“Lo siento, lo siento”, cuando una/o se echaba a llorar… Lo hice, hace años, como si llorar fuera algo malo, algo que no se debiera hacer. Y luego la culpa por haber incomodado a los testigos de esa emoción…
Lo hice, hasta que pude desmontar la creencia de que llorar era malo, de que emocionarme era malo, de que que los demás se incomodaran era malo, de que SENTIR era malo.
Luego pasé a llorar tranquila y el adueñarme de mi sentir me empoderó y podía responder cuando (como el día de mi primera cesárea), me decían (los sanitarios) “no llores”. “Lloro porque lo necesito y quiero”. Reivindacaba mi derecho legítimo de canalizar una emoción potente (o muchas).
Llorar no es malo. Llorar es necesario para deshacer bloqueos, para soltar emociones enquistadas, para volver a nuestro centro o para expresar nuestro sentir. Llorar sana y es normal y natural.
A veces es lo primero que hacemos al llegar al mundo: llorar, para expresar un “jolín, qué estrecho era eso, cuánto miedo he pasado, qué raro es esto de respirar, qué frío…”
La época de pedir perdón por llorar tiene que terminar. Necesitamos normalizar la expresión de emociones, en este caso a través del llanto. Por nosotras/os pero también porque solamente cuando aceptamos y normalizamos nuestro llanto podremos aceptar, normalizar, sostener y acoger el llanto de nuestros hijos/as.
Si abrazamos nuestro llanto, abrazaremos también el suyo y con él, su dolor, haciéndoles sentir legitimados, comprendidos y acompañados.
¿No te parece esencial? Ojalá resuene 🙌
Por cierto, ¿pides perdón cuando lloras? Te leo en comentarios.