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Hasta el 6 de enero
crecer

Crecer y volverse pequeño

Te estás haciendo mayor. Estás creciendo tan rápido, que a veces tengo la sensación de que el tiempo me da una bofetada y me hace dar cuenta de lo importante que es aprovecharlo.

Todo va muy deprisa y tu crecimiento, también. No doy abasto a apuntar las cosas nuevas que aprendes o que dices, y muchas quedan suspendidas en el aire mientras yo intento recordarlas para siempre a pesar de saber que muchas se me escapan y sólo algún día, de aquí muchos años, le diré a tu padre: «ahora me he acordado de aquel día que hizo aquello o que dijo lo otro…».

Tú también te estás dando cuenta de que eres un poco mayor cada día.

Sabes que ya no eres un bebé y te reconoces niña. Lo sabes y me lo dices:«mamá, es que yo ya soy mayor» o «mamá, ¿has visto qué grande me estoy haciendo?» mientras intentas ponerte de puntillas, cuando de hecho, ya no es necesario porque tienes toda la razón, estás creciendo mucho y veo a cada instante que ya no eres aquel bebé que llevaba encima día y noche.

Y no creas que siento nostalgia o que me sabe mal que ya no seas aquella niña pequeña a quien apetecía morder dulcemente las mejillas. No es eso, en absoluto.

Siento orgullo de pertenecer a este momento, un momento que me regala estar a tu lado y ver la vida desplegarse.

Celebro cada instante en que te veo extender las alas y volar cada día un poco más allá y más alto. Ser madre es un privilegio: verte florecer es un privilegio que no me cansaré nunca de agradecer a la vida.

Al mismo tiempo que estás contenta de ver cómo te haces mayor, hay ratos que no lo ves muy claro.

De repente te pones a gatear y dices que eres un bebé y que sólo sabes decir «ueueueeee». Quieres que te coja en brazos como lo hacía cuando sólo pesabas cuatro kilos (en horizontal) y nos preguntas como eras tú de pequeña, qué hacías, qué te gustaba…

Tengo la sensación de que sabes los pasos de gigante que estás dando ahora que rondas los tres años y que necesitas coger carrerilla. Necesitas volver, a ratos, a los brazos de mamá o de papá para coger fuerzas, para acabarte de llenar y sentirte muy segura de que sí, de que eres capaz de seguir creciendo y «separarte».

En este ir y venir de niña pequeña a mayor y viceversa, a veces hay momentos en que parece que ya quieras ir a la universidad y otros que pides que te ayudemos a vestirte (cuando tú desde los dos años lo has hecho siempre sola).

En este ir y venir, debemos tener muy presente, los que estamos contigo, que eso es normal, que es sano que te vayas y que cuando lo necesites, vuelvas corriendo a los brazos de tus padres para llenarte de más seguridad, para saber que estamos.

Es cierto que ha habido momentos que he tenido la tentación de decirte «hombre, tú ya sabes vestirte sola»«¿ahora quieres que te de yo de comer?» porque a veces me sorprende.

Pero no va por ahí la cosa, ¿verdad? Claro que sabes perfectamente vestirte o comer sola… la cuestión es que a veces no quieres hacerlo porque necesitas sentirte aún pequeña, sentir que aún te damos la comida nosotros, que todavía te decimos «ven, que te pondré el pijama». Sentir que estamos disponibles todavía para ti.

Porque hacerse mayor a veces asusta.

Te entiendo, Laia, porque recuerdo muy bien yo también haber pasado por esta etapa. Y no creas… ha habido veces que incluso de adulta, he tenido la necesidad de volver a los brazos de mi madre y decirle «por favor, cuídame…» porque sentía que yo sola no tenía fuerzas.

Porque saber que hay quien te permite volver a ser pequeña, regredirte como un pollito… es reparador.

Sentir que hay un lugar donde retornar y enseñar las partes más débiles, aquellos rincones más escondidos, tanto si son pereza, como si son miedo, o nostalgia, o necesidad de instalar algo más de confianza…

Es bueno que los niñ@s hagáis este ir y venir. Es bueno que en el camino que os lleva a haceros mayores sepáis que podéis volveros pequeños cuando lo necesitéis porque los padres entendemos esta necesidad de cargar pilas en la fuente. Y no os juzguemos. Y os acojamos para que podáis empaparos bien de nuestra confianza en vosotros, de nuestro amor, de nuestra certeza de que sois grandes personas…

Quiero que sepas que puedes hacerte pequeña siempre que quieras. Y que puedes hacerte mayor también, porque no tengo ningún miedo de que emprendas el vuelo. Yo estaré siempre aquí: amándote.



