22.7.2011
Los abuelos… de los abuelos podría escribir muchos posts, muchísimos,… pero de momento empiezo por éste, el primero. Contaré mi experiencia que quizás no es compartida por nadie más, o quizás sí.
Empezaré diciendo que a quien más ilusión me hacía decir que estaba embarazada era a mis padres, a mis cuatro padres. También a los padres de mi compañero y a los abuelos, y a los hermanos. Vaya, a la familia. Pero sobre todo, sobre todo, a mis padres. Recuerdo todavía la cara que pusieron cuando se lo dijimos, se les transformó. Como si una ola de alegría inmensa les hubiera entrado por no sé dónde y les hubiera ensanchado el alma. Les hizo tanta ilusión… Lloramos, reímos, nos abrazamos y hasta cantamos, como si hubiéramos ganado la Copa de no sé qué! Era la alegría, que a veces te desborda…
Fueron pasando los meses y a medida que la barriga crecía ellos iban emocionante más y más y yo me iba asustando más y más. Tenemos mucha familia y no quería que me agobiaran mucho. Me imaginaba recién parida, con toda la familiada llamando a la puerta y queriendo coger en brazos a Laia y me asustaba. Les veía esa ansia, que era normal y totalmente comprensible, pero a mí a veces me abrumaba. Supongo que si no se la hubiera visto, entonces me hubiera sabido mal y hubiera pensado que no querían ese bebé que yo llevaba en el vientre. Pero mira… supongo que en aquel momento aún no había aprendido ni mucho menos, a relajarme!
Nació Laia y todos respetaron muchísimo nuestro tiempo y nuestras necesidades de nido, de familia y de recuperación de un parto agotador y complicado. Desde aquí, gracias familia. Podéis leer más en «LAS VISITAS EN EL HOSPITAL«. Y a medida que nuestra hija fue creciendo, yo mantenía un poco ese sentimiento de protección hacia ella, incluso de cara a los abuelos. Ellos tenían muchas ganas de cogerla, estaban muy contentos y yo estaba con las hormonas absolutamente descontroladas, sintiéndome una madre leona total, y con ganas de que nos dejaran nuestro espacio, que ya llegaría el momento de llevarla al parque… Y ahora, con la perspectiva que da el tiempo, veo que era mi percepción, que era mi miedo, mi instinto de protección y seguramente, mis hormonas las que me hacían sentir todo esto. No me siento culpable, simplemente, fue así.
Los meses fueron pasando y poco a poco lo fui percibiendo diferente. Tenía muchas ganas de que los abuelos estuvieran con ella, que la hicieran jugar… y entonces empecé a valorar de verdad el a los abuelos, su papel. Veía a Laia como los adoraba y adora aún, y soy feliz. Es curioso porque con cada uno tiene una relación particular, que no se parece a la de los demás. Con cada uno establece una complicidad y veo que les quiere. Huelga decir que a ellos se les cae la baba, pero con el tiempo he empezado a ver la importancia de la relación de los hijos con los abuelos. Vamos, mejor dicho, yo ya sabía que era importante, pero por mi experiencia. Con mi hija, aún no lo había percibido como importante. Ahora ya no tengo miedo que pasen horas juntos, que la hagan jugar, ni que la quieran con locura. No tengo miedo de que ella les quiera también con locura. Supongo que en el fondo del fondo, debía tener un poco de miedo que les acabara amando más que a mí o alguna tontería de estas. Ahora sé que no tengo que temer nada. Que todo está bien.
Evidentemente que la miman, y evidentemente que le dan más chocolate del que yo le daría. Evidentemente que le dejan hacer todo y más, y que establecen una complicidad especial. Ahora he entendido que es justamente lo que deben hacer los abuelos. A veces me enfado (poco rato), pero lo entiendo. Y pienso: «¡Cuando Laia tenga hijos, entonces atacaré yo!», Porque me parece que ser abuela es fantástico. Porque me parece que me gustará. Porque no hay nada mejor que ver a tus hijos, que tienen los suyos, y que todos, todos, son también parte tuya. Que son, otra vez, fruto del amor que, como digo siempre, se expande y se extiende.
7 respuestas
Me pasa lo mismo, pero les entiendo perfectamente, ha llegado la hora en que ellos no tienen que estar tan preocupados, ni tan pendientes, para eso estamos los padres, ahora les toca disfrutar de ellos y me alegro de que mis hijos tengan esa complicidad con los abuelos.
