradecerá, de verdad.

Mujer con bebé de, pongamos… unos 10 meses

 

Eliminemos, literalmente, de nuestro cerebro frases como «Uy, mira, lo llevas mucho en brazos, ya es listo ya!» o «Me lo puedo quedar?» o relacionadas con temas más personales estilo «Uy, no te lo sacarás de la habitación nunca más” o «si le dejas jugar con la comida no aprenderá nunca a comportarse en la mesa” o «que no lo ves que te toma el pelo?». Recordemos que, seguramente, NADIE nos ha pedido la opinión. ¿Qué nos hace pensar que le interesa lo que pensamos? Que sabemos mucho, tal vez, nosotros de temas de crianza? Tenemos alguna evidencia científica que avale nuestras conclusiones? Como seguramente la respuesta es NO, propongo: No opinar a menos que nos pregunten qué pensamos respecto a un tema. No juzgar, NUNCA! Y cambiar las frases que he escrito más arriba por «Que feliz que se le ve», «Se os ve tan unidos… que bonito!» «¿Qué vínculo más bonito que tenéis, se nota que te quiere» o «Estás muy guapa, se nota que eres feliz «, o “No se te nota nada cansada, quizás lo estás, pero estás guapísima” o un «Qué bien lo haces, que sabes lo que necesita a cada momento” o un «Qué bonito que sería que todas las madres estuvieran así de vinculadas a su hijo» o «Qué bonito es veros juntos!» y podría seguir hasta el infinito. Decir frases no ofensivas, no juzgadoras y respetuosas a una madre y su bebé NO es tan difícil. Exprimámonos un poco el cerebro y seguro que podemos ser amables y respetuosos. Pongámoslo en práctica.

Mujer con dos hijos

Me declaro de lleno en este punto y soy víctima junto con mis hijas, de las frases más desagradables que os podáis imaginar y ahora os explicaré por qué. Lo primero que se hace es ir directo al bebé, a menudo sin darse cuenta de que este bebé tiene un hermano mayor a la espera de alguna frase agradable o simplemente, observando. Luego, en nuestro caso, dicen un montón de cosas bonitas a Lua «qué simpática, qué ojos más preciosos, etc, etc» y cuando se dan cuenta que al lado está Laia, atención, se le dice mucho más a menudo de lo que nos gustaría: «me la das?» o «me la puedo llevar?».

Por lógica, no podríamos decir algo agradable también a la hermana mayor? Propongo: «que guapa que eres» «Qué suerte que tienen tus padres de tenerte!» «Hacía tiempo que no te veía y estás aún más guapa que la última vez que te vi!» o «Qué bonito debe ser tenerte de hermana mayor, a mí me hubiera gustado tener una hermana mayor!” y también podría seguir, seguro que vosotros también.

Centrémonos ahora en las frases que oigo demasiadas veces de «me la das?». No sé por qué se nos ocurre, a los adultos, decir cosas de estas, pero ahora os explico por qué, en mi opinión, metemos tanto la pata si lo decimos: Si la respuesta que nos da el niño es SÍ es probable que el hermano mayor esté sintiendo unos celos enormes desde la llegada del bebé y se lo esté pasando francamente mal. Si nos dice que sí, que nos lo da, que nos lo llevemos, nos acabamos de poner en un terreno pantanoso en un momento en que a la madre o al padre no les será fácil (en medio de la calle), gestionar esos celos acabados de expresar. Seguro que vosotros también habéis sentido celos en más de una ocasión, tal vez incluso en la edad adulta y seguro que recordáis el malestar que ello provoca y lo mal que lo habéis pasado. haced memoria y ahora, decidme: ​​Es necesario que pongamos el dedo en la llaga en un niño que nos encontramos por la calle y al que veremos un momento? No, no hace falta.

