Hoy nos hemos reunido en familia para celebrar mi cumpleaños. Como cada año desde que tengo uso de razón, estábamos en la mesa mi padre, mi madre, sus parejas, mis hermanos por parte de cada uno, sus parejas, mis sobrinos, mis abuelos…
Me siento profundamente orgullosa de mis padres, que a pesar de haberse separado cuando yo tenía 5 años, supieron siempre superar sus diferencias y tener una buena relación que permitiera celebrar la vida siempre juntos. Me siento también orgullosa y agradecida de que mi padrastro y madrastra sean unas maravillosas personas que siempre lo han facilitado todo para que podamos tener esta grande y peculiar familia. Y feliz de que mis hermanos se quieran como hermanos aunque no lo sean de sangre.
El mejor regalo que se puede hacer a un hijo o hija de padres separados es, a mi modo de ver, que sus progenitores puedan llevarse bien y reunirse en momentos importantes. Estar en el mismo lugar, conectados con su hijo/a y celebrando su vida viendo cómo evoluciona y crece.
Sé que a veces por mil circunstancias quizás no es posible, pero estoy convencida que lo podría ser en muchos más casos si los adultos pusiéramos por delante lo que nos une, más que lo que nos separa. Y lo que nos une es un hijo/a. ¿No merece el esfuerzo?
Ojalá resuene.
Artículo publicado en Instagram y Facebook el 24 de noviembre de 2019