17.12.2012
Escribo este post a la una y diez de la madrugada del sábado. Lo último que he explicado en la radio es que habían identificado los 20 niños muertos en Newtown, en Estados Unidos y que la gran mayoría tenían 6 años. Pero en lo que no puedo dejar de pensar es en lo último que he leído: los padres habían identificado los cadáveres a través de fotos, para no hacerles más duro el trauma. Y no he podido evitar pensar: «a mí me gustaría poderla tocar». Y eso, este pensamiento, me ha impresionado. Como si de repente me diera cuenta de la importancia del tacto, incluso, en casos así.
Es cierto; por suerte, no estoy viviendo yo la situación que les toca vivir a aquellos padres y por lo tanto, cuesta mucho valorar en un caso tan bestia como éste, que sería mejor o qué preferirías. Pero no puedo dejar de pensar en ello… Imaginarme no poder verla de verdad, no poderla volver a tocar, no poderla volver a abrazar se me hace terrible. Hace poco leí un texto de unos padres que habían tenido un hijo que había muerto al cabo de poco más de 24 horas. Cada una de esas horas había estado encima de ellos, los padres, y las horas posteriores también. Para ir integrando el duelo, para poderse llenar al máximo de él, para después, dejarlo marchar. Es cierto que los dos casos no tienen nada que ver y distan años luz el uno del otro. Es cierto. Pero me impactó mucho como aquellos padres describían lo que había significado para ellos también, acoger ese cuerpo ya muerto de su hijo. Abrazarlo, acariciarlo, tocarle el pelo, besarle… e ir viendo cómo se enfriaba y como poco a poco iba dejando de ser su hijo para ser, sólo, un cuerpo. Porque su hijo ya estaba en otra parte…
Y quizás es porque llevo toda la tarde hablando de estos niños, quizás es por este texto chocante que leí… pero hoy tengo más ganas que nunca de hacer lo que hago cada sábado cuando llego a casa y voy a la cama. Me acerco a ella e instintivamente, la huelo. Simplemente.
Me gusta olerle el pelo y es algo que hago casi ya sin darme cuenta. Luego le doy un beso en la mejilla o en la frente y luego le digo «te quiero» bien flojito al oído porque estoy segura que una parte de ella, lo siente. Luego le cojo la mano, aquella manita pequeña que cada día lo es menos, y finalmente me tumbo a su lado. Le doy un beso a él, que está en el otro, y me duermo, feliz de sentirlos cerca de mí. De poderlos oler, de poderlos tocar, de poderles decir cosas bien flojito al oído, de sentirme muy cerca.
Hoy me costará dormir. A veces es difícil sacarte cosas de la cabeza cuando te han entrado tan adentro… Y sé que volveré a pensar en las fotos, y en cómo me sentiría yo si no me dejaran ver a mis hijos, si yo fuera una madre de ellas y no me dejaran tocarlos, despedirme de ellos, aún sabiendo que somos mucho más que un cuerpo, por más que algunos digan lo contrario. Quizás lo que necesitaría si fuera una de ellas, sería volver a tocar sus cabellos, olerlos, cogerles la mano y besarles en la mejilla para tener la certeza de que ya no están allí, que ya no habitan aquellos cuerpos llenos de balas y que, por suerte, están en otra parte.
10 respuestas
Quina pena aquesta història real, una pena molt gran! em salten les llàgrimes al llegir-te i al recordar la noticia… i m’emociono….
Hem de donar gràcies cada dia del que tenim.
Jo al Joan m’el menjo a petons, li dic a diari no se quantes vegades que l’estimo i si algun moment m’enfado amb ell, igualment li recordo que encara que estigui enfadada el segueixo estimant igual que abans, jo també l’oloro i abans d’anar jo a dormir passo per la seva habitació, li faig carícies, el petonejo i li parlo a cau d’orella, és el meu amor…. i amb la meva princesa igual, però aquesta la tinc cada nit al meu llit i em puc aprofitar més de la seva tendresa de bebé…. bona nit!
Hola, Pilar!
Sí… som tan afortunats… Ens ho hem de recordar cada dia! I gaudir-ne al màxim. Dels nostres fills, de tot el que tenim,… Viure el present intensament cada dia. És un regal. I els nostres fills, també!
Una abraçada
Estaba precisamente leyendo la noticia y me encuentro con tu post, mientras mi pequeña duerme a mi lado, y no me imagino tanto dolor. Yo también soy muy de tocar, de sentir y de oir y con mi pequeña aún más. Por eso solo imaginar lo inimaginable me llena de un dolor instantáneo y pasmoso… no puedo ni siquiera pensar no poderla ver, tocar, oler, sentir, oír, vivir… no me imagino el dolor de estos padres..
Zary,
exacto, tu lo has dicho, es inimaginable. Es tan doloroso, que ni siquiera podemos hacernos a la idea. Y más de esta forma como ha sucedido. Cuando salió la noticia, lo primero que dije yo y seguramente mucha gente «yo me pasa esto y me muero….» porque es esto… sin un hijo mueres en vida…
Besos
¿Como pueden suceder estas cosas? ¿ Como alguien puede querer hacer daño a un niño?
Estoy de acuerdo contigo, es tan importante poder despedirte de verdad!! Abrazar, besar, tocar… ¿una foto? seguramente lo hacen por evitar a los padres el doloroso momento de ver a sus hijos… pero… estoy segura que muchos padres querrían hacerlo. Como siempre no se puede generalizar, lo ideal es respetar la decisión de cada família, sea la que sea…
Creo que lo peor que le puede pasar a unos padres es perder a un hijo… me uno al sentimiento de acompañar a estos padres, aunque sea en la distancia… Un abrazo enorme a todos!!
Hola Silvia!
Yo tampoco lo entiendo, aunque si buscáramos en la vida y el pasado del agresor, seguramente encontraríamos una soledad terrible… No lo sé… Totalmente de acuerdo en lo de respetar cada deseo de cada familia. Cada uno vive el duelo no como quiere sino como puede.
Un abrazo
És tant bonic el que dius i tant cert… que fa molt mal. Vaig perdre la meva mare fa molts anys però encara recordo intensament com li acaronava els cabells, la cara, les mans quan estava a l’hospital, ja inconscient, dormint, marxant… però sempre amb mi…. i pensant que la voldria amb mi per sempre més així…. al meu costat…. és molt dur, però és cert: el tacte és molt important, a mi ningú em va poder robar aquells últims moments que encara avui, sovint, em reconforten. Molts petons
Hola, Alexandra.
Que maco això que expliques amb la teva mare. Celebro moltíssim que poguessis acomiadar-te’n d’aquesta manera. A vegades, com que la mort no agrada, volem fugir-ne i ens perdem aquests instants tan poderosos i tan importants… per por. Por de passar-ho malament, por de no saber-nos acomiadar… i és tan important fer-ho…!
Una abraçada, guapa!
Lo que ha pasado no tiene nombre y yo pienso como tú, no sé si podría no despedirme acariciándoles o dándoles un beso. Desde luego no sé qué haría si esto me pasa a mí… yo todavía tengo la piel de gallina. Un besito
Hola, guapa!
Sí, es terrible. Cuesta tanto imaginar lo que puedes llegar a sentir delante de un caso así… Ojalá nunca tengamos que vivirlo.
Besos