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Hasta el 6 de enero

Cuando los niños tienen vergüenza: qué hacer y qué no

Llega un punto de la vida de la madre o del padre que las piernas sirven para algo más que para caminar: para que se esconda tu hijo, se líe en ellas, te pase por debajo y casi te haga caer de culo mientras intenta hacerse invisible a ojos de algún conocido o no, que intenta saludarlo. Sí, es la vergüenza, que de repente, irrumpe en sus vidas, así, como por arte de magia.

A mediados de noviembre la vergüenza hizo acto de presencia de golpe, sin avisar, como casi han llegado a casa todos los cambios que ha ido haciendo Laia desde que nació. La segunda vez que se empezó a enroscar por mis piernas le dije, «eso que te pasa se llama vergüenza. Cuando te haya pasado, me avisas, ¿vale? «. Estuvo un rato detrás de mí y de repente salió y dijo: «mamá, ya está vergüenza». Y fin de la cuestión, también como por arte de magia, esa vergüenza terrible había desaparecido.

De pronto a mí me vino un flash. O mejor dicho, un flashback y me vi a mí misma enmarañándome a las piernas de mi madre o de mi padre, muerta de vergüenza, sin ganas de que ese nuevo interlocutor me dijera nada.

Y se despertó la memoria y recordé lo vergonzosa que era yo durante una larga etapa… Entrar en un lugar con mucha gente, o una comida en casa con amigos de mis padres; cuando entraban por la puerta yo quería desaparecer… me moría de vergüenza.

Al cabo de un rato ya me había pasado y podía pasármelo bien, pero nunca al principio, nunca.

A esta vergüenza había otra cosa asociada. He tenido la mala suerte de enrojecer cuando he tenido vergüenza. Si me estáis leyendo y tenéis el mismo gen que yo en esto de poneros rojos como un semáforo, sabréis perfectamente que es una putada.

Porque no sólo te estás muriendo de vergüenza sino que encima, como si tú no lo supieras, la gente hace lo de comunicártelo: «¡tienes las mejillas ardiendo!» Y entonces ya sí que dices lo de «me quiero morir».

A la gente le hace gracia que alguien de repente empiece a enrojecer y llegue a punto de ignición. No lo he entendido nunca. A mí nunca me ha hecho pizca de gracia (obvio) y cuando he visto a alguien a quien le pasaba lo mismo, he sentido pena porque he sabido exactamente lo mal que se lo estaba pasando!

Por eso, ahora que he visto que mi hija tiene el mismo gen que yo en esto de esconderse entre las piernas y empezar a dar vueltas intentando esquivar la mirada de los que intentan decirle cuatro cosas y no quieren dejarla en paz y esperar a que se le pase, rezo porque no tenga el gen de la rojez en la cara. Porque este gen es muy cabrón y no avisa cuando se activa.

QUÉ HACER CUANDO TIENEN VERGÜENZA

En realidad es fácil: no hay que hacer NADA. No. Simplemente, esperar.

Esperar. Empatizar. Callar. Respetar lo siente.

Cuando veáis un niño con vergüenza que intenta esconderse, dejadlo, ya le pasará. No hace falta que insistáis, es inútil y sólo conseguiréis alargar la agonía de la vergüenza.

Si lo dejáis tranquilo llegará un momento en que irá saliendo de las piernas de los padres e incluso, os acabará buscando con la mirada porque, ahora sí, le digáis lo que queráis decirle.

Los niños buscan caso, atención (ya lo expliqué en «MAMA, CASO«) o sea que no os preocupéis. La vergüenza pasa y de hecho, desaparece de repente. Sólo hay que tener un poco de paciencia.

QUÉ NO HACER

Sabéis aquello de «si lo que vas a decir no va a ayudar, entonces mejor que te calles», pues eso. Si lo que vamos a hacer no va a ayudar para nada a nuestro hijo mejor no hacer nada.

Todas las frases del estilo de: «ay… tienes vergüenza, qué gracia… sal de las piernas de mamá, que no te veo, ¿que no me dices nada, hoy? Uy… ¡me pondré triste, si no me saludas! pues yo tampoco te saludo…» no ayudan para nada al niño que no puede evitar sentir lo que siente.