Los abuelos son un capitulo muy especial de la maternidad. Mi abuela para mi (la mamá de mi papá y, por ende, la bisabuelita de Sara)es uno de los seres más espaciales en mi vida. Vivi con ella prácticamente los dos 2eros años de mi vida y recuerdo como si fuera ayer, sus mimos, su olor y sus arrullos. Yo espero que mi hija tenga una relación igual o mejor con sus abuelos. Mis papás la adoran, y aunque no vivimos en la misma ciudad – lo que es realmente una lastima- tratan de visitarla lo máximo posible y están al tanto de cada uno de sus movimientos. Los otros abuelitos, los padres de mi esposo, la quieren muchísimo también, pero ya son mayores y con sus achaques de salud no la disfrutar ni «lidian» tanto como yo quisiera. En fin, mi hija cuanta con la suerte de tener a sus 4 abuelitos, y espero que se disfruten mutuamente, por mucho tiempo. Que lindo que Laia también disfrute de sus abuelos y ellos sean parte importante de su vida.
I tant que és important el vincle amb els avis! A mi també em va passar que em costava deixar en Berenguer amb els avis. Ara que pel camí se n’han mort dos, he après a no voler controlar quina mena de relació tenen, a confiar més en ells i amb en Berenguer… Ell adora els seus avis i els seus avis a ell i jo sóc feliç! Espero que puguem gaudirne com més temps millor;)
Es muy hermoso lo que comentas sobre la relación entre los abuelos y los nietos. Pero ¿cómo gestionar esa relación cuando los abuelos tienen un concepto de crianza muy diferente al tuyo?
No hablo de que les den más chucherías de las que tú quisieras o les dejen ver la tele más tiempo del que tú crees que les conviene. Me refiero a cuestiones de mayor calado. Por ejemplo, intentas respetar la libertad de tus hijos, y cuando los dejas con los abuelos, éstos la coartan constantemente; intentas dejarles que experimenten las mil cosas que les va deparando la vida, y los abuelos les limitan cualquier atisbo de iniciativa; intentas que expresen espontáneamente sus emociones, y los abuelos les dicen “no llores por eso”; intentas validar sus sentimientos y darles la importancia que se merecen, y los abuelos les dicen “no pasa nada”; intentas respetar en la medida de lo posible sus decisiones y gustos, y los abuelos piensan que no tiene edad todavía para decidir según qué cosas y deciden por ellos, etc. Por supuesto, hay casos “llevables” y casos más extremos.
Muchos padres que conozco tienen problemas con este tipo de cuestiones en la relación entre sus hijos y los abuelos. No saben cómo resolverlos y tienen la sensación constante de que parte de lo que construyen con sus hijos se desmorona cuando los dejan con los abuelos y hay que recomenzar. Evidentemente, al mismo tiempo les gusta verlos juntos y disfrutan y valoran los vínculos que se crean entre ellos.
Una cuestión muy difícil.
Hola Tomás,
muy interesante lo que apuntas y compartes. Entiendo lo que dices y sí, no es nada fácil. Pero yo siempre he creído que los niños son muy inteligentes, mucho más de lo que creemos, y saben perfectamente lo que dice uno y lo que dice el abuelo. No sé si me explico. Tu puedes validar sus sentimientos y luego el abuelo no lo hace. Si el niño no pasa tooooooodo el santo día con los abuelos siempre, sabrá perfectamente que los sentimientos suyos son válidos, que puede sentir lo que siente, aunque de vez en cuando el abuelo le diga «no llores». Porque con quien estará más vinculado (normalmente es así) es con los padres y lo que le transmiten estos es muy, muy importante. El problema es cuando en esta misma situación el niño pasa la mayor parte del día con los abuelos y a los padres les ve 2 horas o menos… Esto ya es otro cantar… ¿Qué recomiendo? Pues comunicación, mucha comunicación… y quien sabe, a lo mejor todo acaba sirviendo para pulir asperezas entre los padres y los abuelos… limando vínculos…! Ojalá! 🙂
Gracias por compartir.
Un abrazo
Hoy justo es el cumpleaños de mi padre, ya 81 años!!…..Un padre estupendo y un abuelo muy especial. La relación que tienen él y mi hijo es entrañable, especial…me encanta verlos juntos…Yo siempre digo que Martín, a mi padre, le ha dado vida y le ha quitado años.
Conversación de esta mañana, en el desayuno….»Hoy es el cumpleaños del yayo…..// Ah….Y cuántos años tiene??// 81…..// Alaaaaaaaa, eso es mucho ¿verdad mami?// si, cariño eso es mucho…..// ¿y cuándo se morirá el yayo?// pues no lo sé cariño, no lo sé….espero que falte mucho porque cuando pase yo estaré muy triste….// ya, claro y yo….pues el yayo de Candela (una nena de su clase) se ha morio….
Ojalá que puedan disfrutar durante muchos años de la relación que ahora tienen.
Ojalá, Pilar… Y qué bien que tengan ese vínculo. Eso es para siempre! Un abrazo y felicidades a tu padre!