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Míriam Tirado

Consultora de crianza consciente y periodista especializada en maternidad, paternidad y crianza. Me dedico a ayudar a madres y padres a conectar con sus hijos/as.

13 respuestas

  1. Que bonic, Míriam. Quina sort que te la Laia de tenir-te com a mare!!!!!
    Nosaltres a casa també tenim aquests anar i venirs sobretot amb la Laia que ara te quatre anys però també amb l’Oriol que ja en te sis. I jo reconec que no em costa ajudar-la a que es vesteixi o a que menji però la meva parella és posa negre….no pot suportar que es comportin com a nens més petits del que en realitat són. En fi, sempre és agradable saber que el que et passa no només et passa a tu.
    Petons, Anna

    1. Anna,

      és normal que el teu home es posi negre perquè han estat molts anys de menjar-nos el coco dient-nos que els nens petits prenen el pèl als pares, i que ho fan des que neixen! Per això ens fa tanta por tornar-los a péixer o tornar-los a vestir… No fos cas que ens estiguessin prenent el pèl!

      Però si els respectem el que necessiten, si els ho donem sense jutjar-los ni ridiculitzar-los… veurem que la cosa no va gens per aquí.

      Una abraçada.

  2. Hola miriam. Estic començant a llegir el teu Blog, aixi que ja aniras veien els meus comentaris 😉
    La martina fara 3 anys al gener i tambe te aquestes anades i tornades molt sovint. Fins i tots em diu «mamá vull tetitas» i em fa petons als pits. Pero he de dir que jo si que sento nostalgia de quan nomes tenia mesos i que soc la primera que s’espanta de veure com está de gran i de independent, encara que tambe disfruto molt del moment i l’etapa que estem vivint. Pero es per aixo que aquestes ‘tornades’ de la martina ens serveixen a les dues i no se qui les disfruta mes!!

    1. Hola, Encari!
      Doncs disfruteu-ne les dues i ompliu-vos-en, perquè passa molt ràpid i aviat aquestes «tornades» a fer de «bebè» aniran espaiant-se… És llei de vida, es fan grans! I això és bo… molt bo!
      Una abraçada

  3. Hola Miriam, otra vez llorando yo como niña pequeña y tomando conciencia de más cosas, de como yo misma necesito ser pequeñ , de como necesito ese calor de mi mamá , de como cuando mi hija haga eso estaré ay para ella … No sé cómo as aparecido en mi vida , ya no recuerdo… pero doy gracias de que estás !!! Te doy gracias por qué compartes tus experiencias con nosotras .. Ahora mismo iré y abrasare a mi madre y le diré lo mucho que la quiero .. Gracias Miriam

  4. Es-pec-ta-cu-lar. De lo mejor que he leído en mucho tiempo respecto a crianza. Felicidades por tan atinada, dulce y humana escritura. Es una preciosa reflexión, plenamente compartida y emocionadamente leída. Ha caído en mis manos gracias a mi pareja, madre de mis hijos y por quien más querido me siento. Esta publicación es un regalo, como lo es ella y lo es mi familia. Espero, al incorporar este texto a mi bagaje como padre, lograr ser un poquito mejor para ellos. Lo merecen.

  5. Hola Miriam, me ha pasado, claro que me ha pasado….y aún diciendo que ya estás grande y lo puedes hacer sólo he terminado por ayudarle….pero como saber cuántas veces es necesario?….porque cuando lo hice la primera vez, hubo una segunda, tercera, cuarta……y así sucesivamente….espero con ansias tus recomendaciones…..son dos peques de 3 y 5 años.
    Saludos desde Perú.

    1. ¿Qué es lo que te da miedo? ¿Que se aprovechen de ti? Yo creo en la intuición de madre… cuando estamos conectadas SABEMOS, SENTIMOS si esa demanda es real o si están intentando escaquearse de hacer tal o cual cosa. Si esa demanda esconde algo más profundo o no… Confía en ellos y confía en ti y te será más fácil VER. Un abrazo.

  6. Me he emocionado con tus palabras llenas de amor, quiero ser como tú! Jejeje
    Tengo una niña de 7 meses que también se llama Laia y es el mejor regalo que me ha hecho la vida, un tengo cada día llevar la teoría a la práctica, criar desde el respeto,el sentido común y el amor sin reservas siguiendo el instinto,que nunca falla..gracias por alumbrar un poco el camino!

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