Y es que en realidad, no está pasando nada. El niño es muy probable que tenga una interacción estupenda con los adultos que conoce, pero si no nos ve nunca, es normal que no quiera (ahora mismo) hablar contigo. O a lo mejor sí que nos conoce, pero en este preciso momento, tiene vergüenza, algo absolutamente normal y natural en las personas.

Incluso muchos adultos cuando están en un entorno que para ellos no es muy conocido, sienten vergüenza. No sé que manía tenemos en pensar que los niños siempre tienen que estar contentos, sociables y con ganas de interactuar. Pues no siempre es así.

Es fácil. Pongámonos en su lugar e intentemos hacer memoria, seguro que en algún momento de vuestra vida hemos pasado vergüenza. Y seguro que no nos ha gustado que nadie nos lo haya restregado por la cara. Pues eso. Es fácil.


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Míriam Tirado

Consultora de crianza consciente y periodista especializada en maternidad, paternidad y crianza. Me dedico a ayudar a madres y padres a conectar con sus hijos/as.

37 respuestas

  1. Me ha encantado el comentario que le hiciste a tu hija. A mi no se me habría ocurrido decirle que eso era verguenza y que cuando se le pasara me avisara! Genial.
    Mi hijo hasta los dos años más o menos no es que fuera vergonzoso es que era totalmente asocial. Me preocupaba más porque la gente no dejaba de agobiarlo y reconozco que a veces yo también porque queria que fuera como los demás niños. Ahora con cuatro años todo el mundo se acerca a e´l y es de lo más sociable, un auténtico relaciones públicas! Curiosamente mi hija sigue el mismo patrón, tiene dos años y es de los más rancia (dicho con mucho cariño, claro está). Por supuesto que no me preocupa en absoluto. Cuando alguien hace alguna observación al respecto, en vez de agobiarla digo «sí, es asocial, que le vamos a hacer». Y se acaba la conversación

    1. Hola, Sandra. Lo del comentario… me gusta decirle lo que pasa, lo que está sucediendo para que lo entienda. Siempre pienso que es horrible ver que te pasa algo nuevo, desconocido y no tener ni idea de qué es ni qué nombre tiene, ¿no? Lo que cuentas de tu hijo… yo estoy harta de oir a la gente decir «qué seria» simplemente porque no les rie las gracias porque NO LOS CONOCE!!! En fin, celebro que ya no te preocupe en absoluto si tu hija hace igual que tu hijo… ya tienes experiencia y sabes que pasará!
      Lo celebro. Un beso!

  2. Totalment dacord… Parlant de records d’infantesa jo recordo molt la gent dient-me: «ui quines galtetes»… I el que és pitjor, tocant-me-les!!!! Ara, vist amb el temps penso que és molt poc respectuós… Em tocava les galtes: Gent que no coneixia de res!!!! Que toquen la cara als adults que no coneixen, pel carrer???

    1. Saps que t’entenc perfectament… Les galtes de la Laia també han estat i són d’aquelles rodones que te les menjaries! Però això ho podem fer jo o el seu pare (amb el seu permís), no qualsevol persona que no la coneix de res! Quan sigui gran podreu criticar els pesats de les galtes totes dues juntes! Us entendreu a la perfecció 😉
      Una abraçada!

  3. doncs es super dificil gestionar-la. Quan parles d’amagar-se fisicament, es complicat però més senzill que quan es fan grans… Mira, la meva nena de 7 anys ara resulta que es una crack del piano segons la seva professora.(La seva professora diu que sembla que ha nascut tocant…) però tenim un problema: es mor de vergonya de tocar en public….

    1. Uauuu… doncs que bé, Kira, que toqui com els àngels. Però clar, suposo que ha d’acceptar que té un do i que els altres també volen gaudir-ne, que escoltar-la és bonic i acceptar que ho fa molt bé. A vegades costa rebre elogis… tot sovint més que no pas crítiques, i no sabem gestionar-ho. Espero que amb el temps i l’acompanyament vostre vagi podent compartir aquest do tan fantàstic que és saber tocar un instrument. Jo no el tinc i t’asseguro que m’agradaria!
      Sort en trampejar la vergonya de la teva filla. Passarà! Una abraçada.

