31.1.2013
Estar en Facebook. Tener amigos, conocidos, gente que ni recuerdas quiénes son, otros que tienen que ver con el trabajo, otros con tus aficiones… Estar en Twitter. Seguir a gente que no conoces y otra que sí. Intentar estar al día con los temas que te interesan. Leer artículos que los demás cuelgan, algunos que tienen que ver con tus aficiones o intereses y otros que simplemente acabas abriendo por curiosidad al ver que alguien lo recomendaba, pero que si no fuera así, no habrías leído jamás.
Estar en LinkedIn… Google Plus… Hacer videoconferencias con gente de aquí y de allí. Comprobar el mail, intentar contestar los que te envían… enviar tu otros sobre temas que tendrás que estar encima. Tener Whatsup y varios grupos a la vez: uno con la familia, otro con los amigos de aquí, otro con los amigos de allí, otro con madres, otro con aquellos que hace tiempo no ves, otro con los que deseas organizar un encuentro… Silencias el móvil, cansada de que no pare de sonar.
Aparte de toda la conexión que tienes con la red, con el móvil,… intentas no perder el contacto de tú a tú, y también haces llamadas, y quedas con gente… Intentas estar conectada en la vida 2.0 sin dejar de estarlo en la vida 1.0, la que se palpa.
Y va pasando el tiempo y te preguntas si tanta conexión, tanto ir hacia fuera, te podría hacer alejar de ti. Y sabes que la respuesta es sí. Que nos conectamos muchísimo hacia fuera pero muy poco hacia adentro. Y nos perdemos, cada día un poco.
Estar en todo es imposible e incluso, diría, nocivo. Querer estar en todo nos descentra porque en el fondo, lo que nos pasa es que aparece nuestro miedo de perdernos algo interesante. No haber leído ese comentario, no haber podido estar al caso de aquel artículo, no haber participado de aquella conversación, no haberte enterado de aquello o de lo otro…
Hace tiempo que pienso que estamos demasiado conectados, yo la primera. Y hace tiempo que intento poner mucha conciencia en todo esto, aunque hay días que confieso que no tengo éxito en mi propósito. En la crianza de los hijos y no sólo eso, sino en la vida en general, es importante estar conectados, pero conectados al presente, conectados a ellos y a nosotros. Es obvio que las redes virtuales y reales son muy importantes para criar con la sensación de tener tribu detrás… pero que esto no nos haga perder el norte! ¿Cuántos no hemos estado por nuestro hijo con el móvil en la mano, respondiendo mensajes, haciendo mil y una cosas a la vez…?
Internet, el móvil, las redes sociales… son una herramienta. No la vida, y a veces, no lo parece. En casa fue él quien hizo darme cuenta de lo conectada que estaba, e instauró los espacios y los días libres de móvil. Son sagrados y el teléfono no se toca, y el ordenador tampoco.
Y me ha ido bien para tomar distancia y ver que conectarme tanto fuera me alejaba de mí y eso, no me gusta. Encontrar el equilibrio no es fácil, y todo es tan nuevo, que en el fondo, todos somos un poco aprendices de esta nueva era. Y quizá por eso escribo tan a menudo en el blog… porque la escritura me acerca a mí y me hace reconectar.
Seguiré buscando el equilibrio para no desconectarme de tanto empacho de conexión… Y a ti… ¿también te pasa?
7 respuestas
Me pasa y mucho , asustado ando a veces de la dependencia que tengo de estas cosas y como tu bien dices no hago más que buscar la manera de coger espacio….
De momento, lo llevo bastante equilibrado (espero poder mantenerlo así por el bien de mi salud mental). Me conecto cuando estoy sin mi familia, momentos robados al trabajo o al sueño. Pero mientras estoy con mis hijas puedo contestar algún whats privado pero nada de redes sociales. Y los findes, muy raramente conecto.
Espero no engancharme más y seguir sobrellevándolo igual. Besos!
Tots els que en movem per la blogosfera patim el mateix mal, crec (siguem o no conscients). Jo també vaig intentant trobar l’equilibri.
Yo también intento conectarme menos pero no siempre lo consigo. Los pocos ratos que tengo los dedico a eso y no a mí, aunque últimamente es algo que me he planteado mucho y si me dedico por ejemplo a la lectura, algo que me gusta mucho y había dejado un poco de lado.
Otro punto es el de conectarnos mientras estamos con los peques, quitándoles tiempo a ellos, y eso si que intento no hacerlo a no ser que no tenga más remedio que mirar algo urgente.
Muy buena reflexión.
Un abrazo
Y tanto que es difícil, al menos para mi. Por un lado porque he llegado a tener cierto «enganche» y por otro porque parece que si no estás ahí la gente te reclama la presencia, se queja… Complicado. Y a mi lo que más me asusta es imaginarme el futuro de mi hija al respecto. Porque nosotros empezamos con el móvil después de la adolescencia, era algo exclusivo de algunos, internet comenzaba, facebook no existía… Pero nuestros hijos nacen en un contexto digital completamente diferente, casi «nacen conectados.» Y yo no quisiera que mi hija esté enganchada al móvil, portátil, ipad… Me parece todo un reto el tema de la educación digital, si a mi misma ya me supone un reto. Por si te gusta, aquí «un chiste» al respecto que justo ponía hoy en facebook:
https://www.facebook.com/photo.php?fbid=333551080087390&set=a.279812422127923.59094.270984066344092&type=1&theater¬if_t=like
Un abrazo
|Me pasa cada día menos, por fortuna. Creo que tuve una época súper preocupada por la conexión y cumplió su objetivo. Para mi era necesario en ese momento. Ahora, creo que lo tengo bien controlado. No necesito estar a toda hora pegada y lo que es más importante, cuando estoy con mi hija, simplemente soy y estoy con ella. Nada más. Un beso. Muy pertinente esta reflexión!!
Escrius molt be, m’ha encantat i es que es això lo que em pasa. No puc surtir de la red, ho he intentad mil vegades, no entrar al facebook, però, començo a compartir fotos desde el movil del meu fill o meves fen cualsevol cosa. M’encante llegir i paso molt temps fent res en comtes de llegir…es un problema que d’intentar canviar…. soc conscient pero no se fer-ho. El meu nen te 2 anys i si que fai moltes coses amb ell, pero, es entrar a casa i seure a l’ordinador… 🙁 No m’agrado.