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Hasta el 6 de enero

Escuchar, sólo escuchar

Algo muy común cuando estás embarazada es que cuando te encuentras alguna otra mujer por la calle y te dice «oh, qué barriga, ¿cuánto te queda?» y le dices «muy poquito» (da igual si son dos semanas, como si ya has salido de cuentas o si te faltan dos meses…) es que de repente empieza una frase con aquello de «uy, pues yo parí…» y aquí os podéis imaginar cualquier cosa.

Que os diga que no parió hasta la semana 42, que os diga que se le adelantó dos meses y por lo tanto tuvo un hijo prematuro, que os cuente que el parto fue horrible, la peor experiencia de su vida, que os diga que tuvieron que reanimar al bebé al nacer… De verdad, cualquier cosa. Y también es muy común que la mujer, cuando está en este estado no tenga ganas de que le expliquen un parto doloroso, o complicado, o no quiera saber nada de niños prematuros.


Y no es que no sepa que estas cosas pasan, evidentemente que no. Sino que simplemente, está esperando que el momento ocurra y tener según qué información cuando no la ha pedido, más bien la angustia o la molesta. Cuando yo estaba en esta etapa, y sobre todo en pleno puerperio, recién parida, a menudo la gente me contaba sus historias. Yo había tenido un parto muy largo, de días, acabado con cesárea y que había sido (emocionalmente) muy traumático para mí, y de repente me encontraba algunas mujeres contándome su parto de cinco minutos y casi orgásmico. No, en aquel momento no me apetecía escucharlas. Yo acababa de parir y quizás de su parto ya hacía cinco años! No es que yo tuviera necesidad de explicar el mio, porque aún tenía que digerirlo, pero lo que me pasaba es que tampoco tenía ganas de escuchar otros.


Vivíamos un momento íntimo, lleno de cambios, de transformaciones personales y familiares y estábamos profundamente enamorados de una niña que mamaba y dormía y que se llamaba Laia. Hacía quince días que la teníamos en casa y queríamos ser nosotros los protagonistas; queríamos que fuera ella, solamente ella. Como si estuviéramos viviendo la etapa egocéntrica en la que nacen los bebés, como si nos hubiera atrapado y no hubiera nada más en el mundo más maravilloso y fantástico que nuestra experiencia. No quería escuchar ninguna otra. Todavía no quería saber cómo les había ido a aquellos o a los otros. Quería que nos preguntaran a nosotros, simplemente, y nos escucharan explicar que estábamos bien, que había sido duro, que había sido intenso y rompedor, pero que éramos felices en este nuevo estado, que éramos felices con ella. Supongo que me servía para ir digiriendo todo lo que había pasado desde la primera contracción…

 

Y mucha gente no quiere escuchar, sólo hablar. Y te cuentan lo que les pasó a ellos, o a la vecina del tercero… y tú, que estás con las hormonas revolucionadas dirías: «¿Y a mí qué me importa?! ¡¿No has venido a ver a mi hijo?! ¡¿No acabamos de parir nosotros?!» Por eso, desde que viví esa experiencia, desde que sentí eso y me di cuenta de la necesidad de todos de explicar su parto, yo no la cuento a nadie a menos que me pregunten. Supongo que por eso abrí un blog: para poder verter todo lo que pienso y siento, pero sin agobiar a nadie. La gente es libre de entrar o no. Y justamente por eso digo desde aquí, esperando que llegue a cuantas más personas mejor:

 

Dejemos que las mujeres embarazadas, que acaban de parir y que están viviendo la intensidad de los primeros meses de puerperio sean ellas las protagonistas. Escuchemos qué nos cuentan, y si es necesario, intentemos ayudarlas. Nuestra experiencia ahora, NO importa. Importa la suya, que la están viviendo a flor de piel y que seguramente, es lo más importante que les ha pasado jamás. Dejemos que se expresen, estemos atentos y abiertos a recibir lo que puedan decir, sentir, llorar o reír. Ya llegará un día (o no, quién sabe) que querrán saber cómo lo hicimos nosotros. Pero si no preguntan, es que no lo quieren saber. Si no nos piden, es que quizás no necesitan saber nada de lo que nos pasó a nosotros. Y no pasa nada. No quiere decir ni que no nos aprecien ni que nuestra experiencia no sea también importante. Lo es, claro que sí, pero no ahora. Cada cosa a su tiempo. Respetemos una mujer en plena transformación: callemos y acojamos. Por su bien, por el de su bebé y por el de toda la Humanidad.

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Míriam Tirado

Consultora de crianza consciente y periodista especializada en maternidad, paternidad y crianza. Me dedico a ayudar a madres y padres a conectar con sus hijos/as.

7 respuestas

  1. Hola Miriam, tienes razón a veces te sientes tan mal por algo que no quieres escuchar a nadie…pero también es verdad que a veces alguien te explica algo en un momento que estás mal y te abre la luz. Quizás eso pasa cuando sacamos a fuera lo que nos atormenta en ese momento. Y por otro lado, hablat sobre algo que te hace sentir mal te ayuda a superarlo poco a poco. Al menos esta es mi experiencia personal. Un beso

    1. Hola, Eva.

      Sí, entiendo lo que dices. Sin embargo, no es sólo que quizás la experiencia no ha sido lo que querías y necesitas no escuchar a nadie todavía, sino que no me gusta que se inunde a las embarazadas de experiencias que no han pedido saber de desconocidos, de gente que se encuentran por la calle, etc. Es como que una embarazada tendría que ser sagrada y tendríamos que estar al tanto de si quiere o no, no agobiarla, no angustiarla, no meterle miedo con historias de parto que seguramente no van a ser la suya… Cuando ella quiera compartir, ya compartirá. Y estaremos allí dispuestos a que comparta, y pregunte, y se interese… Pero dejemos que embarazadas, parteras, puérparas pregunten primero. Cuando sea el momento adecuado gozaran también escuchando cómo lo vivimos nosotros y quizás sí, veran luz… o la veremos los otros…

      Gracias por comentar… por compartir 🙂

      Un beso

      1. Si, tal vez tienes razón y a veces la gente agobia o agobiamos…quizás yo también lo haya hecho en algún komento y no me haya dado cuenta. Tengo cierta tendencia a meter la pata y decir cosas que no debiera a veces. Supongo que todos somos algo egocéntricos y queremos dar nuestra opinión y se debe respetar a la otra persona y saber si realmente le interesa lo que vamos a decir. Y en este caso las embarazadas deberian poder disfrutar un embarazo relajado hasta el final 😉

  2. Recordo que durant el meu primer embaràs demanava a totes les mares com havien estat els seus parts, era com una manera de posar-me al dia de totes les possibilitats que tenia, una manera de controlar-ho tot, i així em va anar…Era com una necessitat d’estar informada… En el segon part no he necessitat res de tot això i m’ha anat molt millor.
    D’altra banda, llegint aquest post m’he reconegut no fa gaire, parlant amb una noia que feia un mes que havia parit, jo parlava amb ella i me n’adonava que no li calia cap informació del meu part, i tot i així vaig explicar-li, vaig ser egoïsta i el proper cop que la vegi li demanaré disculpes…No va ser una conversa gaire llarga, però no calia, i ara ho he recordat: gràcies! Espero que la propera vegada frenaré el meu impuls abans!!

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