  4. Desde luego que no ayudamos para nada insitiendo o ridiculizando al niño cuando le da vergüenza, ya se le pasará, dejémosle tranquilo.
    Te entiendo perfectamente, por desgracia yo también poseo ese gen, y con lo vergonzosa que soy yo a día de hoy todavía a veces hace de las suyas.
    Un abrazo

    1. Vaya, otra con el gen… qué bien, así no me siento tan sola 😉 Pues en mi caso cada día aparece menos a menudo, por suerte, pero aún hace acto de presencia en alguna ocasión y es horrible! Lo odio! 🙂 Y claro, lo de después, los comentarios que sí, como dices, te ridiculizan, no ayudan en absoluto, y luego el gen no lo aplaca ni Dios!
      Un abrazo.

  5. Com diu el meu pare, la vergonya és un mal que es cura amb l’edat.
    Els meus fills, sobretot la petita, han estat uns «associals» ben be fins els 2 anys i mig i com molt be dius Míriam, el remei és no fer cas, ja se’ls hi passarà.
    Jo també els deia que s’amaguessin i que quan creiessin que se’ls hi havia passat sortissin del meu darrere i saludessin a qui fos.
    Ara sempre et trobes amb el parent o el conegut pesat de torn que fa els típics comentaris:»ui, si que estàs antipàtica, au doncs jo tampoc et saludo..» En fi, suposo que tots fem coses que molesten als altres i ens haurem d’aguantar…

    1. Hola, Anna. Suposo que és perquè tothom vol que els nens facin «monadas» i repeteixin allò que saben fer, o allò que han après a dir davant de tothom. Que diguin el poema, que cantin aquella cançó que fa tanta gràcia… Jo sentia pànic cada vegada que em deien que havia de fer alguna cosa d’aquestes en públic, a l’escola o coses així… i mira’m ara, parlant per la ràdio hores i hores… El teu pare té raó, amb això de la vergonya! 😉
      Una abraçada.

  6. Mi hijo tiene casi 5 años y es súuuuuuuper vergonzoso también, y lo pasa fatal, pero Miriam, hago como tú, y es todo un acierto, siempre le explico lo que le pasa para que lo entienda, y así lo hace, comprende lo que le pasa, entiende que es normal, y poco a poco ha ido mejorando 🙂

    Le explico también que yo de pequeña era muy tímida y que ahora según cómo también lo soy, que los mayores también somos tímidos y bla bla bla….
    Es súper importante que sepan que lo que les ocurre es normal y no es malo.

    Lo mismo con los miedos, me ha salido «cagueta», como yo y cuando le explico que ahora a mis 33 primaveras a veces también me da miedo la oscuridad, se ríe y todo.

    En fin, paciencia, a veces se nos olvida la idea de que los niñ
    os, además de niños, son personas! que parece que ser niño sea otra especie! Y todos, mayores y pequeños tenemos nuestra forma de ser única y especial, con nuestros miedos, vergüenzas y todas nuestras virtudes.
    jeje!
    Saludos y enhorabuena por el blog

    1. Gracias! Me ha gustado lo que has dicho «además de ser niños son personas! que parece que ser niño sea otra especie!» Totalmente de acuerdo. Es curioso cómo nos cuesta tanto ponernos en su lugar. Supongo que es por los años interminables de creencia de que los niños no eran nada hasta que podían «trabajar» y ser útiles. Que no pensaban, que no sentían… y de los cuales se podía reir a toda costa. Que pena… cuánto dolor inflingido a los niños… a las personas…
      Un beso!

