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De qué tienes miedo?

13.3.2012

Todos tenemos miedo, algunos más y otros menos. Pero siempre hay uno que sobresale, que es el que más destaca de entre un montón de miedos más o menos controlados, escondidos, inconscientes. Con esto de la crianza de los hijos, evidentemente, también los hay. Hay uno que, de repente, sale de no sabes dónde para recordarte que aquello es lo que te da más miedo que le pase, o que sienta, o que viva tu hij@. Y el motivo por el cual este miedo sobresale es fácil; porque es el que a nosotros nos hizo sufrir más cuando éramos pequeños. O es algo con lo que lo pasamos fatal, que todavía recordamos como una «mala» experiencia. De hecho es nuestro miedo, eso lo debemos tener muy claro; nuestro miedo fruto de una experiencia pasada también nuestra, que (no lo podemos evitar) proyectamos en el hij@.

Son aquellas experiencias que nos da miedo, mucho miedo, que tenga que vivir nuestra criatura. Si vivimos hace 20 años una separación conflictiva y llena de violencia verbal de nuestros padres (ya no digamos física), tenemos terror a que nos pueda pasar lo mismo con nuestra pareja y por tanto, que nuestro hij@ pueda vivir el pánico que vivimos nosotros. Si éramos de “poco comer” y nos forzaron mucho a hacerlo, tenemos mucho miedo de que quien cuide nuestro bebé un día le fuerce a comerse la papilla o que cuando vaya a la escuela alguna maestra del comedor le obligue a terminarse el plato. Si siempre fuimos más bien tímidos y nos costó hacer amigos y sentirnos aceptados y queridos por el resto de niños y niñas de nuestro entorno, nos da pánico que a nuestro hij@ le pase lo mismo y que los demás le arrinconen. Que lo veamos jugando solo, que no se relacione o que los demás le hagan el vacío como un día nos hicieron a nosotros.

Yo no soy una excepción y también tengo un miedo de los gordos pero que más o menos he aprendido a capear. Mi gran miedo es que eche de menos. Que me eche de menos a mí, que eche de menos a su padre, que nos añore, en definitiva. Tengo clarísimo por qué; yo eché mucho de menos a mis padres. Y como sé lo desagradable que es este sentimiento, no tengo ningunas ganas que lo tenga que experimentar en las dosis que lo hice yo. Pero sé que es mi miedo. Y por tanto, que es muy probable que ella no sienta nunca lo que yo sentí y que si algún día nos echa de menos, porque puede pasar, que lo sienta de una manera muy diferente a como lo sentí yo. Porque nada es igual. Ni la crianza, ni las personas, ni la circunstancia. Por eso cuando este miedo me acosa porque tengo que pasar muchas horas fuera de casa, o porque su padre tiene que irse unos días por trabajo, pienso: «tranquila, es tu miedo, no el suyo. Es tu historia, no la suya».

Creo importantísimo hacer consciente el miedo, porque sino, podemos cometer el error de, sin quererlo, acabar repitiendo la historia y haciendo de nuestro hij@ algo que no le pertenece. Por ejemplo, si yo tengo miedo a que nos eche de menos, podría cometer el error de que cuando nos diga «quiero ir de colonias», decirle «no» porque, ¿y si nos echa de menos? Pero no lo haré, porque me distancio de mi miedo y la veo a ella, segura, decidida, cada día más mayor y con capacidad de soportar, sin duda, los espacios de separación que cada etapa van trayendo en nuestras vidas.

Por eso siempre pienso que todos tenemos miedo de algo. Yo, tú, el otro y el de más allá. También el ginecólogo que nos atiende, que puede acabar trasladándonos un miedo absolutamente suyo porque hace poco se le murió un bebé y a partir de ahora es mucho más intervencionista de lo que era unos meses atrás. También tiene su gran miedo la canguro, y nuestro suegro, y la maestra de la clase de nuestro hij@. Como padres, me gusta pensar que iremos aprendiendo a saber de qué tenemos miedo nosotros pero también iremos descifrando cuál es el miedo de los que nos rodean. Si lo sabemos, si podemos distinguirlos, ya no nos será tan difícil protegernos de ellos y podremos vivir cada uno en paz trabajando con nuestros propios miedos y en ningún caso, los que no nos corresponden.

Y tú… ¿de qué tienes miedo?

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Míriam Tirado

Consultora de crianza consciente y periodista especializada en maternidad, paternidad y crianza. Me dedico a ayudar a madres y padres a conectar con sus hijos/as.

14 respuestas

  1. Mi madre siempre llegaba tarde por mi al colegio y mi gran miedo era que me olvidara. Hoy por hoy si quedo con alguien- incluso mi marido para ir al cine y llega tarde me entra la misma sensación. Intentaré que no lo tenga pero no te preocupes que tendrá otros y le dará de comer al psicólogo de moda por que los padres tenemos la culpa de algo siempre 🙂

    1. Hola, Desmadreando!
      Eso seguro… siempre hay algo que los m(p)adres no hacemos lo suficientemente bien, nadie es perfecto 😉 Pero vaya, seguro que nunca vas a llegar tarde al cole. Esas cosas se quedan gravadas aunque no queramos…
      Besos.

