Un instante de nuestras vidas: Mr.M contándole algo a la peque sobre el bosque, mientras portea el muñeco que ella quería llevar sí o sí (claro, porque también es parte de la familia), y Skadi atenta esperando su momento “caso”.
Nuestra perra no se corta a la hora de expresar sus emociones. No las cuestiona ni las reprime: las saca hacia afuera, y me encanta ver lo que hacen nuestras hijas con ella. Lejos de decirle “no esto” o “no aquello”, las oigo validarla: “lo sé, Skadi, ahora estás nerviosa y quieres salir, lo sé” o “ay, lo sé, cariño, sé que no te gusta que vayamos al cole… estoy aquí ahora… sí… sí…. claro, nos has echado de menos eh?”… y ella mueve la cola, se refriega para que la mimen y se calma. Las emociones, que vienen y van, también en perros…
¿Te das cuenta? Sea como sea nuestra vida, la de todos, es un no parar de sentir y gestionar emociones. Nuestras, suyas, aquí, allí, hoy, mañana… creo que es lo que más hacemos madres y padres: lidiar con emociones varias.
Justamente por eso es TAN importante aprender de ellas. Saber qué hacer con ellas.
Cómo mirarlas de frente sin que ello suponga quedarnos KO. Cómo aprovechar la oportunidad que nos dan para crecer, aprender, y EVOLucionar.
Por cierto, estoy aprendiendo mucho con Skadi. Muchísimo.
Artículo publicado en Instagram y Facebook el 13 de octubre de 2020