  7. Jo encara en sóc, de vergonyosa, però molt menys. Així que deu ser veritat el que diu el pare de l’Anna, que es cura amb l’edat.
    De moment nosaltres no hem tingut gaires ocasions en que el meu fill tingués vergonya d’aquesta manera, però quan ha estat el cas, jo intento que ningú el forci i el deixin fer al seu ritme.
    En quant a la filla de la Kira, què maco que toqui tan bé el piano. Jo també vaig tocar molts anys, de petita, i també em moria de vergonya si algú em mirava tocar. I al final ho vaig deixar. Ara tinc un piano elèctric per poder tocar amb cascos 🙂 Ha de ser difícil gestionar la situació, com a pares. Et desitjo sort Kira.
    Salutacions Miriam !! (ja 16 setmanes i tot correcte)

    1. Clarise… que bé! Enhorabona! Ja saps que em fa molt feliç… Gaudeix-lo, que això que estàs vivint és únic, realment únic! Sobre el tema de la vergonya, jo crec que és el que cal fer; intentar que els adults que no es posen al seu lloc, no els forcin a fer res, ni a parlar, ni a fer petons… perquè en aquell precís moment, el nen/a s’ho està passant fatal, i parlo per experiència. I sobre la filla de la Kira, tan de bo la vergonya li passi i algun dia puguem gaudir tots de com toquen els seus dits!
      Una abraçada

  8. Por suerte está en nuestra manos cambiar eso poco a poco, o sea que un aplauso para las mamis de nuestra generación 2.0, porque gracias a blogs como este y gracias a las redes, es mucho más fácil encontrar solución a los temas que nos preocupan sobre la crianza de nuestros hijos.
    Saludos!

    1. Hola. Miriam. Busqué el porqué de que mi hijo al llegar al jardin,que hace más de un año que va, al entrar a la puerta se esconde detrás de mí. Yo me asusté y insistí en preguntar qué le pasaba y porque lo hacía. Algo que quizás no debí hacerlo porque obvio el no sabe y yo me enfoqué que le podía tener miedo a una tía nueva. Pero como tú dices puede ser que sea vergüenza porque en su nivel han ingresado niños nuevos y quizás sea eso. Pondré atención, pero no sé cómo saber si es vergüenza o miedo. Cuándo ha pasado. Le he agobiado con porqué lo hace si me quiere contar, pero quizá sea sólo decirle que eso que siente es vergüenza. Y así es posible que lo entienda.

  9. A mi m’encanta la transparència i la ingenuïtat dels menuts; segur que sovint heu pensat, tant de bò en poguéssim fer ús els adults! Perquè han de somriure i acceptar a tot ésser vivent que els hi diu: «ai què maca, com has crescut! A veure aquestes cuetes? I quin jerseiet portes avui?»? Mare meva!! Si jo pogués els engegaria a pestar fang… Immediatament, la reacció física: el petit cos s’entrecreua amb les úniques cames conegudes que té a prop (sovint les de la mare) per fondre’s i fer-se invisible, mentre pensa: mare, ajuda’m no tinc la teta al costat però sé que no em fallaràs… no em deixis anar, perquè et necessito, necessito el teu aixopluc, necessito el teu suport, no estic preparada per segons què… I és aleshores quan s’ha d’entendre, la teva filla (o fill) no és associal, no és freda ni és antipàtica, és senzillament una nena petita amb una VERGONYA DE CABALL, el que toca i punt. Ja canviarà… o no.
    Jo m’inclino més pel perfil de la gent tímida, m’agrada saber que tenen un interior ple i que, son reservats. Potser és molt fàcil dir-ho, jo no tinc aquest gen de posar-me vermella però sempre m’ha semblat curiòs i respectuòs, perquè sol anar associat a la timidesa i ser reservat per a mi és un símbol de personalitat.
    Cadascú és com és i ningú és igual. I el món dels menuts es regeix pel mateix amb l’avantatge, o desvantage per segons qui, d’una innociència digna d’admirar.
    Un petonet!!!

    1. Quin comentari més maco, Sònia! Tens tota la raó… i que bé que entens a la teva filla, quina sort que té de tenir les teves cames ben a prop perquè la protegeixis… Jo amb això de la timidesa no sé què dir-te, m’ho he passat força malament a vegades. Per sort, amb l’edat tot va posant-se més a lloc però hi ha moments de la vida en què la timidesa, el posar-se vermell, la vergonya,… ajuden més aviat poc. Però és el que tu dius; cadascú és com és i ningú és igual.
      Una abraçada i gràcies per compartir!

