Esta mañana iba yo como pollo sin cabeza, haciendo recados y gestionando mil cosas y pensaba “tu vida zen se ha ido a tomar viento, nena”. Y sí. Ahí podía hacer dos cosas (o más, pero dos las he visto clarísimas):
quejarme y cagarme en tó o aceptar lo que ES.
- Aceptar que ahora el ritmo es este.
- Aceptar que mis rutinas ahora son inviables con Mr.M convalesciente, 2 niñas y una perra.
- Aceptar que está bien así y que ahora lo más zen es no sentirme mal, reírme un poco de cuando voy como pollo sin cabeza y ponerle perspectiva y distancia.
- Respirar y palante
Y luego la vida, si no te pones de culo, va y te sorprende. Y te llega una ollita de lentejas que os ha hecho la bisabuela, y tus cuñadas y hermanos cuidan unas horas de tus hijas para que puedas recuperarte de tanto ajetreo…
Al final se trata de eso: de sostenerse una misma a ratos y también dejarse sostener de otros. De sostener a nuestros hijos e hijas y a la vez enseñarles las herramientas que les permitirán sostenerse a ellos mismos y encontrar el equilibrio sin dependencia de nadie.
Maravillosos aprendizajes si andamos por la vida con los ojos y el corazón bien abiertos
Ojalá resuene
¿Identificada con lo de pollo sin cabeza?
Artículo publicado en Instagram y Facebook el 12 de Noviembre de 2020