Laia,
las mañanas contigo son fantásticas. Con esto no quiero decir que las tardes o las noches no lo sean también, pero las mañanas son especiales. Recuerdo cuando eras un bebé de un mes y medio que es cuando tu padre volvió a trabajar después de tu nacimiento… me sabía tan mal que no pudiera verte por las mañanas!
Porque cuando te despertabas (siempre tarde, que no eres muy madrugadora) te encantaba hacer mimitos en la cama, estar juntas y regalarme esas risas aún nuevas, acabadas de estrenar. Me encantaba mirarte. No hacer gran cosa más que mirarte y estar.
Era como si el tiempo se detuviera y yo hubiera adquirido una nueva capacidad, la de admirarte un minuto tras otro sin necesitar nada más que estar allí para ser feliz. Tu padre esperaba los domingos y los lunes por la mañana con ansia porque entonces él también podía disfrutar de estos ratos mágicos contigo.
Porque por la mañana estabas descansada, estabas pletórica, estabas risueña y relajada, y sólo de mirarte, todo se nos contagiaba.
Ahora, que tienes dos años y 3 meses, también las mañanas son mi parte favorita del día contigo. Hay días que te oigo saltar de la cama y venir corriendo diciendo «¡me he depetaaadooo!», Pero otros dices: «mamá, ¿vienes?»
Y cuando llego a tu lado y te digo buenos días me dices: «¿nos tumbamos?», y eso, en nuestra casa, significa estirarnos, hacernos mimos, explicarnos si hemos dormido bien y qué hemos soñado.
También quiere decir recordar algo chulo que haya pasado el día antes y explicar también qué nos toca ese día: a quién veremos, qué haremos. Muchos días tenemos la suerte de que te levantas más temprano, cuando tu padre todavía está, y esto lo podemos compartir los tres… y entonces ¡ya es la bomba!
Si tuviera que decir cuál es el momento del día con más amor diría, «las mañanas» porque hay amor en cada mirada, en cada caricia para tocarte el pelo, en cada gesto que hacemos de estos perezosos ratos nuestros.
Intentamos saborearlo mucho, ¿sabes por qué? Porque el año que viene empezarás la escuela y tendremos que estar allí a una hora determinada y quizás tendremos que correr más de lo que nos gustaría.
Quizás no habrá el tiempo para tomárnoslo todo con la calma como hacemos ahora y ya sé que es una lástima, pero es así. Nos tendremos que conformar con los sábados y los domingos que seguro que esperaremos con ansia y tendremos que robar «ratos perezosos» fugaces a las mañana de entre semana.
Por eso, cuando alguien me cuenta que «a mi hijo no lo dejamos subir en nuestra cama porque no se acostumbre» lo siento por el niñ@, pero también por los padres, porque no saben lo que se pierden.
No poderse tumbar en una cama grande los tres, o los cuatro si hay hermanos, o ¡los cinco! y empezar el día poco a poco, todavía con legañas en los ojos, es un bálsamo para el alma. Es llenarse los hijos de los padres, pero también nosotros de ellos… ya llegará el día que no querrán hacerlo porque se habrán hecho mayores.
Por eso, por todo eso, ahora disfruto como nunca de las mañanas, de este rato mágico que me regalas cada día y con el que nutrimos nuestro vínculo; el tuyo conmigo, el tuyo con tu padre, y el de los tres como familia.
Ojalá cuando seas mayor y pienses en tu niñez, te vengan flashes de esas mañanas tan nuestras y recuerdes que eras feliz.
13 respuestas
Que bonic Míriam! Quina sort té la Laia amb una mare com tu!!! Felicitats! XXXX
Gràcies, Queralt! 🙂
Preciós Míriam!!!
Gràcies, Anna!
Para mi las mañanas tambien son especiales… verla como despierta y te mira y sonrie y te dice, «ma ma! ma ma!» y te achucha, puff no tiene precio… Yo lo echo tanto de menos entre semana… Que sigais disfrutandolo! Un beso
María, tú lo has dicho: no tiene precio! 🙂
Besos
Estoy segura que lo recordará y le alegrará la vida de manera permanente y continua. Gracias por compartirnos estos hermosos momentos con tu Laia.
Gracias, a ti, Zary, fiel lectora! Un beso.
Que hermoso!!!
Yo aunque por las mañanas tengo que correr para llegar puntual al t5rabajo, trato de organizarme para que le pueda dar unos 10 minutitos de mimos, cosquillas, risas y juegos junto con papi. Yo también espero qeu mi preciosa tenga flashes con esos momentos tan especiales!
Besos!
Gabriela, seguro que los tendrá… estos ratos, aunque sean de 10 minuts en la cama los tres, son pura magia y la magia nunca desaparece! 🙂 Un abrazo.
Sí, els matins són meravellosos!!!Però no pateixis, segur que la teva filla es llevarà una mica abans per continuar amb el ritual… La meva ha començat aquest any P3 i jo patia moooolt per perdre aquest moment, ja que ella és molt dormilega… Doncs ara fem el mateix, simplement que ella mateixa s’ha avançat l’horari!
Ai, tan de bo Sònia… només de pensar que haurem de llevar-nos i córrer, córrer i córrer… ja em ve cansament! 😉 Tan de bo faci el mateix que la teva filla i aquest moment de «mandres» el puguem tenir cada dia! Una abraçada i benvinguda al blog!
Hoy he disfrutado de una de esas mañanas. Es una de las cosas que más echo de menos desde que he vuelto a trabajar.