Seguimos: El niño que nos ha dicho que sí, que nos llevemos a su hermano, lo dice esperando que nos lo llevemos. Lo dice con la esperanza de ser escuchado y que alguien se lleve ese bebé que tanto le estorba y que le hace sentir eso tan doloroso. Pero resulta que no nos llevaremos a su hermano, ni siquiera teníamos ninguna intención de hacerlo cuando le hemos hecho la pregunta fatídica. ¿Qué pasa? Pues que por si fuera poco, decepcionamos el niño, que por un momento, ha tenido la esperanza de que perdería su hermano de vista.

Supongamos que dice que «NO», que no quiere que nos lo llevemos. Hemos pensado que hay niños que les da mucho miedo esta pregunta? Que de repente empiezan a sentir que cualquiera se podría llevar a su hermano y entonces el trabajo es de los padres de reforzarlos explicándoles que lo dicen por decir, que nadie se lo llevará y que no sufran… No hay que poner el miedo en el cuerpo de un niño que (independientemente de si siente celos o no), ama a aquel bebé. A Laia no le gusta nada que nos hagan esta gracieta y que le pregunten si se pueden llevar a Lua o si se la regala. Y cuando le pregunto qué ha sentido cuando nos dicen eso me dice «no me gusta». Y con razón!

Creo que ya lo dije en algún otro post: si no sabemos qué decir, mejor no decir nada. Si tenemos que meter la pata, mejor callar, sonreír y callar. O mejor aún: reflexionar por qué no somos capaces de decir nada agradable, por qué nos salen frases tan poco acertadas, si es porque las hemos oído en otros y nos las hemos hecho nuestras, si es porque nos las decían a nosotros… intentemos ponernos en el lugar del otro y entender cómo las debe recibir y cuando hayamos hecho todo este proceso, intentemos cambiarlas. Puede parecer muy difícil pero no lo es, si existe la voluntad de dejar de herir al otro.

 

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Míriam Tirado

Consultora de crianza consciente y periodista especializada en maternidad, paternidad y crianza. Me dedico a ayudar a madres y padres a conectar con sus hijos/as.

2 respuestas

  1. Vaja, pensava que això només ens passava a nosaltres…al meu barri, a Barcelona, sembla que la gent disfruti fent patir els nens. A la meva filla (dos anys i mig) massa gent li ha dit més d’un cop «Te vienes conmigo?» Per sort no entén gaire el castellà encara i diu «sí» a qualsevol cosa que li pregunten jeje Un dia se’m va ocórrer de traduir-li el que li havien dit…pobreta, es va posar a plorar desconsolada (aleshores crec que no havia fet encara els dos anys). Ara amb un germanet petit, la pregunta de «Me’l dónes?» li han fet més d’un cop. Tot i els gelos ella contesta que no, i ho fa ben trasbalsada pobreta. Com li explico que això és una broma? Perquè gràcia…del que se’n diu gràcia…no en fa gens ni mica. En una ocasió havíem sortit amb la moto (aquestes de plàstic) i ens vam aturar a trepitjar bassals. La moto va quedar «aparcada» en un costat d’una plaça i nosaltres ens havíem allunyat una mica tot jugant. Un senyor gran va agafar la moto pel manillar i es va quedar així fins que la nena se’n va adonar, i ell aleshores li deia «me la llevo? no es de nadie!» La nena plorant desconsoladament, vam anar corrents a recuperar la moto, jo ajupida consolant-la i dient-li que aquell senyor feia broma (en fi…) i amb tot el plor i el drama, l’home encara se’ns acosta i torna a fer veure que li agafa la moto…Tinc el convenciment que la gent disfruta fent patir els nens petits, no hi trobo una altra explicació raonable 🙁

  2. A nosaltres també ens passa… i no és gens agradable… tinc una nena de gairebé 3 anys i una de 2 mesos… ens fan molt «brometes» qie no entenem i que son poc agradables… i com bé dius després em toca a mi desfer el mal entès i gestionar la situació… Per exemple: m’emporto a la petita a casa, la gran mira que és guapa però la petita no m’agrada que no fa res…
    Vaja, que a vegades ens paren i ja tremolo. El pitjor és quan ja hem desfet el mal entès i la gran em pregunta «i doncs mama, perquè diuen això?»

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