Una de las cosas que más remueve a madres y padres es ver que su hijo está siendo «maleducado». Reaccionan, se lo toman como algo personal, sienten rabia y frustración y piensan «¿qué hemos hecho mal?». Olvidan que ese comportamiento no habla de ellos sino del niño, de sus necesidades y del nivel de su malestar. A más sufrimiento y malestar, más comportamiento inadecuado. Ningún niño expresa eso de forma educada. Es una llamada de atención un grito de socorro. Te está diciendo «Ayúdame, estoy mal». Abórdalo desde aquí y no crearás más sufrimiento. Conecta. Escucha. pon límites conscientes. Si cuando está mal reaccionas y te centras en lo que TÚ sientes y te remueve, no lo estás ayudando. Está creciendo y crecer es difícil y complicado cuando eres inmaduro y te faltan herramientas. Tú lo sabes, lo has vivido. Céntrate en su malestar, ocupa un lugar adulto, pon límites conscientes, sostenle y confía. Esto también pasará.
El error más común que cometemos madres y padres es centrarnos más en el malestar que su comportamiento nos hace sentir, que atender la llamada de socorro que nos están lanzando.
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