No podemos confundir poner límites con pedir que hagan algo, solicitarlo, suplicarlo o exigirlo. Son cosas distintas. Cuando pides, pones la responsabilidad de ese límite en el niño/a. Cuando estableces el límite tú te haces responsable de garantizar que se cumpla. Así que tienes que preguntarte con cada límite ¿cómo puedo garantizar que se cumpla? Te pongo un ejemplo…
Si tenéis que iros del parque porque toca ducha y tiene que cenar temprano, a la hora que establezcas hay que irse. Le avisas con antelación y cuando llegue la hora os vais. De verdad. Pedírselo mil veces e ir alargando es un error. No ve dónde está el límite porque no lo estás estableciendo. Y esto quizás implica llevártelo mientras llora y protesta. Sí, tienes que asumir que quizás en límite que pones no le gusta, es normal. Y esto puedes hacerlo sin enfadarte, porque él o ella están haciendo lo normal de la infancia (protestar los límites) y tú que lo que te toca como adulto/a: establecer límites que cuidan.
Si quieres más sobre este tema, tienes mi libro «Límites» con ejemplos, tips y muchos recursos que te ayudarán. Disponible en castellano y catalán. Ojalá os resuene.