¿Has tenido un hijo y tienes la sensación que te has distanciado de tus amigos (que todavía no tienen)? ¿Desde que eres madre esa amiga del alma ya no te llama tan a menudo y tienes la sensación que la vas a perder?
Bueno, esto es algo que ocurre tremendamente a menudo y cuando lo sufres, te preguntas si algo habrá pasado, que cómo es posible. Con el tiempo te das cuenta que en realidad vuestras vidas son tan distintas, tienen tan poco en común, que es bastante normal y comprensible que os hayáis distanciado un poco. Esto no quiere decir que, en un tiempo, todo vuelva a su sitio, pero de entrada esto puede ser algo muy común.
Si a esto, lo de las vidas distintas, le añadimos que a menudo no sabemos comunicar lo que sentimos, lo que nos gustaría, lo que echamos de menos, etc. ya tienes el pack para que las dos personas desde dos mundos tan distintos, no se entiendan.
Es importante empatizar, ponernos en el lugar del otro (tenga o no tenga hijos) e intentar comprender lo que puede estar sucediendo. Lo que pasa es que en esta época, cuando estamos entrando de lleno en la maternidad/paternidad, estamos tan removidos que a veces cuesta ponerle cordura y distancia. Estamos muy emocionales, muy a flor de piel, y es difícil ponerle la perspectiva que estas situaciones requerirían… Por eso he hecho este video, para que entre todos, podamos entendernos un poquito mejor.
- Puntualidad: cuenta ser puntual, y mira que a mi me gusta serlo, pero a veces, con niños pequeños es misión imposible. Hay que ser comprensivo y paciente con esos padres recientes que a pesar que intentan salir a tiempo y llegar a la hora que habían dicho, les es absolutamente imposible.
- Salir a comer a un restaurante con amigos: Aquello de comer tranquilamente, hablando con los amigos, riendo y sólo preocupándote por comer a gusto y en paz, se termina cuando tienes hijos pequeños. Ellos se aburren en los restaurantes, normal, porque no están preparados para que haya niños pequeños en ellos: no hay juguetes, ni espacios grandes donde jugar ni corres, ni casi moverse. Total, que a la que ellos han apaciguado su hambre ya necesitan salir a hacer otra cosa y tu no has terminado ni el primer plato. Es muy típico ir a un restaurante con un niño de un año y estar comiendo por turnos y solo porque el otro miembro de la pareja está con el niño jugando en la plaza de enfrente hasta que le releves y pueda entrar a comer. Es así. Y no pasa nada. Cambiará y un día podremos comer todos en la mesa mucho rato, y hacer sobremesa, e ir a comer con los amigos y preocuparnos sólo de pasarlo bien. Pero con niños pequeños, si queremos atender sus necesidades, pues ir al restaurante es bastante incompatible.
- Cenas y fiestas de noche: Es probable que no nos apetezcan o porque sentimos que todavía nos necesita cerca por la noche, o porque somos nosotros los que no vemos la necesidad de irnos a depende qué horas, o porque estamos rebentados y queremos, simplemente, dormir el máximo que podamos. No es que queramos ofender a nuestros amigos o dar plantón, simplemente, que quizás todavía no es el momento.
- Casas desordenadas: Hay gente que no sé cómo lo hacen pero siempre tienen la casa ordenada incluso teniendo hijos, pero hay otras que no (la mía está en el segundo grupo). Cuesta trabajar, cuidar de los niños, estar por tantas cosas, y encima, tener la casa en perfecto estado de revista. Bueno, yo almenos todavía no he encontrado la manera de hacerlo. Pensad que cuando recojo, yo ordeno por un lado y en otro está la peque desordenándolo todo, o sea que no termino nunca! 😉 Espero y confío que a medida que vayan creciendo el orden vaya volviendo a nuestra casa!
- Enseñar fotos: «Yo nunca haré lo que hacen las madres del trabajo», quizás hemos pensado alguna vez. Y luego te conviertes en madre y cuando te piden que enseñes alguna foto de tu hijo te pones contentísima porque tienes oportunidad de hablar de lo que más amas. Yo, cuando no tenía hijos, no lo entendía, hasta el día que una chica se puso a llorar cuando recibió una foto de su hija comiéndose la merienda. No estaban juntas y su madre se estaba perdiendo ese momento. Entonces me di cuenta de lo que hacen las fotos: conectan con ese sentimiento de echar de menos a alguien, o de mirar la foto y amarlo en la distancia,… Nos separamos demasiado pronto de nuestros hijos,… y nos quedan las fotos… 🙁
- ¡Las manchas!: Es tremendo. Cuántas veces has salido de casa y estabas segura que no llevabas ni una mancha y cuando te das cuenta ves la marca de sus dedos en el pantalón o en la blusa? Yo un día me di cuenta que Lua me había manchado con su desayuno cuando estaba a punto de dar una charla! Por suerte, no se veía pero dios, qué vergüenza sólo de pensarlo…!
- La depilación: Bueno, ya lo he contado. Simplement NO HAY TIEMPO, muchas veces… es tremendo! 😉
Y sí, a veces parece imposible, pero todo eso que hemos dejado de hacer (ir al restaurante con amigos, ir a fiestas…) o esas cosas que nos pasan ahora con niños pequeños, un día dejarán de suceder: ya no iremos manchados con esos deditos en el pantalón, ni nos faltará tiempo para la depilación. Todo volverá a su cauce, seguro, pero quizás falte algún tiempo. Mientras, comprensión, empatía, amabilidad con uno mismo y con los demás.
Y si os pasa lo que contaba al principio con las amistades, mucha comunicación, explicar qué sentís, qué os gustaría, y si hay ganas por las dos partes, seguro que la relación sale reforzada! Te has sentido identificado/da?