Dar y recibir. Parece sencillo… pero a veces, no lo es tanto. Hay quien sólo quiere recibir y está cerrado como una almeja a darse, a entregarse, ya sea a los demás, a la profesión o vocación, a la familia, a la vida, en general.
Otros, en cambio, han basado su existencia en dar, y a menudo, lo que les cuesta es aceptar que también pueden recibir. El equilibrio quizás es sencillo pero yo creo que no lo es…
En la maternidad parece que prevalezca la entrega. Darnos a un bebé en cuerpo y alma. Leche, calor, contacto, brazos, mirada… horas, paseos, más brazos, mirada… y así día a día mientras nuestra criatura va creciendo y continúa necesitándonos. Nos entregamos, nos damos: madres y padres.
Parece que la entrega no tenga fin, de tan incondicional como es, de tan espontánea y natural como nos sale de las entrañas.
Parece, pues, que en la maternidad/paternidad, el recibir no exista y ¡nada más lejos…! Porque a nosotros también nos dan una infinidad de cosas a lo largo del día, a madres y a padres, y a veces lo único que falta es que sepamos recibirlo.
Porque para dar, para entregar, hay que estar preparado y disponible, pero para recibir, también.
Nuestros hijos nos entregan amor incondicional cada minuto que pasan con nosotros. Se dan, se entregan en cuerpo y alma.
Cada uno a su manera, como hacemos también nosotros, pero se dan, al fin y al cabo. Y lo hacen, generalmente, sin miedo. Porque todavía no tienen miedo de perder.
Nos dan constantemente oportunidades para aprender, para crecer como padres y también, evidentemente, como personas. Nos muestran su inocencia y comparten con nosotros, si queremos, su mirada hacia el mundo… sin duda, bastante más atractiva que la nuestra.
Nos llenan de juegos, de imaginación y de esperanza. Nos entregan el momento presente en bandeja y lo único que tenemos que hacer es recibirlo y disfrutar de ello.
Nos dan motivos para tener paciencia y nos entregan espejos para que veamos en qué momentos se nos escapa.
Nuestros hijos nos dan millones de motivos para vivir y nos entregan la posibilidad de construir, con ellos, un mundo mejor. Sepamos entregarnos a ellos y aprendamos también a recibir todo lo que, cada día, ellos nos dan.
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2 respuestas
Si, si i si. Cal que parem, que escoltem, que li donguem espai i valor a estar amb els nostres fills i filles. És una passada tot el que ens aporten les criatures. La senzillesa, la sinceritat, l’amor incondicional…
Jo tinc molta sort perquè a banda de ser mare sóc mestra d’educació infantil, i rebo per totes bandes!!! Val a dir però que jo també m’entrego sense por al 100%.
I tant que sí!!! Els nens són el millor que tenim. Com pot ser que encara hi hagi gent que no ho vegi? Que es perdin el millor que hi ha la vida? 😉 El Quim és el meu petit mestre. Dono, dono i dono… i cada cop estic més plena!! És ell que m’omple de vida, d’amor, d’ell… Gràcies!!!