Si eres una persona complaciente que intenta que todo el mundo esté bien en todo momento, puede que lo pases muy mal a la hora de establecer límites. Porque poner límites significa muchas veces no complacerle, Porque lo que quiere no puede ser. ¿Qué hacer para que no te cueste tanto este tema?. Empezar por ti. Por conectar con tus límites, por respetarlos y sentirte merecedor/a de ellos. Darte cuenta que complacer a todo el mundo te desconecta de ti y tus necesidades. Esto te va a dar seguridad y anclaje, dos cosas muy importantes a la hora de establecer límites a los hijos. Aprovecha la dificultad con los límites para crecer y amarte más y mejor.
Las personas complacientes lo pasan muy mal en la crianza de los hijos porque a ellos no les pueden complacer todo el rato. Tienen dificultades a la hora de establecer los límites porque suelen llevar mal el conflicto. Cuando el hijo/a se enfada, lo llevan mal porque han luchado toda la vida para intentar que nadie se enfadara…y los hijos se enfadan y es normal. Y nuestro deber es decir que no a lo que quieren, muchas veces porque eso no es ni bueno, ni seguro para ellos.
Pero ¿cómo cambiar eso? Yendo a la raíz, yendo hacia adentro. Trabajando la autoestima, la autoescucha, para cada vez, sentirnos más merecedoras de tener nuestros propios límites y de respetar nuestras necesidades. Luego, todo seguro, será un poco más fácil.
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