Es normal que los peques lloren en el inicio escolar, sea el primer día o más adelante, cuando ya han visto de qué va el tema. Lo que no es normal es el sistema que tenemos.
Con unas ratios demasiado altas que no permiten una buena atención a todos los niños y niñas. Con demasiadas horas de separación de sus adultos de referencia. Lo que no es normal es que a tantas familias les cueste tanto conciliar. Que no hayan permisos para acompañar el inicio escolar, que se requieran de extraescolares, acogida, comedor, etc.. Claro que lloran.
El problema es que hemos normalizado su llanto entendiendo que tenía que ser así, que no hay otra fórmula. Per sí las hay, lo que pasa es que no hay voluntad política, ni económica. Porque las personas, y menos la infancia, no están en el centro. Y ojo, que alguien dirá que les tratamos como si fueran de cristal. No. Va de tratarles con humanidad. Va de tratarles con respeto y de atender las necesidades básicas que tienen en una etapa tan vulnerable y sensible. Va de que es nuestra responsabilidad y de que no merecen menos.