23.11.2012
“Quiero ver a Quirze”, decía Laia antes de que tu madre entrara esta tarde por la puerta de casa. Le he contado que todavía no habías salido, que todavía estás dentro de la barriga, pero que la oías y que sabías las ganas que tiene de verte. Hoy estoy casi convencida que es el último día que te veo dentro del vientre de tu madre, porque tengo la sensación que dentro de muy poco querrás empezar a salir. Y cómo lo sabía, he empezado a sacar fotos: de ti, de vosotros, y de nosotras, abrazadas y enseñando esta barriga tan grande y preciosa que tiene tu madre desde que tú habitas en ella. He sentido que era un momento importante. Que todas nosotras (ella, Laia y yo) estábamos conectadas a ti de alguna manera especial.
Te imagino ya con el poquito espacio que te debe quedar allí dentro, y no sé si es porque esta semana ha sido mi cumpleaños, pero he intentado hacer el esfuerzo de recordar (si es que es posible) mi etapa final dentro del seno materno. Cada vez que cumplo años, la semana antes experimento como un cóctel molotov de sentimientos que chocan y explotan. De repente, y sin que nada del ahora y aquí lo provoque, empiezo a ponerme triste, o nostálgica, y también a veces me entra mucho mal humor. Cómo si estuviera enfadada. Muy enfadada.
Ahora, que ya me lo tengo aprendido, unos días antes de mi cumpleaños ya aviso a la familia: “Houston, tenemos un problema” y todo el mundo ya sabe de qué demonios estoy hablando.
Porque no es que me afecte el hecho de hacerme mayor, al contrario. Me gusta, porque cada vez soy más feliz y me siento mejor, o sea que a mí cumplir años no me asusta. Pero hay un no sé qué que me hace estar triste. No sé que pasa con mis astros, no sé qué conjunciones astrales se producen, pero hay días que lo tiraría todo por la borda. Entonces llega el cumpleaños, el día D, y lo paso bastante bien a pesar de que también tengo un rato siempre de melancolía, tampoco sé por qué. Y ya está. Al día siguiente todo pasa, y ya nunca más, hasta al cabo de un año. Y así cada vez. Mentira: no me pasó el año que estaba embarazada ni el siguiente, cuando Laia tenía 3 meses. Supongo que las hormonas del embarazo y posteriormente las del postparto tuvieron mucho que ver.
Sea como fuere, hoy que te he visto, Quirze, he pensado que quizás yo, los días antes de salir, tenía miedo. O quizás estaba enfadada porque no quería hacerlo. Quizás estaba dentro del vientre y tenía ganas de quedarme allí para siempre, navegando por los rincones de mi madre. Me debía sentir tan bien… te debes sentir tan bien allá dentro… que quizás a veces salir asusta.
Y por eso te escribo esta carta. Para decirte que no tengas miedo. Que tus padres harán todo lo que esté en sus manos para que tu llegada sea el máximo de agradable y respetada posible. Que el resto de entorno haremos todo lo posible para que tus padres estén bien y de en consecuencia, tú también. Que vivir fuera de la barriga también tiene cosas muy buenas. Conocerás a tu hermano, podrás verlo reír. Te explicará aventuras de caballeros y de espadas y sentirás como canta. Te llevarán al bosque y empezarás también a quererlo. Las plantas, el aire, el olor… Beberás leche, leche calentita de tu madre y te sentará tan bien… Jugarás con tu padre, que ya te digo ahora que se le caerá la baba al segundo 1 de verte. E irás experimentando que esto de vivir, a pesar de que al principio parezca muy difícil, tiene cosas muy buenas.
Yo no sé si tenía miedo o no antes de nacer, no sé si estaba enfadada porque tengo mala memoria y no lo recuerdo. Pero, Quirze, si hubiera sabido que al cabo de unos años te escribiría esta carta para decirte lo feliz que soy y para explicarte lo preciosa que es la vida, no lo habría dudado ni un momento. Me habría tirado por el canal del parto cono si fuese un tobogán y habría salido enseguida, diciendo “ya estoy aquí!”.
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9 respuestas
Moltes gràcies per aquest regal, per la part que em toca!
M’he emocionat! Segur que al Quirze també li ha agradat. No sé si el Quirze té por de sortir o sóc jo que en tinc…però aquesta tarda he tornat a girar la truita i a viure aquests darrers moments intensament! Ara les contraccions van fent, potser es pararan…o potser no…però ja queda menys per poder-lo abraçar i donar-li la benvinguda!
Una abraçada i gràcies per ser-hi!
Un petó
Lali,
recordo aquests moments abans del part com intensos i molt especials… gaudeix-los, gaudiu-los… Llenceu-vos sense por a aquest fantàstic viatge amb final preciós: mirar-vos als ulls i abraçar-vos!
T’acompanyem, us acompanyem…
Bon viatge, Quirze!
T’esperem amb els braços oberts!
Lali, Sergi, Berenguer, us portem al cor!
Fins ben aviat!
Subscric cada paraula! 🙂
Petons!
Moltes gràcies!!!!
Avui me n´he adonat de tota la gent que JA espera al Quirze i JA se l’estima…des dels seus avis, els seus tiets i tietes, els amics, la tribu, els veïns, els qui ens heu acompanyat durant l’embaràs i fins els seus cosins més petits que… somnien que ja ha nascut!
Quina sort que tenim d’estar envoltats de tanta gent que ens estima!
Una abraçada a tothom i moltes gràcies!
Quina forma més maca de donar la benvinguda a aquest nadó! Serà una personeta molt estimada, sens dubte.
Petons!
Què maco. Esperem que el Quirze tingui una bona arribada. El que és segur és que estarà rodejat de persones que l’estimaran.
M’ha encantat aquest post Míriam!!
A mi també em passa lo de l’any biològic, normalment o em poso malalta o em poso irritable igual que si m’hagués de venir la regla, aquest any he pensat que era això, que em tornava la regla després del naixement de la Berta, però no, o sigui que quan has parlat d’aquest mal humor m’hi he identificat clarament!
Benvingut QUirze!
Si, estic d’acord amb la Mo, que és una benvinguda preciosa Míriam, que tingueu un molt bon part Lali!! Que tot surti com heu desitjat, i si no, que us en pugueu recuperar amb amor i tranquil.litat!
Una abraçada ben forta!