  2. Qué buen post! Para pensar y quedarse pensando… Es cierto y hasta puede resultar muy fácil de ver en los grandes miedos, en las grandes cosas. Pero en las pequeñeces, uffff ahí como se escapa el inconciente, no es verdad? Gracias por el punto de partida!
    Saludos!

  3. Bon dia!

    Primer de tot molta energia perquè et milloris del tot, i un petó gros!

    Segon, jo encara no he tingut a la meva nena (és a la panxa protegida i calentona), però ja tinc pors… De fet últimament tinc malsons horrorosos!!! Un que s’ha repetit és que és tan petita(hi cap en una caixa de mistos) que la perdo per casa, -no sé on l’he posada, tu l’has vist??- i ho visc amb angoixa. Un altre somni (malson) es que no recordo de donar-li de mamar, i es va quedant xuclada i seca com una pansa, i se’m trenca el cor… i quan em llevo estic plena de remordiments… Ai quin patir tu!!!

    1. Hola, Mariona.

      Gràcies.

      Això dels somnis… mira’t el post: «SOMNIS DE PRENYADA»… aquest de què és tan petit que s’escapa, jo també el vaig somiar…
      Una abraçada

  4. sufrí acoso escolar y no tuve ningún tipo de apoyo ni defensa por parte de mis padres. Desgraciadamente yo era débil y tampoco me supe defender ni cuando me empujaron por las escaleras y me rompieron una pierna… Cuando veo a mi hija temo que no sea fuerte porque hay veces que se parece demasiado a mi 🙁

    gran post Miriam

    1. Dios mio, Haydee… cuánto sufrimiento… cuánto lo siento que tuvieras que pasar por aquello y que nadie te defendiera… Pero tranquila, seguro que tu hija no pasará por eso y si algún día ocurriera algo parecido, allí estarías tú para ayudarla.
      Un abrazo muy fuerte.

  5. Yo tengo miedo de que se sienta sola. Yo era muy tímida, y me costaba hacer amigos. Aunque a mi niña no creo que le pase. Es muy sociable, y le encanta jugar con otros niños. Pero bueno, algún miedo tendrá, porque de eso creo que no nos libramos nadie…

    1. Seguramente… muchas veces nos dan miedo cosas que forman parte de «nuestra» hitoria, no de la de ellos. Pero va bien tenerlos identificados, para que no nos sorprendan 😉
      Besos.

  6. Jo tinc por a la malaltia en general, tinc por a estar malalta i no poder cuidar dels meus fills però també tinc por de que els meus fills es posin malalts.
    Llegint el teu post, m’has fet adonar de la meva por, Míriam. Crec que tinc aquesta por perquè quan jo tenia 12 anys i la meva germana 10, a la meva mare li van diagnosticar una malaltia autoimmune, artritis reumatoide. Al principi no sabien el que tenia, simplement uns dolors molt forts que no es podia ni aixecar del llit i que li van fer perdre 20Kg de pes. I després va venir el diagnòstic i els tractaments i el deteriorament físic. La meva mare és molt forta i sobretot molt positiva però el fet de viure-ho cada dia, fa que vagis veient totes les limitacions que ha tingut i te i vulguis o no compares amb altres mares i això et va creant pors.
    Se que tinc aquesta por i se que és la meva por i no la dels meus fills i també se que, malgrat la malaltia i la discapacitat, la meva mare ens ha ensenyat el més important, el seu esprit de superació i la seva positivitat!!!!

    1. Anna, t’entenc perfectament. És molt normal que tinguis aquesta por que sobresurt per damunt de les altres. T’ho devies passar molt malament veient a la teva mare com patia… No és gens agradable veure patir els fills, però tampoc els pares! Que bé, però, que tinguis identificada aquesta por, que sàpigues que és teva, per poder-te-la treballar i perquè no acabi sent també la dels teus fills.
      Una abraçada!!!

  7. Cuánta veritat Miriam. Jo em considero una persona plena de pors, de vegades massa, i amb la maternitat aquestes por s’han multiplicat. Tens tota la raó amb el que dius, que em d’intentar no pressuposar que ells tindran les mateixes pors que nosaltres però es tan difícil. Has posat un exemple classisim per mí. Jo mai vaig voler anar de colònies, no em volia separar dels meus pares, tenia por, vaja. I ja m’agobio pensant en quan hagi de marxar ell. Gràcies per la reflexió, m’ajudarà a plantejar-me les coses d’una altra manera

  8. Bona nit, jo com totes també tinc por. Jo encara no tinc fills però la meva parella i jo ens ho estem plantejant seriosament.Jo hem sento preparada i tant jo com el meu xicot tenim moltíssima il·lusió.

    Així i tot tinc moltíssima por al que la gent pugui pensar de mi, que soc massa jove (ara tinc 23 anys), que no m’ho he pensat prou, que hauria de tenir una feina millor,etc… Aleshores penso: si la por al que diran els altres m’afecta tant, de veritat seré prou forta per ser una bona mare? Si hem fa por a que pensin això serà perquè potser és veritat? Les dones que decideixen ser mares quan són una mica més gran tenen la mateixa por davant aquesta decisió tan important?

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