  10. Me viene como anillo al dedo este post hoy. Justo hemos tenido comida familiar en casa de mi cuñada y mi niño (va a hacer 2 años) al llegar se ha puesto vergonzozo enganchado a mi como una lapa y escondiendo su carita. Simplemente necesita su tiempo y es lo que le decía yo a cada familiar q se acercaba a saludarlo o a decirle cosas… pero a veces parece que cueste entender eso… pq en ese momento hay que sentarse a la mesa o hay que hacer esto o lo otro… Con lo poco q cuesta ponerse en su lugar y darles simplemente el tiempo que necesitan! Gracias Míriam!!! Da gusto leerte, ojalá todo el mundo pensara como tú :*

    1. Hola Victoria!
      Sí, tampoco entiendo cómo es posible que no tengan la paciencia de esperar 10 minutos o 20. Si en realidad la mayoría de los niños tardan poco en empezar a sentirse confiados. Pero es que las cosas que hacen los adultos forzándolos, hace que se sientan todavía más inseguros y tarden más en soltarse…! En fin paciencia! Celebro que te haya venido bien leerlo. Un abrazo.

  11. Mi hija tiene 2 años y 4 meses y es una artista de la vergüenza… ha mejorado muchísimo. En casa d mi suegra, /8 venían sus hermanos a verla, se tumbaba en el sofá, se tapaba con la manta y se hacía la dormida, y no se «despertaba» hasta que se iban… ahora ya «solo» se esconde detrás mío, pero cada vez tarda menos rato en salir del escondite. Poco a poco… y si, yo tb odio los comentarios insistentes…

  12. Hola Míriam! M’ha agradat molt aquest post perquè jo també tinc aquest gen tant poc amable i és senzillament odiós ostres!!!!
    A més, el meu fill de 7 anys és força vergonyós i sovint em costa ajudar-lo a superar la vergonya, per exemple en les festes d’aniversari on hi ha nens i pares i ell no vol participar en els jocs que organitzen perquè te molta vergonya (recordo que a mi em passava igual) i no es desenganxa de nosaltres.
    A mi el que em posa més nerviosa és que els adults no paren de dir-li que ja és gran, que vagi a jugar i que es diverteixi com els altres nens. Què vol dir que ja és gran??? Que no ténen vergonya els grans??? I que no es pot divertir un nen mirant com juguen els altres????
    Sovint em passa que els pares que ténen nens molt extrovertits fan comentaris com:
    «Jo no li deixaria passar»
    » I sempre et fa això? Quin pal…»
    » El que has de fer, és deixar-lo a la festa i marxar. Ja s’acostumarà.»
    A mi el que em fa pal és haver de donar explicacions per una cosa que és tant natural, LA VERGONYA.
    Gràcies Míriam per la feina que fas! Una abraçada.

  13. Hola Míriam! Nosotros nos encontramos en una situación parecida pero en lugar de calificarlo como vergüenza lo llamaría «agobio» ya que tenemos un negocio y mi hijo pasa ratos allí conmigo, tiene 5 años, y no quiere que nadie le diga nada ya que lo agobian queriendole quitar las cosas …. normal yo tb me enfadaria… son adultos y por hacer la gracia al niño no entienden que le moleste…
    Me podrías aconsejar sobre el tema … yo ya le he explicado a él que se lo hacen de broma y sin mala intención pero él no lo entiende y a veces es complicado la verdad pq no puedo decirle que no le digan nada. Gracias Míriam!

    1. Es que el problema no es suyo, es de esa gente que hace gracias que no la tienen. Entiendo que es con buena intención pero hay tantas formas de comunicarse con un niño desde el respeto que no sé por qué siempre se tiene que caer en criticarlo, quitarle algo o asustarlo. De verdad que no lo entiendo! En fin… lo que haces está genial. Dile que entiendes que le moleste, que es normal. Le ayudará saber que comprendes como se siente y que le apoyas. Un abrazo.

  14. Hola Míriam! Creo que nos encontramos en una situación que al menos a mi me agobia Bastante, es primer año de colegio de mi hijo de 4 años, le encanta nadar, en el colegio hay un taller de natación, lo inscribimos y no hay caso que quiera ingresar a la piscina porque tiene miedo de las profesoras porque no las conoce, mi marido ha tratado de insistir en dos ocasiones, porque entiende que es sólo vergüenza y también por la cantidad de dinero que pagamos. Estamos en la discusión si insistir o no, entendiendo que el dinero no nos lo regalan y también por ayudarlo a superar su vergüenza. Espero me puedas ayudar un abrazo.

