Los lunes en casa no suelen ser fáciles. Después de trabajar todo el fin de semana y haber visto poco a Laia, los lunes siempre hay algún momento en que todo puede irse al garete. Estamos las dos muy cansadas: yo de haber trabajado y ella de haber hecho un montón de actividades con sus abuelos o con su padre y haber roto la rutina de la semana.
El lunes por la mañana tengo la sensación de que toda la familia caminamos encima de la cuerda floja. Todo puede ir bien o todo puede ir al revés, es una auténtica carambola. Laia me hace saber su malestar. ¿Os acordáis que un día escribí un post que se llamaba «¿Por qué sólo a mí?» y que explicaba que normalmente los niños sacan el malestar con las madres? De ahí que los abuelos nos digan «ha estado fantástico toda la tarde» y cuando viene contigo, pam, pollo y de los gordos. Pues bien, Laia los lunes es toda contradicción: me quiere toda para ella y es feliz de estar todo el día juntas y al mismo tiempo, en algún momento u otro, me muestra lo enfadada que está conmigo porque quizás me ha echado de menos, o porque está cansada, o porque tiene ganas de hacer cosas conmigo que ahora mismo no son posibles.
Yo los lunes también me siento en contradicción: tengo muchas ganas de estar con familia, de estar con ella y al mismo tiempo estoy tan cansada que solo me tumbaría en silencio. Tengo necesidad de descansar y de estar en contacto, también, con el bebé que gesto y sí, me siento en contradicción.
Los lunes son una bomba de relojería y a ratos nos miramos él y yo con cara de «a ver en qué momento todo se va por los aires»… porque sabemos que en un momento u otro ella estallará. Pero el último lunes ha sido diferente.
Cansada de explosiones que se nos hacen pesadas a todos, decidí que tenía que hacer lo posible para que Laia se expresara de otra manera. Podía llorar, podía sacar su malestar, pero no a costa de todo. No todo vale. Tiene 4 años y 2 meses y no le puedo permitir que lo eche todo al garete y que me haga el blanco de todos sus males del lunes.
Cambié de actitud. Pasé de acoger todo con resignación y con cierto aire de saco de boxeo a decirle que no toleraría que me hablara mal, por muy cansada que estuviera, por mucho que me hubiera echado de menos. Que era hora de afrontarlo de otra forma. Que yo también estaba cansada y también la había echado de menos y que pelearnos nos alejaba y las dos queríamos justo lo contrario. Fue un trabajo de hormiguita. De ir haciendo toques de atención mientras caminábamos por encima de la cuerda floja. Hasta que estalló y me habló muy mal. Le dije «así no « y dejé de hacer lo que estaba haciendo con ella. Pasó algo, no sé muy bien qué, pero algo cambió. Hubo un clic.
Enseguida me dijo «¿me abrazas?» y la abracé fuerte, entregada y disponible. Estuvimos así un rato. Le dije que podía llorar, podíamos estar abrazadas si era lo que necesitábamos o podíamos tumbarnos en el sofá si lo prefería y descansar. Pelearnos no era lo que queríamos ninguna de las dos y hacerlo nos dolía. Lo entendió. Se soltó. Y al cabo de nada me dijo «¿Vamos a la cama y nos hacemos muchos mimos, volvemos a cargarnos las baterías (de amor ) y nos hacemos cosquillas?» . Y así lo hicimos. Media hora de confidencias, de abrazos, de risas, de miradas, de disfrutarnos juntas.
Este lunes, por fin, fue distinto. Y creo que algo cambió. Dejamos de caminar en la cuerda floja y encontramos la manera de sacarnos aquello tan molesto de dentro, para volver a llenarnos pero no desde el reproche y la rabia, sino desde lo que realmente necesitábamos. Tiempo compartido, amor, y sí… cargar pilas.
*Laia y yo cuando tenemos que separarnos varias horas nos abrazamos y decimos que nos cargamos las baterías una de otra, nos cargamos del amor que nos tenemos, que nos ayuda en las horas de separación. 😉
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12 respuestas
Muy bonito! Y muy buena solución. Ciertamente muy dificil cuando están cansados y además no saben explicar lo que les pasa… Con mis hijas cuando me dan un abrazo les digo que me están dando fuerza para poder seguir haciendo cosas 😉 la verdad es que se agradece mucho un abrazo suyo y ellas de nosotras también. Enhorabuena por como has sabido girar la tortilla en un plis plas!
