Querida Lua,
Hace una semana que sé que eres tú, Lua, la que está dentro de mi barriga y no Pau. Hacía muchos días que tenía unas ganas locas de saber cuál era tu sexo para poder llamarte por el nombre, para poderme vincular aún más a ti. No te negaré que me ha pasado exactamente como con Laia.
Aunque cuando era pequeña y joven siempre había sentido que tendría niñas, una vez me quedé embarazada de Laia, sólo soñaba con bebés que eran niños. Sí, y tenían pene y cara de niño! 🙂 No es que quisiera un niño, en absoluto. Me daba completamente igual. Cuando nos dijeron «es una niña» fuimos muy felices, los dos. Y después de 4 años y pico puedo decir que me encanta tener una hija.
Tu padre no tenía tan claro que fueras un niño, más bien el nombre que le venía con más insistencia, con el que resonaba más, era Lua.
En cambio yo, al igual que con Laia, pensaba que serías un niño, ¡no me preguntes por qué! Cuando me preguntaban qué creía que eras yo decía «diría que es un niño…». De repente el ginecólogo dijo «aquí vemos los labios y la vagina» y yo «¿Vagina? ¿Es una niña?» Y él «Segurísimo, no hay ninguna duda». Y nos miramos con tu padre y empezamos a reír tímidamente.
Él le dijo a Laia , «tienes una hermanita» y la vi reír contenta y enseguida se abrazaron. Yo todavía sobre la camilla sé que pensé «Uauuuu otra niña! Una Lua. Lua. ¡Que bien!» y cerré los ojos para decirte «bienvenida» a la manera que lo decimos las madres mientras nos están explorando (disimuladamente, vaya).
Mi intuición femenina, que siempre suele fallar cuando estoy embarazada, se volvió a equivocar. Pero no me sabe mal, porque me encanta saber que tengo una Lua dentro de mí, mi Lua. Que tengo dos hijas. ¡Que tendremos una casa con muchas mujeres! Tu padre es feliz, le ha encantado tener a Laia y le encanta saber que otra niña está en camino. Y creo que tu hermana también está contenta. El otro día me dijo «¡quiero que nazca ya!» (Se le hace largo) «le quiero hacer trenzas y vestirla», o sea que prepárate porque cuando tengas el cabello un poco largo ya sabes quién querrá peinarte! 🙂
Es curioso porque yo, durante mis primeros 30 años he estado rodeada de energía masculina. Tenía amigas, pero pocas, y en cambio tenía muchos amigos varones. En plena adolescencia nacieron, con poco tiempo de diferencia, mis tres hermanos, todos niños, y su energía masculina fue impregnándolo todo.
Fui creciendo y poco a poco, con paciencia, con la edad, y con conciencia, fui descubriendo que esto de ser mujer era mucho más de lo que yo había creído hasta entonces. Y me quedé embarazada con 32. Entonces hubo un «clic » y empecé a sentir la necesidad de estar con mujeres. Con mi madre, mi abuela y con amigas. Lo gozaba de una manera que no había gozado nunca hasta entonces. Y ya no he parado de rodearme de mujeres.
He descubierto un mundo que me era nuevo y que ni siquiera imaginaba y ahora puedo decir que paso más tiempo con mujeres que con hombres. He aprendido a entender, a apreciar y a gestionar mi energía femenina y en buena parte Laia me ha ayudado a ello. Ella, que es absolutamente femenina! Tengo por delante el reto de acompañaros a las dos, a ti Lua y a Laia, en el camino que significa convertirse en mujeres y me hace mucha ilusión y a la vez siento cierta responsabilidad. De despojaros de la culpa que durante generaciones y siglos ha marcado el sexo femenino. De ayudaros a amar vuestro cuerpo y todo lo que significa ser mujer. No sé si sabré hacerlo, pero estoy segura de que entre las tres, lo conseguiremos.
Te quiero Lua. Bienvenida a casa.
2 respuestas
Benvinguda Lua, també a la meva vida. Que la teva mare ens escriu sobre tu, i tot i que encara no has nascut, ja formes part de mi.
Felicitats, Miríam i família un altre cop
Enhorabona! Dues nenes! què bé! a mi la intuïció també em va fallar… pensava que al principi portava una nena, de fet tothom em deia nena i al final va ser un homenàs! El papi estarà ben protegit amb tanta donassa, i sí, la de voltes que dona tot… homes o dones, ens farem grans i forts tots junts! 😉
Una abraçada! Espero que estiguis genial!