    1. Hola Susana. ¿Mi opinión? Yo no le llevaría. Le encanta la piscina pero no así: con gente que no conoce, etc. Ya aprenderá a nadar con vosotros y cuando sea mayor, quizás querrá hacer natación sin problemas. Pero insisto, es mi opinión. Un abrazo.

  15. La meva filla té 4 anys. No és veregonyosa en general al carrer, i molt menys amb nosaltres. Parla moooooolt!!!

    Però a l’escola ha agafat el rol de no parlar amb els professors, i estar en segon pla. No diu ni piu. Em preocupa aquesta limitació que té i no sé treure-la d’aquest bucle.

  16. Hola Míriam, la meva nena ara te 2 anys i mig i ara ha començat a tenir vergonya…De molt petita nomes tenía quan hi havia molts adults que no coneixia, pero agafava confiança rápidament. Ara que ha començat l’escoleta, li passa quan fan algún día especial amb els pares que no s’ho espera i aparesc per sorpressa s’enfada i hem crida i si li dic algo hem diu que calli inclus pega… cosa que no li hem hagut de dir mai nosaltres. Es una nena inquieta pero molt alegre i no es gens difícil, quan es calma intento explicar-li la vergonya i al final li passa, hem demana perdó per haverme pigat… A l’escoleta diuen que está be pero estar tenint una regressio diu que no es una nena que es un bebé, no vol deixa el panyal… pot ser per el canvi es deu? Hem podries donar la teva opinió?

  17. Hola Míriam, nuestra hija tiene 4 años y el curso que viene empezará P5. Siempre ha sido muy tímida, no es nada nuevo, pero este curso ha ido un poco a más. No es que la timidez en si suponga un problema, yo también lo soy y la entiendo perfectamente, por eso intento ayudarla y respetar el tiempo que necesita para interactuar con sus amigos (siempre le cuesta un poco romper el hielo). El problema es cuando hay que entrar en clase, te garra a mí y llora. Intentamos llegar pronto para que ella tenga más tiempo y haya menos niños en clase pero aun así siempre acaba entrando a la fuerza y yo no sé´qué hacer para que le resulte más fácil, me quedo sin recursos. Por suerte según su tutora parece que es solo ese momento y luego el resto del día está muy bien, y de hecho a la salida siempre está feliz.

  18. Hola, mucho gusto! Dese Argentina le escribo… Perímetro que nada quiero que sepa que me tranquilizó muchísimo leer este posteo… Mí nena tiene 2 años y 8 meses, y es muy vergonzosa ante lo demás, yo ya estaba muy preocupada pensando que podía ser algo más … Pero al leerla me di cuenta que es solo vergüenza y que es tan normal tenerla… Aparte pensándolo en frío, venimos de 2 años de pandemia en donde no vio a nada más que a mamá y papá y sus abuelos… Le cuesta mucho relacionarse… Pero se que con paciencia y mucho amor de apoco se va ir soltando…

  19. Me ha encantado tu artículo y reflexión. Mi hijo de 2 años recién cumplidos cuando alguien se acerca a él se me abraza a las piernas y se esconde o cuando va en su silleta y alguien se acerca a tocarlo se pone a decir “no,no,no…” y gira su cabecita contra el respaldo de la silleta. La verdad es que me siento culpable de no poder ayudarlo en ese momento de angustia que siente. Pienso “ que arisquillo eres” y a su vez me pregunto qué me estoy equivocando. Yo soy muy cariñosa pero al igual que has explicado, cuando yo era pequeña me pasaba exactamente igual eso de ponerme colorada y decir para mis adentros “mierd… me están subiendo los colores y se van a dar cuenta que me da vergüenza “.
    Gracias por la ayuda porque me has hecho comprender y recordar por lo que está pasando mi niño cuando actúa de esa forma porque yo ya no lo recordaba.

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