Hola Pirinau79…
Buf, no ha sido nada fácil, no por este lunes sino porque llevábamos un montón de lunes que en algún momento acababan siendo terribles! Yo estaba que ya no podía más… Es muy difícil. El cansancio en nosotros y en ellos deja huella… y tenemos que explorar nuevas estrategias…
Besos
Que bé que hagueu pogut arribar a trobar aquesta solució tant bonica bonica i agradable per les dues! És ben cert que molts cops perdem el temps disgustats amb qui més estimem enlloc d’aprofitar al màxim totes les estones que podem estar junts! Les abraçades amb la laia em recorden molt a les que em faig amb ma mare, com recomforten… aviat podre tenir-les amb l’arnau! Potser és de les coses que més ilusió em fa que arribin, notar els seus bracets al meu coll i que em pugui dir amb paraules que m’estima! Ara amb quasi 4 mesos m’ho diu amb la mirada, jeje!
Hola Alba!
Sí, podràs, i molt més aviat del que et sembla i sí, són de les millors coses del món, juntament amb els seus petons. Que en gaudiu molt.
Una abraçada
Cómo me suena todo. Nuestra casa es una bomba de relojería cada día de la semana.
Carla hará tres años el 19 de noviembre y acaba de empezar el cole de mayores. Lo está llevando regular tirando a mal. Y ha empezado a hacer algo que no había hecho nunca: cuando la recojo y le pido un beso me lo da muy pequeño, cuando está su padre y le pregunto yo algo me dice que se lo dice a papá, cuando le pido hacer algo hace lo contrario. Y así.
Sé que se está rebelando y me lo hace pagar a mí. Pero me pasa que tolero muy mal que me hablen a gritos o de malas maneras y se lo explico, pero no hay forma. No sé si aún es demasiado pequeña para entenderlo.
Mientras tanto pues supongo que toneladas de paciencia, algo muy difícil de tener después de pasarse el día trabajando y trajinando con mil asuntos de intendencia en casa.
Hola Ana,
Carla está enfadada, mucho. Seguramente porque no le debe gustar mucho quedarse en el cole de mayores y que tu te vayas. Y sí, te lo hace pagar. Qué puede ayudarte? Poner palabras. Explicarle lo que crees que le pasa. Decirle que lo entiendes, que es difícil. Pero que no puede tratarte mal. Sí, es pequeña todavía, pero no podemos cansarnos nunca de explicarles las cosas; explicar qué les pasa, explicar qué nos pasa a nosotros para ir ayudándoles cada vez a entender qué sienten y cómo pueden expresarlo de otra forma.
No, no es nada fácil y te entiendo. La solución ya la tienes: paciencia y mucho amor.
Un abrazo lleno de comprensión.
Jo també tinc la sensació que necessitem aquest «clic». E meu fill té molt caràcter i quan s’enfada és explosiu. Crec que comença a arribar el moment que aprengui a modular les seves emocions, ja vuerem si ho aconseguim 🙂
Petons!
Hola Mo,
ara no recordo quants anys tenia el teu fill. No és fàcil. Jo veig que a la Laia quan està molt enfadada o molt cansada li costa molt; l’autocontrol és inexistent en els nens petits, però a mesura que van creixent hem d’anar contenint aquestes explosions; perquè no es facin mal a ells ni tampoc als altres. A poc a poc, i a mesura que es van fent més grans, podem anar explicant-los què sentim quan ens parlen així, o com creiem que se senten… sempre des de la validació del que senten i comprensió absoluta. Ara, una cosa és això i l’altra deixar que ens piquin, que ens mosseguin, que ens tractin malament…
Una abraçada i molta sort!
Té tres anys i quatre mesos 🙂
Sí, hi ha rebequeries que puc entendre i amb les que m’és relativament senzill posra-me a la seva pell i seure, abraçar-lo, parlar…Però els cops i els insults formen part d’un altre tema, i quan s’acosta a aquesta frontera em poso molt més ferma. Espero que poc a poc vagi aprenent a gestionar la frustració.
Petons!
Aprendo tanto de ti!! tantísimo!! Gracias!!
Hola Zary!
Gracias guapa. Y yo de tí!
Besos
hem reconforta tan llegirte
gracies
sara